Epílogo triunfal y radiante del Resucitado

Con el cielo más despejado de los últimos días como decorado celeste ha procesionado hoy el Santísimo Cristo Resucitado, cuya hermandad sigue abriéndose camino en el Domingo de Resurrección y que año a año va ganando adeptos a su causa. La ilusión y las ganas de sus hermanos se dejan notar cada vez en más detalles y en su novena salida procesional por las calles de Verdeluz y la Hispanidad la cofradía ha contado con el respaldo un buen número de onubenses.El Resucitado supone el final feliz a la representación de Pasión y Muerte salvada de la lluvia en días precedentes, significa un triunfo durante muchos años obviado ante la gran importancia de este día para los cristianos. Pero eso quedó atrás y la silueta gloriosa de Jesús recién abandonado el sepulcro y dando sus primeros pasos ya tiene su peso y su importancia. El triunfo sobre la muerte otorga la expresión al rostro del Resucitado, ratificada por el gesto de su mano derecha elevada, en la que aún se puede percibir el agujero en el que estuvo alojado un clavo, como la herida casi cerrada del costado, penurias superadas que ya no son nada en comparación con la radiante luz que emana el Señor.Con ambiente jubiloso pero correcto, la Hermandad del Resucitado partió de la plaza de los Descubridores para iniciar un recorrido por las calles más señeras de su barrio. Sus penitentes blancos con capa celeste fueron avanzando desde las 10.00 horas para ir enfilando Díaz del Castillo, Rubén Darío y la Avenida Santa Marta, irrumpiendo con los sones de las marchas que se iban enlazando para desperezar a los vecinos. Ya estaban presentables esperando el momento los ancianos del asilo, que disfrutaron con el paso llegando a su puerta.El frontal y la trasera del paso lució ya tallado, mientras que en los costeros la madera aún era uniforme y en bruto, esperando escribir en ella arrugas que le aporten más belleza y significado. En la parte superior el Señor pisaba los restos de un empedrado rodeado por un exorno floral de tonos malvas, morados y blancos, en los que también se habían dejado reposar ramos de flores.Por la calle Chucena al Cristo se le cayó la potencia colocada más a la derecha en su cabeza, situación que advirtieron varios vecinos, pero el paso continuó avanzando y se paró justo antes de entrar en Rubén Darío. Uno de los hermanos se subió al paso y no sin dificultad estuvo unos minutos tratando de enroscar nuevamente la potencia del Señor para que luciera como debe ser. El momento se vivió con naturalidad, sin dramatismos, y para nada empañó una procesión que se desarrolló felizmente.Las siguientes calles tomadas para terminar de abrazar al barrio fueron Ruiz de Alarcón, Gómez de Avellaneda, Billarista Pepe Gálvez, Plaza Rogelio Buendía, por donde la cuadrilla de costaleros continuó esmerándose para mecer al Cristo. Desde ahí de nuevo la hermandad volvió a coger por Gómez de Avellaneda, por la que se pasaría una tercera vez antes de buscar por Inca Garcilaso la plaza de la Misericordia y para volver de nuevo a la de los Plaza de los Descubridores.Así cumplió un año más con su cometido la Hermandad del Resucitado, que puso un bonito broche a la Semana Mayor onubense con un epílogo triunfal de una cofradía que sigue creciendo y a la que tiene entre manos proyectos importantes, como la elaboración de un misterio, en el que acompañarían al Señor dos soldados romanos y un ángel para representar el momento de la resurrección.