Carta al director
Brindemos por la salvación del Decano (bueno, todos no)
Brindemos por ello. Por fin una buena noticia para Huelva. Toda la ciudad debe salir a la calle a festejarlo, emborracharnos de alegría y compartirla. Bueno, todos no. Los enfermos neurológicos del Hospital Juan Ramón Jiménez, los pobres, no.
Ellos preferirían brindar para pudiesen ser atendidos por un neurólogo todos los días. El traslado de esta especialidad al Hospital Infanta Elena ha supuesto un menoscabo en su atención difícilmente comprensible. ¿Alguien concibe un gran hospital sin un neurólogo para atender a pacientes con esclerosis múltiple, epilepsia, ictus o hemorragias cerebrales, por poner unos pocos ejemplos, en pleno siglo XXI?.
Lo cierto es que no todos los pacientes neurológicos caben en el Infanta Elena, por lo que hay un gran número en el Juan Ramón Jiménez y, actualmente, solo acude un neurólogo los miércoles para atender las múltiples consultas y cuando un médico los llama para que le echen una mano con un paciente complicado, suelen responder que están saturados, que no dan abasto… y que lo sienten mucho, ya vendrá alguien, ¡el miércoles que viene!
A los padres que hemos protestado nos dicen que los médicos internistas están perfectamente capacitados para llevar a estos enfermos. (Que digo yo, ¿por qué no llama al Ministerio y que supriman esa inútil especialidad?). Y cuando el internista te confiesa que ha llegado a su techo con tu familiar y que desearía la ayuda de un neurólogo, a ti te invade una sensación de desprotección, de desvalimiento. ¿De manera que mi hija lleva una semana sin ceder las crisis epilépticas y ya no sabes que más hacerle? Llama a quien sea, por Dios.
Al final tienes que pedir traslado a la clínica privada para acabar con su sufrimiento. ¿No será esto lo que pretenden con la fusión hospitalaria? Un paciente menos, un gasto menos, más dinero para su productividad, el premio por un ahorro salvaje e inmisericorde.
Lamentándolo mucho, creo que Huelva no se merece esto, un hospital como la copa de un pino desmantelado que no puede garantizar una atención de calidad, enfermos de primera que pueden ser atendidos por su especialista y enfermos de segunda que no tienen ese derecho. ¿No debería actuar el Defensor del Pueblo? ¿No deberían estar en pie nuestros políticos, defendiendo lo que era nuestro? ¿Dónde están las asociaciones de enfermos?
En fin, brindemos por el Decano (los que puedan hacerlo)
Rafael González