tribuna de opinión

Desmontando Ciudadanos Huelva

Todavía existe en mi fuero interno la fricción sobre la conveniencia o no de publicar esta entrada de blog. He usado el mismo el título de un famoso vídeo que circula por youtube. No por falta de ingenio (que tampoco me sobra), sino para no engañar desde el inicio a nadie.¿Por qué tengo dudas? Por un lado, convive una renovada ansía de disfrutar de la más absoluta libertad de expresión sin mordaza de colores que valga y hacer lo que siempre he querido: generar opinión política. Por otro, dudo sobre la conveniencia o no de utilizar una técnica extendida en política con el objetivo de 'advertir' a la ciudadanía sobre la conveniencia de apostar por este proyecto político: la publicidad negativa.

Desmontando Ciudadanos Huelva

Huelva24

Huelva

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Desde que aparecieran las primeras pintadas en prostíbulos en Pompeya hasta el Presidente de ladrones, esta técnica se ha erigido poderoso instrumento político capaz de tumbar a más de un candidato antes siquiera de empezar a rodar. No obstante, y es una opinión personal, cada vez que alguien acude a este recurso acaba destruyendo un poco de sí mismo.

Por hacer un artículo breve sin menoscabos ni regocijo personal, empezaré contando que los afiliados de Ciudadanos Huelva eligieron la junta directiva del grupo local a finales de enero de este mismo año, a la cual accedí al cargo de Responsable de Comunicación y en la que no duraría apenas un puñado de semanas. Inútiles por cierto. Hasta ahí y sin saberlo, habíamos incumplido un puñado de artículos entre los cuales expondré los que a mi juicio son más hirientes para la organización. Obviamente, no tuve forma de corregir ni hacer nada por esto, ya que no se nos había facilitado una copia de los estatutos ni las claves para acceder online a reglamentos internos, además de estar tutelado el proyecto por el coordinador provincial y posterior parlamentario, Julio J. Díaz, y uno, pues oye, no va juzgando a vuelapluma adonde quiera que vaya.

Yo, que me considero lector de casta y curioso, no tardo en advertir que las actas no existen ([art 10 reglamento de agrupaciones], ni constitución de grupo, ni agrupación, ni ninguna que valga) y, lo que es más grave, no existe Junta Directiva Provincial [art. 8 puntos 1. 2. Reglamento de agrupaciones]. En realidad, para ser justos, existe parte y parte de partidos independientes, aunque en número insuficientes y por tanto irregular. De facto, el coordinador aglutina todas las competencias y cargos convirtiendo el partido una suerte de clientela, ya que Ciudadanos lo prohíbe expresamente [art 12. Protocolo de constitución de agrupaciones].

¿Había partido entonces? Sí. Y Julio era más consciente que nadie: había que chupar y Cs sube como la espuma, ¿o no has visto ningún sondeo?

Más atropellos aún vería el grupo de la capital. Todo posible con la connivencia y conveniencia del coordinador local y alcaldable del ayuntamiento, Ruperto Gallardo, que, lejos de defender al militante y garantizar la salud e higiene democrática prevista en estatutos, ha contribuido a engrosar la hegemonía y absolutismo del parlamentario -tipo éste tan obtuso como su proyecto para Huelva-, garantizándose ambos un futuro mejor. Es Rupe por tanto responsable por omisión (más que por comisión). Le faltaron huevos para cuestionar lo cuestionable y vergüenza para tratar al afiliado. Así, por omisión aunque garantizando cuadros, ambos coordinadores diseñaron una nueva junta directiva y le dieron por llamarla comité electoral, compuesto por los cuñados del alcaldable entre otros... ¿para qué diablos iban a someterse al órgano de participación si podían trabajar así? Cierto es que la creación del comité electoral es un procedimiento standard de partidos políticos para afrontar con eficacia las campañas electorales. Y créanme cuando les digo que aquí no obedeció a esta máxima: les reto a visitar un punto informativo y preguntar a los primeros puestos en listas, a sus posibles representantes. Yo les contestaré: Te lo advertí.

En toda obra siempre hay un clímax, y, en este cuadro esperpéntico, mención especial cabría hacer de aquella noche en que se organizaron primarias para el ayuntamiento de Huelva. Desde entonces, a cuentagotas, han ido deslizándose hechos traumáticos que distintos medios han convertido en noticias salpicando la campaña electoral en detrimento del partido. Pero, ¿qué pasó realmente?

Señalo dos puntos que creo que ilustran muy bien la línea de todo esto:

1) Convocatoria defectuosa que no invita a la participación de todos los afiliados. Bajo el precepto de <>, muchos compañeros se quedaron fuera de la competición electoral al no enterarse. Curiosamente, otros sí pudieron competir, ya que tenían información privilegiada y pudieron cumplimentar en tiempo y forma. Como nunca nos llegó el censo actualizado, desde el grupo local jamás hubo forma de poner alguna directriz en esto.

