CARROS, JINETES Y ROMEROS
Moguer se va al Rocío con una espectacular comitiva
14.28 h. Más de 3.000 personas, un centenar de carros y charrets, y más de doscientos caballos enjaezados componen la espectacular comitiva rociera de la hermandad filial de Moguer, que se ha puesto en marcha esta mañana al encuentro con la Blanca Paloma siguiendo una tradición de más de cuatro siglos.

La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Moguer, cuarta en antigüedad entre las filiales de la Matriz almonteña, y una de las de mayor solera de cuantas peregrinan a la multitudinaria romería de Pentecostés, ha iniciado esta mañana su camino hacia el coto, entre sonidos de cohetes, piropos y canciones dedicadas al espectacular Simpecado de la hermandad.
Ya en la noche de ayer se realizó el tradicional traslado del carretón con el Simpecado desde la sede de hermandad en la plaza de la Iglesia, hasta el domicilio de los Mayordomos del Rocío 2015, la familia Cadena Ledesma, que ofreció una copa al pueblo de Moguer, que asistió masivamente a este acto con el que la ciudad del poeta despide al símbolo de su devoción rociera.

Tras la misa de romeros oficiada por el párroco José Manuel Raposo, poco antes de las nueve 9 de la mañana de hoy se ponía en marcha la hermandad del Rocío de Moguer, encabezada por la nueva directiva que preside Francisco Cruz, el alcalde de la ciudad Gustavo Cuéllar y los Mayordomos de la romería.
Los bueyes de la familia Cascarilla, que con su espectacular estampa y la magnífica doma que han recibido, son capaces de arrodillarse en una de las imágenes más singulares de la peregrinación moguereña, portan un año más el Simpecado, al que rodean desde primera hora de la mañana cientos y cientos de peregrinos.
Decenas de carros tradicionales y charrets, algunos de ellos con un tiro de hasta ocho animales, así como tractores y todoterrenos hasta un total de un centenar de vehículos, forman una comitiva que abren tras el estandarte de la hermandad, más de 200 caballos enjaezados.

Tras las emotivas paradas del carretón ante el convento de las Hermanas de la Cruz o el Ayuntamiento, por citar solo algunas, donde el Simpecado ha recibido innumerables muestras de devoción de los moguereños, traducidas en piropos, cantes, ofrendas florales y lluvia de pétalos, los rocieros de la ciudad del Tinto se encaminaron hacia la ermita de Montemayor, donde se realizó la primera parada para despedirse de la Patrona entonando una salve.
A partir de ese momento, la hermandad del Rocío de Moguer se adentra en las arenas del ancestral camino por el que peregrinan los moguereños ante la Blanca Paloma desde hace más de 400 años, un camino que recorre algunos de los parajes más hermosos del entorno de la Rocina, y que tiene en la noche del Pino Gordo uno de sus momentos más emotivos y multitudinarios.
Antes, la comitiva habrá parado para almorzar junto a la peana de El Milanillo, adonde se desplazan también muchos vecinos para compartir la alegría y la emoción del camino con los peregrinos rocieros.