narcotráfico en huelva

Los salarios del narco en Huelva: de los 300 euros por petaca a los 60.000 por proteger una goma en el mar

La actividad de los traficantes ha calado con fuerza en la costa de Huelva donde reclutan personal sin esfuerzo gracias al dinero que desembolsan

La costa de Huelva, reconvertida en gran gasolinera flotante para los narcos en el sur de Europa

Un capitán con varias costillas rotas tras otra persecución contra el narco en Isla Cristina

Una embarcación cargada de fardos por la costa de Huelva H24
Silvia Tubio

Esta funcionalidad es sólo para registrados

No hay secreto en esta historia. El narco paga bien a los que trabajan para él y así logra reclutar al personal necesario. Pasaba en Galicia, en Cádiz, en Málaga y ahora con más fuerza en la costa de Huelva, donde se vive toda una ofensiva de las organizaciones criminales para introducir sus cargamentos de droga. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la Fiscalía llevan alertando desde hace tiempo del incremento de alijos y la llegada de embarcaciones a la costa más occidental de Andalucía. Y a esta situación se ha llegado gracias al dinero que compra voluntades.

En las últimas semanas, la Guardia Civil ha requisado miles de litros de combustible y cerca de una docena de embarcaciones vinculadas al petaqueo; esa actividad ligada al tráfico de drogas, que está enganchado a decenas de vecinos porque los riesgos legales son mínimos pero los ingresos que se obtienen son muy suculentos. Fuentes de la lucha antidroga consultadas por Huelva24 detallan a qué precios están pagando los narcos la petaca de combustible; un negocio sobre el que la Fiscalía lleva tiempo pidiendo que se penalice por su estrecha relación con el tráfico de drogas. Una reforma legal que sigue sin salir adelante; lo que está favoreciendo el trasiego de combustible a todas horas.

El aprovisionamiento de combustible se ha organizado en torno a escalones. En un primer peldaño se sitúa gente joven, recién llegados al negocio, que se encargan de llenar unas cuantas petacas de combustible en una gasolinera y que venden a la persona que está en el peldaño inmediatamente superior, la cual se dedica a ir acumulando producto en una nave o punto logístico. En este escalón, la petaca se paga a un 10% más del coste que ha tenido ese día el combustible. Ése es el margen de beneficios que obtienen los porteadores que en caso de ser detenidos sólo se enfrentan a infracciones en materia de transporte de mercancías peligrosas.

Una lancha requisada por la Guardia Civil con fardos en el interior H24

Cuando se va a producir un transporte, las petacas son llevadas en vehículos a algún punto de la costa y desde allí trasladadas en embarcaciones hasta el lugar donde se va a producir el repostaje de la narcolancha. Aquí los precios empiezan a aumentar porque los riesgos se incrementan. «Se está pagando a 300 euros la petaca a diez-doce millas de la costa», señala una fuente de la lucha antidroga, quien remarca cómo esas cantidades están atrayendo a muchos vecinos que le restan importancia a la actividad «porque consideran que no están tocando la droga». Pero desde los cuerpos policiales subrayan que esta actividad es auxiliar al tráfico de drogas, sin la cual los traficantes no podrían navegar con sus potentes lanchas.

El precio por abarloarse

Las cantidades se disparan en el trabajo en alta mar, donde las investigaciones policiales han detectado cómo las organizaciones han pagado hasta 60.000 euros al dueño de una embarcación por permitir abarloarse a las gomas en el mar mientras realizan el aprovisionamiento.

En tierra, los salarios tampoco son bajos y dependen también del tipo de droga que se esté introduciendo por la costa. Según detallan la mismas fuentes consultadas, a los conocidos puntos -personas que se dedican a estar apostadas vigilando la posible llegada de los cuerpos policiales- se les está pagando cantidades que oscilan entre los 1.000 y los 1.200 euros en el caso de los transportes de hachís; «en la cocaína, las cifras se elevan a los 2.000 y los 2.400 euros porque el precio del producto también es más elevado«. En el reclutamiento de estos puntos, los traficantes están apostando por parejas «porque llaman menos la atención si se encuentran solos en una zona apartada del pueblo».

Los pilotos de la embarcaciones, que ya forman parte del núcleo principal de las organizaciones y en no pocas ocasiones acaban liderándolas, son los que reciben hasta 30.000 euros por un transporte de droga. Unos salarios astronómicos, que no tienen competencia en el mercado laboral y que seducen a muchos jóvenes. En los pasados Carnavales de Ayamonte, una chirigota parodiaba a las novias de los narcos locales. No mencionaban a nadie en concreto pero levantaron iras y al autor de la agrupación le quemaron la moto. «Están pagando mucho y bien y eso está provocando cierta connivencia social que está favoreciendo que la actividad se asiente en la zona», se lamentan desde la lucha antidroga.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación