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El runrún: El relincho que nadie oyó

Decepción en El Burrito Feliz tras el «absoluto fracaso» de su operación para retirar caballos y mulos sueltos junto a las carreteras de la provincia. A pesar de su ofrecimiento a las administraciones, aseguran que ni siquiera les han contestado

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Caballos en libertad junto a una carretera onubense h24

Ver caballos o mulos sueltos cerca de las carreteras de Huelva se ha convertido, por desgracia, en una estampa demasiado habitual. Ante un problema que pone en riesgo tanto la vida de los animales como la de los conductores, la asociación El Burrito Feliz (EBF) de Doñana decidió pasar a la acción. Activaron por segunda vez su 'Operación último relincho', un protocolo de emergencia para ofrecer su ayuda y sus instalaciones a la Junta de Andalucía y retirar a los equinos sin control. La respuesta que han recibido ha sido, simple y llanamente, ninguna, según explica el colectivo en un comunicado. Y no esconden su decepción, calificando la operación como un «absoluto fracaso» no por falta de medios o voluntad por su parte, sino por el silencio administrativo con el que al parecer se han topado. Remitieron –aseguran– una comunicación oficial y registrada a la Delegación de Agricultura y Ganadería ofreciendo su plena colaboración para coordinar un dispositivo con el Seprona y los ayuntamientos. Mientras esperaban una llamada que nunca llegó, su voluntariado preparó a conciencia sus dos centros equinos para acoger a los animales. Pero ni siquiera obtuvieron un acuse de recibo.

Desde EBF no comprenden cómo es posible que las administraciones miren para otro lado mientras los animales –muchos de ellos sin el microchip de identificación obligatorio– continúan vagando libremente. Les resulta especialmente preocupante el caso de un ganadero implicado en un accidente de tráfico con resultado de muerte y en otro con heridos que, pese a las múltiples denuncias y a un contundente informe de la Guardia Civil, sigue manteniendo sus animales sin que nadie actúe.

Pero lo que más parece doler a los voluntarios de El Burrito Feliz es que, mientras multitud de medios de comunicación nacionales y extranjeros se hacen eco de sus actividades y alaban, por ejemplo, la Unidad de Burros-Bombero, en Huelva su ofrecimiento cae en saco roto. La vieja historia de no ser profeta en tu tierra.

Ellos, no obstante, aseguran que su moral sigue muy alta y que continuarán ofreciendo su ayuda para evitar muertes «estúpidas». Lamentan, eso sí, tener que mirar fuera de nuestras fronteras para ver reconocido un trabajo que aquí, donde más se necesita, parece no haber encontrado más que indiferencia.

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