2) Defecto de forma administrativo. Un error cometido por el convocante (el coordinador provincial) en el texto no informa sobre fechas límites, y varios afiliados se quedan fuera al no manifestar su predisposición a competir en las fechas interpretadas por el secretario (a pesar de que este margen ha variado dependiendo de la persona). Este hecho motiva la apelación de los afectados a la comisión de garantías; apelación que sirve como justificación para reordenar la lista a propuesta de la junta provincial, que, como contaba anteriormente, estaba en situación de desamparo (apelación no contestada por escrito por el órgano competente del partido). De los afectados por este episodio, el coordinador provincial le ofrece a uno ocupar el puesto número 6; y a otra la veremos en el comité electoral y ocupando eventualmente el puesto de secretario, vacante desde la marcha de Rafael.

La consecuencia inmediata de aquella noche de votaciones la encontramos en la dimisión de Rafael Alcaide, secretario local, desacreditado veinticuatro horas después por fuentes del partido al hacer una exposición de motivos que en nada interesaba a la nueva lista y que hizo llegar al afiliado por web y ciudadanos por prensa digital. Aunque pudiera existir motivos egoístas en la militancia de Alcaide, me quedo con otra certeza horripilante: no está exento de razón al denunciar este trato de amiguismo entre los actores principales, aportando gran número de datos que sólo alguien del entorno podría saber.

Retomando el hilo, vislumbramos en todo esto la mano invisible de este binomio perfecto. Poder-escrúpulos. Todo y nada. Julio y Rupe; Rupe y Julio.

Curioso es que dos de cinco hayan dimitido de la junta, y los tres restantes copen los primeros puestos de la lista. Está por ver si Cs Huelva respetará alguna votación o la deshará ambos líderes bajo el precepto más tonto que se les ocurra. ¿Lo vieron los afiliados? Pues sí. O no. No sé. Qué ocurría con el censo sólo lo sabe Julio. Entradas, salidas. A pesar de todo, este comportamiento generó un sector crítico dispuesto a plantar cara. Aunque el tiempo y la ausencia de respuesta del partido acabó por ahogar las súplicas. Lo que desmigajó nuestra disciplina.

Advertí que no haría hincapié en este artículo y dejo el tintero cargadito de cenizas, mas con estas líneas satisfago el deseo de expresarme sin emborronarme demasiado. He cumplido, aunque sé que no contentaré a nadie.

Presenté mi dimisión el día 4 de mayo de ese mismo año sintiéndome más ninguneado que nunca. Ninguneado por mis compañeros; ninguneado por un partido que poco a poco se dibuja, revelando una imagen afeada. Aclaro en esta recta final cómo procedí: a) carta al partido (dimisión y baja de afiliación), b) Escueto comunicado a los medios afines que me habían llamado para corroborar alguna noticia (y que pretendieron arrancarme) y c) publicación en red social.

Abandonó hasta tal punto las funciones mi coordinador que consideré irónico presentarle mi carta de dimisión. La necesidad de herir a la organización es un recurso a la dramatización para motivar la reestructuración de esta junta corrupta.

En todo esto sólo me quedo con una única certeza: YO NO LES VOTO.

