El viaje que forjó al genio: la ruta del Cervantes recaudador por la provincia de Huelva

Mucho antes de ser el autor universal que hoy conocemos, Cervantes fue un enviado real. Una nueva investigación revela su itinerario por Huelva y cómo esta experiencia le permitió conocer de primera mano a los personajes que luego poblarían las páginas de 'El Quijote'

Cervantes ya se encuentra entre los palmerinos

Miguel de Cervantes, infante de Marina

Uno de los documentos hallados por Bartolomé Miranda donde se cita a Miguel de Cervantes B. miranda
H. Corpa

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Mucho antes de que los molinos de viento se convirtieran en gigantes en la imaginación de un hidalgo, su creador, Miguel de Cervantes, recorría los polvorientos caminos de Andalucía en una misión mucho más terrenal. Entre julio y agosto de 1593, el futuro autor universal ejerció como comisario real de abastos, un trabajo que lo llevó a negociar, pueblo por pueblo, la requisa de trigo para la Corona. Un viaje de trabajo que, gracias a la investigación histórica, hoy podemos trazar con precisión por las tierras del Aljarafe sevillano y el actual Condado de Huelva.

El historiador Bartolomé Miranda ha sido clave en esta reconstrucción. Sus hallazgos, que ya adelantó el periodista Alfredo Valenzuela para la Agencia EFE, son el resultado de una búsqueda sistemática en los archivos de 43 pueblos de la zona. «Mi interés era decir: basta de pueblos, voy a coger todos los del Aljarafe, del Campo de Tejada y el Condado de Niebla y voy a hacer una búsqueda sistemática», explica a huelva24. Este método le ha permitido unir las piezas de un puzzle que otros investigadores locales llevaban más de un siglo intentando completar.

Gracias a este trabajo hoy sabemos que la misión de Cervantes comenzó el 7 de julio de 1593. Su itinerario documentado lo llevó desde Sevilla hasta Sanlúcar la Mayor (entonces Sanlúcar de Alpechín) el 19 de julio. Desde allí se adentró en la actual provincia de Huelva, llegando a Paterna del Campo el día 22, a Villalba del Alcor el 24 y a La Palma del Condado –por entonces La Palma del Veinticuatro– justo al día siguiente, el 25 de julio. Continuó su ruta hacia Niebla, donde está datada su presencia el día 27, y prosiguió hasta Bonares y Lucena del Puerto (entonces Lucenilla) el 28 de julio. A partir de ahí, la ruta se vuelve más interpretativa, aunque lógica. Se cree que Cervantes continuó por Rociana y Bollullos Par del Condado, donde un documento posterior confirma de forma indirecta su paso, aunque sin fecha exacta. El recorrido lógico lo habría llevado después por Almonte e Hinojos para llegar a Aznalcázar (Sevilla) el 1 de agosto, estando confirmada su presencia de nuevo el 2 de agosto en Huelva y el día 3 en Castilleja del Campo y Pilas.

El itinerario seguido por Miguel de Cervantes por tierras sevillanas y onubenses B. miranda

Miranda matiza una cuestión importante: en este viaje, Cervantes no actuaba como un recaudador de impuestos al uso, sino como comisario real de abastos. Su tarea consistía en negociar con los concejos una aportación extraordinaria de grano. Este matiz es crucial, pues al tratar con el ayuntamiento y no directamente con los vecinos, su imagen pública probablemente se vio suavizada y no generó tanta antipatía entre los vecinos allá por donde pasó.

Aunque su misión era puramente administrativa, es imposible que un observador como Cervantes no se empapara del paisaje humano que encontró. De hecho, esta experiencia fue fundamental para forjar el universo de sus obras. Andalucía, como afirma Miranda, es con diferencia la región que mejor conoce Cervantes, y fue aquí donde encontró la materia prima para sus personajes. Y es que su trabajo le obligaba a sumergirse en la vida real de la gente. Tenía que tratar con los carreteros para llevar el trigo, negociar con los molineros para convertirlo en harina y volver a coordinarse con los trajineros para transportar la mercancía al puerto. Este tejer y destejer de relaciones humanas le sumergió en un microcosmos de pícaros, funcionarios, campesinos y artesanos; y si bien La Mancha le proporcionó el escenario y el horizonte de El Quijote, fueron estos viajes andaluces los que poblaron su imaginación con los personajes, los diálogos y las situaciones que dan vida a su obra. El bullicio de las ventas, las disputas por los precios o las excusas de los deudores son el material vivo con el que pudo construir su inmortal universo literario.

Retrato del escritor h24

Sin embargo, no hay pruebas documentales a las que agarrarnos para saber si estableció relaciones personales profundas en sus viajes. La dedicatoria del Quijote al Marqués de Gibraleón, por ejemplo, ha alimentado especulaciones sobre un posible encuentro en esta localidad, pero, como admite el historiador, no pasan de ser hipótesis más o menos sugerentes.

Más allá del anecdotario, la certeza del paso de Cervantes abre una oportunidad cultural para la comarca. Como subraya Bartolomé Miranda, no se trata tanto de atraer un «turismo de masas», que considera poco realista para estos municipios, sino de algo más profundo: fortalecer la identidad local y regional. En colaboración con el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), se ha planteado la creación de una ruta cultural que sirva como nexo entre los pueblos. El objetivo es combatir el «hiperlocalismo» y fomentar un «tráfico interno cultural», animando a que la gente salga de sus municipios y asuma que comparte con otros pueblos de la zona un legado común, ya sea de Bollullos, de Almonte, de Paterna o de Villalba del Alcor. Cervantes se convertiría así en un recurso cultural de primer orden –considera Miranda–, un hilo conductor que permitiría a los vecinos redescubrir y valorar su historia compartida, una historia por la que, hace más de 400 años, transitó el mayor genio de las letras españolas.

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