Funeral
La Palma despide con dolor a la pequeña Miriam
13.51 h. El pueblo palmerino llora la muerte de Miriam en su segundo día de luto y respalda a la familia en el funeral. El párraco subraya durante su sentida homilía que 'el ser humano es capaz, en determinados momentos, de todo lo bueno y todo lo malo”. El obispo de Huelva, José Vilaplana, hizo llegar sus condolencias por el brutal asesinato. El alcalde, Juan Carlos Lagares, estuvo al frente del equipo de Gobierno y de resto de miembros de la Corporación Municipal.

Profundo dolor en la mañana del sábado, una mañana triste y fría que hizo enmudecer al pueblo a la llegada del cuerpo de la pequeña Miriam a la iglesia parroquial de San Juan Bautista. Tras el coche fúnebre iba la familia: una joven madre, Gema María Cuerda, rota por el dolor; la abuela de la niña, Concha Rodríguez, que ha vivido junto a su hija esta dramática historia; Leticia y Francisco Reyes, una familia que llegaba agarrada, unida por el sufrimiento.

El funeral tenía lugar a las diez de la mañana y la iglesia se llenó de amigos, vecinos y numerosas personas que querían manifestar su solidaridad y apoyo a la familia en este duro trance. Minutos antes de la llegada del cuerpo hicieron su entrada el alcalde de La Palma, Juan Carlos Lagares, y el alcalde de Fiñana, Rafael Montes, así como la Corporación Municipal palmerina.
Lágrimas en los ojos y silencio, mucho silencio y respeto hacia la familia. Muchas madres que no entienden el porqué de este horror de arrebatar salvajemente a un hijo, un drama que, por desgracia, ya ha acechado a vecinos de La Palma con anterioridad.
El funeral ha sido concelebrado por el párroco de la localidad, Francisco Martín Sirgo, el vicario y varios sacerdotes palmerinos. Las primeras palabras que se pronunciaron fueron en nombre del obispo de Huelva, José Vilaplana, que presentó sus disculpas por no haber podido asistir como era su deseo por no encontrarse en la Diócesis. Sin embargo, transmitió al párroco que estaría al lado de la familia en este momento de dolor.
Dos coronas acompañaban el féretro: de los ayuntamientos de La Palma y de Fiñana. Resultaba paradójico ver el cuerpo sin vida de la pequeña Miriam, tan cerca del niño Jesús del portal de Belén de la Iglesia, símbolo de vida. El párroco dijo en su homilía que “ante la muerte siempre surge el mismo interrogante; parece mentira que se pueda cometer un atentado de tal magnitud y barbarie como quitar la vida a un inocente, es algo que nos supera. Pero actos así –prosigue- nos hacen reflexionar que el ser humano es capaz, en determinados momentos, de todo lo bueno y todo lo malo”.

La familia atendió en el pésame a todas las personas que acudieron a mostrar su apoyo. Gema y su madre se derrumbaban ante una realidad que resulta inasumible: perder a una niña de 16 meses por la que esta joven estaba luchando día a día. Posteriormente los restos de Miriam recibieron cristiana sepultura en el Cementerio Municipal Nuestra Señora de la Soledad de La Palma.
El féretro había llegado al tanatorio en torno a la una de la madrugada de este sábado. El coche fúnebre fue escoltado por un vehículo de la Diputación Provincial de Almería donde iban la madre y la abuela, procedentes de la casa de acogida en la que han permanecido estos días. Allí fueron recibidas por su entorno más cercano: vecinos y familiares. El alcalde también acudió al tanatorio para mostrar su pésame y el de todo el pueblo de La Palma.