Hallan en Huelva un guiso bien conservado de época tartésica: «Como si hubiera sido cocinado ayer»
Fue identificado en una olla en los restos del puerto tartésico del antiguo edificio de Hacienda y están analizando con precisión qué contenía
«Una vez que tengamos toda la información trasladaré la receta a las administraciones y lo suyo es que se cree la tapa tartésica», dice la arqueóloga Clara Toscano
Los restos del puerto tartésico de Huelva se expondrán en 2026 en la nueva sede de la Junta
Finaliza el traslado de los restos arqueológicos del antiguo edificio de Hacienda
El Puerto custodiará provisionalmente los restos tartésicos de Hacienda, cuyas obras se reactivan en junio

Conocemos el brillo de Tarteso pero no el sabor del recetario completo de una civilización tan fascinante, con Huelva como epicentro en el primer milenio antes de Cristo. Su esplendor tuvo como pilar la actividad minera y metalúrgica, un poder transformador muy apreciado en la antigüedad que se tradujo en un importante desarrollo comercial, económico y social. Prueba de ello son los ajuares sin parangón encontrados en las tumbas de la necrópolis de La Joya, que estos meses se puede recorrer con detalle en una exposición en el Museo de Huelva.
Más complicado parece saber qué bullía en los fogones de las cocinas tartésicas, qué ingredientes se combinaban para alimentar a los ciudadanos de una urbe que recibió a griegos y fenicios. Sin embargo, la vanguardia de la tecnología aplicada a la arqueología casi todo lo puede y ahora mismo está en estudio un guiso hallado en una olla de los tinglados puerto tartésico descubierto en los bajos del antiguo edificio de Hacienda, en unas estructuras de entre los siglos VI y V a. C. junto con 3.000 fragmentos cerámicos de la misma época. Es un espacio que se integrará en la nueva sede del Gobierno Andaluz en Huelva -con 8 millones de inversión- y que está generando mucha expectación. De hecho, se trata de la primera vez que la capital onubense cuente con restos tartésicos musealizados.

«Lo último que se cocinó en esa olla fue un guiso de carne de rumiante (...) con fruta»
Clara Toscano
Arqueóloga de la Universidad de Huelva
El guiso se encontró muy bien conservado, «como si hubiera sido cocinado ayer», explica la arqueóloga Clara Toscano, que revela a Huelva24.com en qué punto está la investigación de este singular descubrimiento. «Lo último que se cocinó en esa olla fue un guiso de carne de rumiante. Ahora se está estudiando cuál exactamente. Estaba acompañado con fruta y se está analizando cuál, pero uva no es», detalla.

El nivel freático, clave para su conservación
Curiosamente, un habitual gran enemigo en toda intervención arqueológica ha sido en este caso un aliado: el nivel freático. Éste marca el límite superior de la zona saturada de agua en el subsuelo y ha jugado un papel esencial para que el guiso tartésico haya mantenido su composición durante al menos dos milenios y medio, dada su relación con las grasas de los alimentos.
«El freático es un gran enemigo para excavar, pero un gran aliado para conservar las grasas cuando haces análisis de lípidos. Las grasas se van descomponiendo conforme pasa el tiempo, tiene una vida útil. Cuando terminas de cocinar un alimento y lo almacenas tiene todas su línea de grasas, de triglicéridos, que es lo que más información tiene, hasta las grasas básicas», comienza diciendo la responsable de la intervención, que añade que, en el caso del antiguo edificio de Hacienda, este guiso tartésico contenía «triglicéridos, como si se hubiera cocinado ayer. Eso lo excavamos en laboratorio y lo mandamos a analizar».



La experta, perteneciente al Grupo Vrbanitas de la Universidad de Huelva, confía en que este hallazgo tenga recorrido y el conocimiento obtenido incida en el día a día gastronómico de Huelva. «Una vez que tengamos toda la información trasladaré la receta a las administraciones y lo suyo es que se cree la tapa tartésica». Apunta que «no sé cómo sabrá», pero confía en el buen hacer de los restauradores onubenses para sacarle partido.
El puerto tartésico, lleno de vida
En este punto, el descubrimiento, que marcará hábitos alimenticios y gustos de la época, también refuerza la interpretación de que el puerto en estos años no era sólo el embarcadero del que salían y llegaban naves, sino que tenía una gran vida comercial y un destacado trasiego de gente.
El lugar exacto de los restos se corresponden con «un tinglado del puerto. No es el fondadero donde embarcan. Allí hay gente que vive y más en esa época. Por eso hay un horno metalúrgico, porque necesitan hacer reparaciones constantemente en los metales cerca de la zona de embarque. Es una zona muy viva, no sólo para almacenar, embarcar y desembarcar».
Toscano es la responsable de esta excavación y de la operación de traslado de los restos encontrados llevada a acabo en 2025, para su conservación en los almacenes del Puerto de Huelva hasta que regresen para su montaje una vez finalizadas las obras. Como ya explicó la consejera de Cultura, Patricia del Pozo, volverán elevados sobre su posición original, siendo los protagonistas de 200 metros cuadrados musealizados y abiertos a onubenses y visitantes. «Es un proyecto muy bonito», reconoce la arqueóloga onubense tras un proceso no exento de vicisitudes hasta dar con la mejor solución posible en estas circunstancias tras la creación de una mesa de expertos.
Un exhaustivo trabajo para facilitar el montaje
La arqueóloga de la UHU destaca la minuciosidad con la que se ha trabajado pese a las dificultades dadas por las condiciones de humedad y no esconde la preocupación que ha soportado durante este proceso. No obstante, está muy satisfecha con el resultado y garantiza que la reintegración del puerto tartésico se podrá realizar con precisión. Todo el material se repartió en 29 cajones de extracción, trasladadas en otras tantas jaulas especialmente diseñadas para esta operación.
«El trabajo se ha hecho con todas las cautelas para que sea quien sea quien ejecute el montaje lo pueda realizar bien y si no somos nosotros les ayudaremos en lo que necesiten», expone y asevera que «está todo hecho con técnicas de fotogrametría. Cada piedra se sabe de dónde viene y es más fácil montar que desmontar, sin duda».

Destaca que ahora mismo «el material está seco y consolidado» y que recientemente han realizado la vigilancia periódica en los almacenes del Puerto para controlar que no crezca vegetación ni otras afecciones. «Está todo perfecto», certifica y recuerda que «hemos trabajado en condiciones de humedad, que es horrible para la conservación. Estuve días sin dormir, pero todo salió muy bien».
Toscano valora especialmente que tras su reintroducción en el entorno donde fueron encontrados -con una elevación de 50 centímetros-, el recinto que albergará los restos tartésicos contará con un acceso propio e independiente del edificio administrativo y que este espacio representará una mirada privilegiada a Tartessos «en el corazón de Huelva».
Huelva, una ciudad tartésica como ninguna
Esta profesional onubense, especializada en el periodo protohistórico, recuerda que la civilización tartésica se manifestó de formas muy diferentes en cada punto de Andalucía o Extremadura y en ese contexto, Huelva capital es especial. Es también responsable del yacimiento tartésico de Tejada la Vieja, del que valora su organización arquitectónica: «Para mí la principal característica de Tartessos es el urbanismo». Por otra parte, considera enclaves aislados los santuarios de El Carambolo en Sevilla y los de El Turuñuelo en Badajoz, «rurales y de peregrinación».

«Lo de Huelva no tiene parangón. Hablamos de miles de fragmentos griegos cerámicos«
En Huelva interpreta «patrones diferentes», con un santuario urbano -el hallado en Méndez Núñez- con elementos singulares y en relación directa con otros espacios sociales y económicos. «Ninguna ciudad tartésica va ser igual que Huelva. No sé si porque era más importante o su carácter portuario», comenta y añade que «el elemento griego -signo de poder económico y prestigio- también es muy ilustrativo de lo tartésico que puede ser un sitio u otro». Al respecto afirma con claridad que «lo de Huelva no tiene parangón. Hablamos de miles de fragmentos griegos cerámicos y el Carambolo tiene cinco, por poner un ejemplo».
Detalla que el santuario de Huelva no acogía «sólo actividades religiosas, sino también de intercambio comercial». Explica que «tiene que estar donde llegan y se van los barcos. Es donde se tienen que pagar los impuestos, como la autoridad portuaria actual. Ocurre todo esta bajo el amparo de una divinidad, que garantiza esos intercambios comerciales, la hospitalidad y la relaciones cordiales».
En ese contexto, entre dioses y negocios, se alimentaba el espíritu, el bolsillo y también el estómago con guisos como el que tiene toda la atención de Huelva desde ya.