Rocío > Presentación de Hermandades
Fe, arena y sudor ante la Reina de las Marismas
15.40 h. Las filiales se postraron ante su madre, la Virgen del Rocío, en una continua explosión de sentimientos a las puertas del santuario, donde la Hermandad Matriz ejerció de anfitriona para recibir a rocieros que llegados desde tantos puntos transportaron las esencias de sus caminos a la aldea. Se vivieron momentos de mucha alegría y emoción con filiales como las de Huelva, La Palma, Moguer y San Juan.

Todos los caminos recorridos con la fe como motor llegan estos días al Rocío y con ellos la arena de diversos lugares adheridas a las pieles de las gentes que a cada paso han vivido la experiencia única de sentirse rociero, con sus tradiciones y sentimientos particulares, que ha derramado el sudor por el esfuerzo, que ha derrochado sonrisas por la alegría y algunas lágrimas por la emoción.
La romería del Rocío 2014 celebra hoy uno de sus actos más multitudinarios con la presentación de hermandades, en la que la Hermandad Matriz de Almonte fue dando la bienvenida a sus filiales, que rindieron pleitesía un año más a la Reina de las Marismas, que desde el fondo de su santuario presidió la exposición de una cadena de sentimientos que cargaban los simpecados como símbolo de la devoción de su gente. Cada hermandad en su turno se puso frente a frente a la Virgen para llevarle en miradas, oraciones y vivas todo el amor que sienten hacia su madre.

Como en tantas ocasiones el sol se extendía desde lo alto sobre la explanada que se extiende a los pies del santuario encalado de la Virgen del Rocío, que ante sus puertas abiertas concentraba a los representantes de la Hermandad Matriz de Almonte, con su presidente, Juan Ignacio Reales al frente, así como autoridades de los diferentes ámbitos, todos al cobijo de la sombra de la gran concha que adorna la entrada.
Un gran número de fieles se repartían en torno a las vallas colocadas para flanquear el paso de las filiales rocieras. Sobre las 14.35 horas se acercaba la Hermandad de Huelva, la novena en antigüedad, feliz por celebrar el 75 aniversario de su simpecado, que reluciente y esplendoroso, tan bien arropado por su gente, recorría los últimos metros antes de encontrarse con la Reina de las Marismas.
Imponiendo la alegría natural de su gente, exhibiendo su devoción, los peregrinos de Huelva avanzaban por la calle Moguer con la junta directiva a pie, con el presidente Juan Ferrer caminando junto con el hermano mayor, José María Ruiz, y el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez. Poco después la carreta del simpecado subía con brío la pequeña rampa situada a los pies del santuario para clavarse ante la patrona de Almonte. Su hermoso exorno floral, con destacados tonos rosados, se asomaba por entre los arcos plateados, y las seis columnas de la estructura, donde se destacaban las uvas y espigas y se agarraban para bailar con el viento las cintas con los colores de Huelva, Andalucía y España. En este encuentro siempre especial el simpecado exponía con humildad y cariño las peticiones, oraciones y plegarias que la gente de Huelva había depositado para la Virgen sobre él en su salida el pasado jueves. La marcha real sonó solemne y le siguió el rezo en voz alta de la salve, y a ésta la ristra de vivas lanzados con fuerza por el hermano mayor, José María Ruiz, las palmas al compás cantando “Rocío, Rocío” y “Huelva, Huelva”, transmitiendo la energía de un instante muy esperado.
Tocaban las campanas con intensidad y los peregrinos entonaban sevillanas, que también sonaban a su estela en los carros tradicionales que durante varios minutos fueron llenando de colorida y alegría las calles que rodeaban el santuario. A las 15.02 horas pasó el último carro de Huelva para dejar paso a su ahijada, la Hermandad de San Juan del Puerto, que alcanza en 2014 los 101 años de existencia cargada de entusiasmo e ilusión por llegar repleta de fervor ante la Virgen de Rocío. La carreta de plata de la hermandad, donde destacaba la paloma de su interior y la representación del patrón, San Juan Bautista, avanzaba rodeada por sus romeros, que con un buen ambiente celebraban sus momentos de protagonismo ante la Hermandad Matriz y la Señora de las Marismas. Con ellos iba el alcalde, Juan Carlos Duarte, visiblemente contento con la puesta en acción de la gente de su pueblo.

Los pasos de San Juan los recogió Rociana del Condado, la undécima hermandad en antigüedad y poco después en el puesto 14, Trigueros, en el 19 y 20 Hinojos y Bonares y en los 22,23 y 24, Bollullos del Condado, Valverde del Camino y Gibraleón. Lucena del Puerto ocupó el puesto 27, Punta Umbría el 34 y Emigrantes el 38.
Antes de todas ellas desfilaron dos de las filiales con más peso y prestancia en el Rocío, La Palma y Moguer, tercera y cuarta en el registro histórico de hermandades rocieras. Sobre las 12.38 horas La Palma acudió a la cita con su ‘palio de las arenas’ avanzando con su caminar característico hasta que sus bueyes se arrodillaron ante la Hermandad Matriz y la Virgen del Rocío. Sus hermanos rezaron en paz, acordándose la pérdida sufrida este año, se agitaron con los vivas, y con las campanas fueron retirándose para dejar su lugar a Moguer, que tras recorrer el camino que lleva su nombre y su calle se presentó con su simpecado.
Entre sus seis columnas de alpaca con la iglesia de Santa María de la Granada representada en su interior, el simpecado, con flores en sus cordones, se lucía. También sus bueyes se postraron ante la Blanca Paloma, dejando ver más las cintas que iban desde sus cabezas a lo alto de las columnas. Se trata de un año especial para Moguer por el centenario de la publicación de la obra del nobel Juan Ramón Jiménez ‘Platero y yo’, cuyo capítulo dedicado al Rocío ya fue colocado en un retablo cerámico en la fachada de la casa hermandad en la aldea con motivo de su peregrinación anual.
Después otra de las filiales destacadas fue Triana, la más numerosa de las que peregrinan desde Sevilla, que tal como llegó a la aldea se adentró en las calles más céntricas para presentarse ante la patrona de Almonte. Elevando varas y sombreros sus cantarines romeros repitieron una y otra vez su “Triana, Triana”.