Contra el silencio del suicidio y el juicio moral a los supervivientes: «Se sienten señalados por no haberlo podido evitar»

La asociación Ubuntu se presenta este sábado en la capital como una herramienta para que las familias que sufren esta tragedia no lo hagan en soledad y con sentimiento de culpa

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Miembros de la asociación Ubuntu h24
H. Corpa

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Más de 4.000 personas se quitaron la vida en España durante 2023, el último con estadísticas oficiales. Y aunque por primera vez en los últimos años la cifra descendió ligeramente, detrás de cada número sigue habiendo familias rotas, supervivientes que cargan con una culpa que no les corresponde y un duelo que la sociedad aún prefiere silenciar. Precisamente, para tender una mano a quienes caminan por ese territorio devastado, nació hace casi cinco años la asociación Ubuntu.

María Jesús de León, la persona que está al frente de ella, conoce el camino por partida doble. Su hermano se suicidó en 1998, cuando tenía 30 años. Doce años después, en 2010, perdió también a su marido Alberto. Susi, como todos la conocen, habla con la autoridad de quien ha transitado dos veces el mismo infierno. Ubuntu –que significa «yo soy porque juntas las personas somos«– surgió en diciembre de 2020 y hoy ya reúne a más de cien personas y hasta ayuda a familias de otras comunidades autónomas que no tienen este tipo de apoyo.

María Jesús de León, presidenta de Ubuntu h24

La presidenta de la Asociación Andaluza de Supervivientes por Suicidio explicó a huelva24 que se trata de un colectivo con muchas dificultades, «ya que no tenemos ánimo de lucro ni recibimos ningún tipo de ayuda institucional, y la mayoría de las personas que forman parte de ella están en una situación de duelo profundo«. Aun así, no quieren que termine 2025 sin haber llegado a todas las provincias andaluzas. Por eso presentarán su proyecto en Huelva el próximo sábado con dos exposiciones que funcionan también como terapia: fotografías que resumen tres años de actividades y bordados individuales que cada superviviente dedica a su ser querido. Será en un acto que tendrá lugar en el Centro Social La Morana de la capital.

La técnica del bordado, que la mayoría tuvo que aprender desde cero, se convierte –explica Susi– en una herramienta más para elaborar el duelo. Como explica la presidenta de Ubuntu, intentan siempre ofrecer instrumentos a sus asociados, más allá de los grupos de ayuda mutua. «Y han quedado súper bonitos, la verdad«, dice, casi con orgullo de madre.

Presentación de la asociación en Granada h24

Un trabajo sin fronteras

El alcance de Ubuntu ya no se limita a Andalucía. La asociación está acompañando a una organización hermana en Uruguay, que se llamará Camino, a dar sus primeros pasos. «Estamos muy ilusionados con lo que se está haciendo allí –confiesa– porque esta colaboración internacional es una forma de generar raíces entre todos y crear unos canales de ayuda que realmente funcionan».

Pero esta expansión no solo es geográfica, sino también temporal. Ubuntu atiende tanto a familias que perdieron a sus seres queridos hace décadas como a otras que acaban de sufrir la pérdida. «Estamos ayudando a quienes sufrieron esa muerte hace más de 25 años pero jamás lo habían trabajado hasta que se han topado con nosotros y nos han conocido a través de alguna actividad; y a la vez estamos recibiendo, por ejemplo, a una familia de Huelva que hace menos de un mes ha perdido a su familiar», explica la presidenta.

Entre los proyectos más ambiciosos que tienen entre manos figura '8 cimas: Un camino de ascenso a la Esperanza y la Vida', un documental que comenzarán a grabar el próximo otoño. El proyecto consiste en que supervivientes de la asociación suban a los picos más altos de cada provincia andaluza, en una metáfora sobre las dificultades que encuentran tras convertirse en supervivientes.

Una de las exposiciones organizadas h24

Porque el estigma social sigue pesando como una losa. Susi habla de «ese punto de culpa» y «ese punto como de juicio moral» que acompaña a las familias. «La gente se siente de alguna manera señalada por el fracaso de no haberlo podido evitar», explica. Por eso insiste tanto en la importancia de crear entornos seguros donde la gente pueda expresarse sin temor.

Una de las batallas más duras, explica Susi, es hacer entender la falsa voluntariedad que rodea al suicidio. «Son personas que están sufriendo tanto que se sienten una carga y lo hacen incluso por sus propias familias, para no seguir siendo una carga, sin darse cuenta de que eso es mucho peor porque añade mucho más dolor«. A menudo, dice, es »incluso un acto de amor« de quien sufre ese dolor extremo que describe la literatura especializada.

Cuanto todo fracasa

Los datos del primer semestre de 2024 ofrecen un rayo de esperanza: se registraron 1.842 fallecimientos por suicidio, un 12,6% menos que en el mismo período de 2023. Pero las cifras siguen siendo demoledoras, y Ubuntu se define como «el coche escoba» que llega cuando todo ha fracasado.

La labor de sensibilización incluye también a las administraciones, y el camino, una vez más, no ha sido fácil. Han tenido que realizar una labor educativa con la propia administración para explicar las particularidades de este tipo de duelo. Algunas instituciones llegaron a rechazar ayudas por no considerar a los supervivientes de suicidio como un grupo de riesgo, lo que refleja el desconocimiento que aún existe sobre esta realidad.

Pero las cosas van cambiando. El teléfono 024 de atención al suicidio, la mayor conciencia social y el trabajo conjunto de asociaciones, administraciones y medios de comunicación van dando frutos y «cada vez la gente llama antes». No obstante, su su mensaje para quien esté pasando por esta situación en soledad es muy directo: «Que por favor contacten con nosotros, que se acerquen. Este tipo de duelo no se debe vivir a solas porque son muy difíciles de elaborar, y siempre hay esperanza». Aunque sea una de las muertes más difíciles de asumir, insiste, «realmente se puede regresar a la vida».

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