HERMANDAD DEL CALVARIO

Recogimiento sobrecogedor como contrapunto

22.21 h. La sobriedad en esta jornada de Lunes Santo llegó de la mano de Nuestro Padre Jesús del Calvario y María Santísima del Rocío y Esperanza que, ya de noche, se echaron a la calle para impregnar la carrera oficial de sobriedad, ofreciendo el contraste necesario, esa otra cara de la Semana Santa que no por silenciosa es menos bella.

Recogimiento sobrecogedor como contrapunto

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Ofreciendo el contrapunto, también necesario, en esta jornada de Lunes Santo onubense. El silencio, esa sobriedad que cada Lunes Santo sobrecoge, volvió a llegar esta tarde de la mano de Jesús del Calvario.

Recogimiento sobrecogedor como contrapunto

La única cofradía de la jornada en esperar a la noche para ponerse en la calle, los hábitos franciscanos comenzaron a poblar la calle mientras desde el interior de la capilla sonaba el llamador. Sin excesos, sin una

Recogimiento sobrecogedor como contrapunto

En apenas un par de minutos, de una única chicotá, Nuestro Padre Jesús del Calvario estaba en la calle y comenzaba a sonar esa tenue música de capilla que lo acompañó a lo largo de todo su recorrido –el más corto del lunes, al desarrollarse íntegramente en las calles del centro-.

Imponente e impresionante. Así se presentó este particular Nazareno –el único de la Semana Santa onubense que abraza la cruz por el palo largo, pues la lleva hacia delante- tallado por Antonio León Ortega, luciendo lustrosos sus estrenos -las cantoneras en plata sobredorada de la cruz- y sobre un monte de lirios morados.

Se alejaba en su calvario Jesús, camino a Placeta –punto que alcanzó en algo menos de una hora- cuando desde la capilla llegaba la voz de una saetera, que recibía con sus plegarias el palio de María Santísima del Rocío y Esperanza.

De nuevo sin excesos ni sobresaltos, la pura esencia del recogimiento volvía a hacer acto de presencia con la Señora, no por sobria menos bella.

Con un exorno floral en blanco, y precedida por nazarenos descalzos, rezando sus rosarios, el palio emprendió su sobrio paseo bajo las indicaciones de José Miguel Moreno y Antonio González Rengel. Paseo que discurrió por la carrera oficial tal y como comenzó en la capilla: en el más absoluto de los silencios, impregnando con él los palcos de esa Huelva que, respetuosa, se dejó llevar por su recogimiento.

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