DE BARES Y RESTAURANTES
'Estás en la luna', el bar del barrio
Hay en Fuentepiña una espaciosa plaza rodeada de espigados edificios que responde al inmobiliario nombre de Parque de la Luz, aunque en el barrio es conocida como plaza del Pijotito, debido a una suerte de escultura que en tiempos hubo por allí.
Eso me cuentan al menos mis contertulios, mientras sentado en un velador de aluminio donde las cervezas pronto se ven acompañadas por esas tapas de toda la vida que guardamos en la memoria y probablemente adjuntas a buenos recuerdos, son esas preparaciones que si han sobrevivido generación tras generación, por algo será.
A la bulliciosa y animada plaza se asoman varios bares. A ella se van acercando con la fresca los vecinos. Es lugar para echar la tarde y de paso picar algo o darle de cenar a los niños mientras los padres y los abuelos charlan al fresco. Un ambiente apacible y sereno, muy familiar, al que dan vida de vez en vez alguna risotada, la carrera de un chaval o la ineludible orden del cómete el lomito y luego sigues jugando. Porque de eso trata la lista de tapas, escrita con tiza en una pizarra a un lado y al otro una similar en la que se van apuntando aquellos que van llegando, porque si 'Estás en la Luna' deberás esperar. Ayer era lunes, veníamos del solitario centro de Huelva y en la plaza de Fuentepiña había que hacer turno, con una cerveza en una mano y la contemplación de la versión más amable del día, olvidado ya el calor y la jornada laboral, los agobios de la hipoteca y la incertidumbre de estos meses tan absurdos que nos ha tocado vivir. Estás en la Luna y allí la gente sonríe bajo un murmullo inagotable. El barrio conversa, habla de esto o de aquello, a su manera filosofa y da sentido a eso que solemos llamar vida social.
De la carta de tapas sorprenden los precios, es de suponer que ajustados a la renta media del barrio, tal como el menú sigue del mismo modo los gustos culinarios del vecindario. Todo la mar de normal, pero será menester destacar al menos un ritual del Estás en la Luna, las gambas. Perfectamente cocidas y al momento, que es lo más curioso y lo que más se agradece. Hay un señor dedicado a ello en exclusividad, y el resultado no puede ser mejor, unas gambas mucho más que correctas, blancas y en su punto de sazón, recién enfriadas en agua con hielo, que te llegan en un plato, las miras, vuelves a ver el precio en la pizarra y no te lo crees. Cuatro pavos. Si tenéis paciencia y no os importa esperar un rato, no demasiado en realidad, a que se quede una mesa libre, iros a la plaza del Pijotito, en Fuentepiña y que os apunten el nombre en la pizarra. Después os dejáis mecer por el rumor alegre de las voces que se van sumando de mesa en mesa y no esperéis más estrellas que las que lucen en el cielo, en el círculo que dejan libre los bloques de viviendas, luego disponeos a cenar y a encontraros nuevamente con todas esas humildes delicias que por mucho que prolifere por ahí tanto masterchef, nunca has dejado de recordar y disfrutar. El inmenso placer de las cosas corrientes.
Estás en la luna
Bar de tapas. Plaza Parque de la Luz (Fuentepiña).
Sala minúscula pero amplísima terraza. Precios bajos y la mejor relación calidad/precio que se pueda uno imaginar. Limpio y servicio eficiente la mar de agradable.
