carta al director
Espirales taurinas de Colombinas
Este año superamos con todos los honores la carteleria taurina de Colombinas de años anteriores, dado el precedente de otros años en los que imperó la notable gestión organizativa de los empresarios de Huelva. Dicho esto pensamos que no faltarán aficionados incrédulos y aguafiestas de esos que anticipan por sistema todos los males del mundo cuando no son llamados al banquete de los creyentes.
Saber valorar cada cosa y darle su justo valor es una virtud que no estaría de más aplicarnos cuando se trata de defender las cosas de nuestra tierra, ya que para arremeter contra lo que tenemos en casa hay sobrados personajes de allí y de aquí, que de forma aviesa se encargan de desacreditarnos. Este año se arreglaron a grandes toreros que harán el paseíllo con todos los deseos de reverdecer antiguos éxitos en el recoleto coso taurino de la Merced, cada año con más madurez crítica en los tendidos, dada la categoría alcanzada en años anteriores pronunciados con muy merecidos elogios a nuestra fiesta por primerísimas figuras de la tauromaquia que rechazaron otras plazas importantes por venir a nuestra amada Huelva.
Ellos son, sin detenernos en carteles parciales: Morante de la Puebla, Miguel Angel Perera y Alejandro Talavante; Julian Lopez El Juli y Jose María Manzanares; Pablo Hermoso de Mendoza, Diego Ventura y Andrés Romero; y los chavales nuevas promesas: David de Miranda, Juan Ramón Jiménez y Alejandro Conquero. Ganaderías afamadísimas: Rosaleda, Jandilla, Nuñez del Cubillo, Luis Terrón. Suerte maestros.
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Personalmente conocemos a más de tres que sólo están conformes si se anuncian ganaderías de las llamadas 'toristas', y se ajustan ternas de respetables diestros que dominan el recurso del macheteo por la cara, matándolo después con gran herocidad a espadazos en el mismisimo número del nacimiento. Después, estos aficionados dirán: ha estao hecho un tío, vio usted lo que tragó en aquellos parones; toreros como éste son los que tienen que venir a La Merced, que ya estamos jarto de inteligentes y de niños sabios. Una sola objeción, por taquilla se pasa de buen grado y sin mortificación alguna; quien suscribe, cuando no son las cosas de interés, se queda en casa jugando al tute. Pensamos que nada de esto gusta al público onubense, que sólo desea ver a las grandes figuras de siempre, aunque tengamos que escuchar frases de algunos intransigentes que, después de pedir la oreja cuatro o cinco veces, claman inflexibles que ese torito lo mata cualquiera, porque era pa ponerle el culo.
Otro cantar es la crítica sosegada y necesaria en caso de que quieran darnos gato por liebre, pero siempre que se conozca con seguridad que los encierros son de tres al cuarto, las ternas contratadas hayan exigidos toros a su medida, y después se vayan al hotel sin sudar las taleguillas. Este no es el caso de Huelva. Tiempo habrá para pedir responsabilidades una vez arrastrado el último toro de Colombinas. Si así fuera nos sumaríamos a la protesta, aunque esta situación aludida anteriormente la preferimos antes de que salga por los chiqueros un miureño pidiendo caballos y los derribe sin llevarse un refilonazo, se quede entero por su mansedumbre y haya que matarlo atrincherao en las tablas del 15; también puede salir otro burel simétrico, enmorrillao y esbelto, que se pare afixiado y posando para los pintores delante de la muleta. Ser flexibles no quiere decir que seamos unos palurdos tontos.
Que se sepa de una vez para siempre que los regalitos de trofeos achacados a la presidencia de la corrida son peticiones exigidas con bronca incluida por los espectadores, así que a comportarnos toca, y medir nuestra exultante alegría, porque también siendo moderados y serios se le rinde respeto y honores a la fiesta; cuando el Usía se pase por desconocimiento o por precipitación, entonces a largar lo que se quiera y a darle aire fresco a la singüeso.
Eduardo Rojas Rivera.