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El runrún: Fermín, de estrella culé a palanca de Laporta

Sentirse un activo prescindible en el club que ama, justo después de haberse consolidado, debe ser un golpe difícil de digerir para el onubense

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El onubense se besa el escudo en un partido con el F.C.Barcelona x

El fútbol tiene estas cosas. Un día eres el héroe local, el chico de El Campillo que cumple el sueño de su vida triunfando en el Camp Nou, y al siguiente te ves convertido en una pieza más del ajedrez financiero de un club con el agua al cuello. Esa es la complicada situación que vive Fermín López, cuya historia de amor con el F.C. Barcelona atraviesa su momento más delicado, justo cuando parecía consolidada.

Hace apenas unas semanas, el 10 de agosto, el onubense era categórico. Tras un gran partido en el Gamper, despejaba cualquier duda sobre su futuro con una frase que sonaba a declaración de principios: «Me quedaré aquí porque el Barça es el club de mis sueños. Podéis estar tranquilos«. La afición, que le ha mostrado su cariño al grito de »¡Fermín, quédate!« a las puertas de la ciudad deportiva, respiraba tranquila. Pero en el fútbol moderno, y más en el Barça de Joan Laporta, la tranquilidad es un bien escaso.

La cruda realidad es que la penosa situación económica del club obliga a tomar decisiones drásticas. Y la venta de Fermín se ha convertido en una opción demasiado tentadora para una directiva que necesita liquidez de forma urgente para poder inscribir a otros futbolistas. El canterano, la perla de la casa, ha pasado a ser una posible palanca económica, una de las más dolorosas.

Sobre la mesa hay una oferta mareante del Chelsea, que al parecer podría alcanzar los 70 millones de euros. Además, el club londinense le ofrece un salario de 15 millones de euros brutos, más del doble de lo que gana actualmente en Can Barça. Aunque el entrenador, Hansi Flick, no quiere ni oír hablar de su marcha, 'la pela és la pela'. Para el jugador, la situación no puede ser más decepcionante. Sentirse un activo prescindible en el club que ama, justo después de haberse consolidado, debe ser un golpe difícil de digerir.

A los problemas financieros se suman rumores sobre un supuesto aislamiento en el vestuario, con roces con otros pesos pesados, lo que podría empujarle a aceptar la oferta inglesa. En los próximos días se resolverá el futuro del campillero, atrapado entre su sueño de niño y la cruda realidad de un club que, para sobrevivir, podría verse obligado a sacrificar a uno de sus hijos predilectos.

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