LUNES SANTO
Un prudente Perdón encandila al corazón de la ciudad
18.05 h. Caprichoso el cielo, la jornada arrancaba en La Orden marcada por una lluvia apenas perceptible. Una lluvia que finalmente no arrebató a la hermandad del barrio la oportunidad de lucirse por las calles de Huelva, en una hazaña que culminó con su llegada, según el horario previsto, a carrera oficial. Los rostros ensombrecidos a las puertas de Santa Teresa se iluminaron finalmente mientras acompañaban a su Señor rumbo al abrazo con Huelva.

Se ha hecho de rogar para, finalmente, brillar como ninguno.Pasaban pocos minutos de las cuatro ymedia de la tarde cuando el Cristodel Perdón aparecía cuadrado para cruzar las puertas de la parroquia de Santa Teresa de Jesús,dispuesto a emprender su camino hacia el corazón de una ciudad que, nuevamente,miraba preocupada al cielo.

Sobre un monte delirios azotados por el viento pero regados de amor y devoción, el titularde la hermandad de La Orden decidíaecharse a la calle una hora después de lo previsto, tras agotar la moratoria solicitada al Consejo de Hermandades de Huelva anteunos chubascos que finalmente han quedado prácticamente en nada, pero que aprimera hora amenazaban con frustrar la estaciónde penitencia de la cofradía. Llamada a poner la cruz de guía en la calle alas 15.30 horas, El Perdón, prudente, decidía posponer su salida con laesperanza de que el manto de nubes grisáceas que cubría a esas horas el cieloonubense dejase paso a los primeros rayos de sol, y lo hacía una hora mástarde, ante el júbilo de hermanos y vecinos que aguardaban apostados en losalrededores de la parroquia.
Ante sí, el recorridomás largo de la Pasión onubense; cerca de diez horas que completar meciendoal Santísimo Cristo del Perdón, NuestraSeñora de los Dolores y San Juan Evangelista. Las primeras saetas llegabanante la última chicotá en el interior del templo, y los primeros aplausos nadamás asomarse al dintel, imponente, ante toda su feligresía.
Mientras una ingente marea de morriones blancos se alejabacamino al centro de la ciudad, el paso, bailando al son de la Agrupación Musical de la Santa Cruz,era recibido en su plaza con unas tímidas gotas de lluvia que, sin embargo,lejos de achicar a la hermandad, la hacían avanzar, desafiante, envalentonada,dispuesta a trasladar su aroma más allá del Humilladero de la Cinta. Humilladero por el que ha desfilado,elegante e imponente mientras las nubes dejaban paso al azul del cielo, manteniendoun ritmo que, necesariamente, ha tenido que ser en esta ocasión algo másapresurado con el objetivo de recuperar esa hora de retraso con la que lacofradía se ha echado a la calle, puesto que la intención es que, en todo lodemás –entrada en carrera oficial y regreso al templo- el horario se mantengasegún lo previsto.

Algo que, gracias al buenhacer de los nazarenos y de la cuadrillade costaleros, “siempre andando con Él”, se ha cumplido finalmente. “Una hora ymedia menos. Olé la gente buena. Anda que también iba a quedar mal el hermanomayor…”. Con estas palabras el capataz dirigía a su cuadrilla de cara a laúltima chicotá del Cristo del Perdón antes de entrar en carrera oficial. Carreraen la que entró acompañado, precisamente, de aquel al que poco antes semencionaba: el hermano mayor, CarloCastañeda, al que se dedicó la últimalevantá previa a la entrada, por su “confianza” en la cuadrilla.
El aroma cofrade de La Orden inundaba así el corazón deHuelva poco antes de las ocho de la tarde, cumpliendo con el horario estipuladoy sin que el esfuerzo realizado mermase un ápice la majestuosidad con la que elmisterio avanzaba rumbo a la Concepción;punto hasta el que se desplazó, desdePlaceta, prácticamente de una sola chicotá, sin dejar de mecerse, luciendo,orgulloso.
Cuando la noche comenzaba a caer y con su candeleríatotalmente encendida, iluminando su caminar, El Perdón cumplía con creces lapromesa hecha desde su barrio, La Orden: encandilar al corazón de Huelva ydemostrar que, cuando se trata de fe, los pasos no entienden de horarios nidistancias.