HERMANDAD DE LA LANZADA
Dolores diligente tras su Hijo Lanceado
19.33 h. Volvía a brillar el palio azul bajo un sol radiante, como lo hacía también el monte de flores rojo intenso del paso de misterio. La Hermandad de la Lanzada se ha puesto en la jornada de este martes en la calle para trasladar todo el sabor de su barrio, de sus queridas Colonias, al centro de la ciudad.


Volvía a arremolinarse la gente en Don Bosco. Lo del viernes se disfrutó pero había dejado con ganas de más. De más Lanzada, de más Dolores: de ver a la hermandad al completo, en todo su esplendor, llegando a Placeta en Martes Santo.
Las estrecheces en la calle, las mismas de siempre; los nervios de los hermanos en sus túnicas azules, también igualmente reconocibles. Don Bosco era plena ebullición cuando se abrían las puertas de la casa hermandad allá en Las Colonias. En el interior, preparados con su candelería encendida, los dos titulares de la Devota y Fervorosa Hermandad de Caridad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Sagrada Lanzada, María Santísima del Patrocinio, San Juan Evangelista y Nuestra Señora de los Dolores o, lo que es lo mismo, La Lanzada, llamada a echarse a la calle poco después de las cinco y media de la tarde.

Y así lo hizo, puntual. Los primeros tramos de nazarenos echaban a andar con sus morriones blancos mientras los hombres que portarían los pasos en sus hombros se ajustaban el costal. Sonaba el martillo a lo lejos y el misterio comenzaba a moverse, entre buenos deseos y dedicatorias, hacia la calle, que alcanzaba sin dificultades minutos después.
A tierra antes de afrontar la complicada revirá en la calle Don Bosco, se elevaba al Cristo Lanceado, que se mostraba ante sus vecinos crucificado, herido, y sobre un monte de flores rojas que brillaban intensas bajo el sol que ha iluminado esta tarde de martes. Junto a Él el resto de las imágenes de Joaquín Moreno Daza: Longinos en su caballo, la Virgen del Patrocinio, San Juan Evangelista y María Magdalena a los pies y escoltando al Cristo, llorando su sufrimiento.

Imponente el paso, aún en proceso de dorado, ya con cartelas lustradas, iniciaba su camino al ritmo que imponía la Banda de Cornetas y Tambores ‘Virgen de la Salud’ y según las indicaciones a la cuadrilla de Francisco Javier Michinina, que no acababa de despedir al paso de misterio cuando se colocaba frente al palio para guiar a los costaleros ante una nueva salida.
Y es que la Virgen de los Dolores, la Reina de las Colonias, se echaba otra vez a la calle bajo su palio azul intenso. Esta tarde sí, llamada a alcanzar el centro de la ciudad, a traspasar la frontera de su barrio, ése en el que derrochan cariño y devoción hacia Ella.
Con los caireles golpeando sus varales de plata, y con un palio lleno de flores blancas, naturales y de cera, Dolores volvió a bailar en Dos Bosco a los sones que imponía la Banda Municipal de Aznalcóllar, llegada desde la localidad sevillana para la cita.

Pronto comenzaron los vivas de sus devotos, que vieron como su Madre se iba meciendo al ritmo de los acordes de ‘Al cielo con Ella’, marcha con la que enfilaron la avenida Cristóbal Colón, con sus balcones repletos de vecinos que querían despedir a su Dolores, que acudía diligente a deleitar con su marcha a los cofrades que aguardaban por ella en el corazón de la ciudad.
Reportaje gráfico: Rubén Goal