Manuel Alejandro González Muiño

Desde que aparecieran las primeras pintadas en prostíbulos en Pompeya hasta el Presidente de ladrones, esta técnica se ha erigido poderoso instrumento político capaz de tumbar a más de un candidato antes siquiera de empezar a rodar. No obstante, y es una opinión personal, cada vez que alguien acude a este recurso acaba destruyendo un poco de sí mismo. Por hacer un artículo breve sin menoscabos ni regocijo personal, empezaré contando que los afiliados de Ciudadanos Huelva eligieron la junta directiva del grupo local a finales de enero de este mismo año, a la cual accedí al cargo de Responsable de Comunicación y en la que no duraría apenas un puñado de semanas. Inútiles por cierto. Hasta ahí y sin saberlo, habíamos incumplido un puñado de artículos entre los cuales expondré los que a mi juicio son más hirientes para la organización. Obviamente, no tuve forma de corregir ni hacer nada por esto, ya que no se nos había facilitado una copia de los estatutos ni las claves para acceder online a reglamentos internos, además de estar tutelado el proyecto por el coordinador provincial y posterior parlamentario, Julio J. Díaz, y uno, pues oye, no va juzgando a vuelapluma adonde quiera que vaya. Yo, que me considero lector de casta y curioso, no tardo en advertir que las actas no existen ([art 10 reglamento de agrupaciones], ni constitución de grupo, ni agrupación, ni ninguna que valga) y, lo que es más grave, no existe Junta Directiva Provincial [art. 8 puntos 1. 2. Reglamento de agrupaciones]. En realidad, para ser justos, existe parte y parte de partidos independientes, aunque en número insuficientes y por tanto irregular. De facto, el coordinador aglutina todas las competencias y cargos convirtiendo el partido una suerte de clientela, ya que Ciudadanos lo prohíbe expresamente [art 12. Protocolo de constitución de agrupaciones]. ¿Había partido entonces? Sí. Y Julio era más consciente que nadie: había que chupar y Cs sube como la espuma, ¿o no has visto ningún sondeo? Más atropellos aún vería el grupo de la capital. Todo posible con la connivencia y conveniencia del coordinador local y alcaldable del ayuntamiento, Ruperto Gallardo, que, lejos de defender al militante y garantizar la salud e higiene democrática prevista en estatutos, ha contribuido a engrosar la hegemonía y absolutismo del parlamentario -tipo éste tan obtuso como su proyecto para Huelva-, garantizándose ambos un futuro mejor. Es Rupe por tanto responsable por omisión (más que por comisión). Le faltaron huevos para cuestionar lo cuestionable y vergüenza para tratar al afiliado. Así, por omisión aunque garantizando cuadros, ambos coordinadores diseñaron una nueva junta directiva y le dieron por llamarla comité electoral, compuesto por los cuñados del alcaldable entre otros... ¿para qué diablos iban a someterse al órgano de participación si podían trabajar así? Cierto es que la creación del comité electoral es un procedimiento standard de partidos políticos para afrontar con eficacia las campañas electorales. Y créanme cuando les digo que aquí no obedeció a esta máxima: les reto a visitar un punto informativo y preguntar a los primeros puestos en listas, a sus posibles representantes. Yo les contestaré: Te lo advertí. En toda obra siempre hay un clímax, y, en este cuadro esperpéntico, mención especial cabría hacer de aquella noche en que se organizaron primarias para el ayuntamiento de Huelva. Desde entonces, a cuentagotas, han ido deslizándose hechos traumáticos que distintos medios han convertido en noticias salpicando la campaña electoral en detrimento del partido. Pero, ¿qué pasó realmente? Señalo dos puntos que creo que ilustran muy bien la línea de todo esto: 1) Convocatoria defectuosa que no invita a la participación de todos los afiliados. Bajo el precepto de <>, muchos compañeros se quedaron fuera de la competición electoral al no enterarse. Curiosamente, otros sí pudieron competir, ya que tenían información privilegiada y pudieron cumplimentar en tiempo y forma. Como nunca nos llegó el censo actualizado, desde el grupo local jamás hubo forma de poner alguna directriz en esto. 2) Defecto de forma administrativo. Un error cometido por el convocante (el coordinador provincial) en el texto no informa sobre fechas límites, y varios afiliados se quedan fuera al no manifestar su predisposición a competir en las fechas interpretadas por el secretario (a pesar de que este margen ha variado dependiendo de la persona). Este hecho motiva la apelación de los afectados a la comisión de garantías; apelación que sirve como justificación para reordenar la lista a propuesta de la junta provincial, que, como contaba anteriormente, estaba en situación de desamparo (apelación no contestada por escrito por el órgano competente del partido). De los afectados por este episodio, el coordinador provincial le ofrece a uno ocupar el puesto número 6; y a otra la veremos en el comité electoral y ocupando eventualmente el puesto de secretario, vacante desde la marcha de Rafael. La consecuencia inmediata de aquella noche de votaciones la encontramos en la dimisión de Rafael Alcaide, secretario local, desacreditado veinticuatro horas después por fuentes del partido al hacer una exposición de motivos que en nada interesaba a la nueva lista y que hizo llegar al afiliado por web y ciudadanos por prensa digital. Aunque pudiera existir motivos egoístas en la militancia de Alcaide, me quedo con otra certeza horripilante: no está exento de razón al denunciar este trato de amiguismo entre los actores principales, aportando gran número de datos que sólo alguien del entorno podría saber. Retomando el hilo, vislumbramos en todo esto la mano invisible de este binomio perfecto. Poder-escrúpulos. Todo y nada. Julio y Rupe; Rupe y Julio.Curioso es que dos de cinco hayan dimitido de la junta, y los tres restantes copen los primeros puestos de la lista. Está por ver si Cs Huelva respetará alguna votación o la deshará ambos líderes bajo el precepto más tonto que se les ocurra. ¿Lo vieron los afiliados? Pues sí. O no. No sé. Qué ocurría con el censo sólo lo sabe Julio. Entradas, salidas. A pesar de todo, este comportamiento generó un sector crítico dispuesto a plantar cara. Aunque el tiempo y la ausencia de respuesta del partido acabó por ahogar las súplicas. Lo que desmigajó nuestra disciplina. Advertí que no haría hincapié en este artículo y dejo el tintero cargadito de cenizas, mas con estas líneas satisfago el deseo de expresarme sin emborronarme demasiado. He cumplido, aunque sé que no contentaré a nadie. Presenté mi dimisión el día 4 de mayo de ese mismo año sintiéndome más ninguneado que nunca. Ninguneado por mis compañeros; ninguneado por un partido que poco a poco se dibuja, revelando una imagen afeada. Aclaro en esta recta final cómo procedí: a) carta al partido (dimisión y baja de afiliación), b) Escueto comunicado a los medios afines que me habían llamado para corroborar alguna noticia (y que pretendieron arrancarme) y c) publicación en red social. Abandonó hasta tal punto las funciones mi coordinador que consideré irónico presentarle mi carta de dimisión. La necesidad de herir a la organización es un recurso a la dramatización para motivar la reestructuración de esta junta corrupta. En todo esto sólo me quedo con una única certeza: YO NO LES VOTO. Manuel Alejandro González Muiño Publicado originalmente en su blog 'El cuaderno político'

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación