DENUNCIA DE LOS DUEÑOS

Cuando seguir adelante con tu bar parece misión imposible

10.37 h. Los propietarios de un establecimiento en el barrio de Pescadería denuncian que, pese a contar con todos los permisos, la oposición de un único vecino ha convertido en pesadilla su día a día, con visitas continuas de la Policía y el retraso “injustificado” del cambio de titularidad de la licencia.

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Imagínese que está usted sentado en la terraza de un bar tomando algo y que, de repente, llegue la Policía. Y que al día siguiente le pase lo mismo. Y al siguiente igual. ¿Le inspiraría a usted confianza ese establecimiento? Pues ese es el problema al que se enfrentan día a día Rafael Casado y María del Carmen Ramírez, propietarios de un bar-restaurante en el barrio de Pescadería. El bar ‘Muelle del Tinto’ es un negocio familiar, tranquilo, al que suelen ir los vecinos de la zona a desayunar, almorzar o tapear por las noches, pero en el que no se producen grandes aglomeraciones, ni tampoco destaca por su ruido. Aseguran que tienen todos sus papeles en regla, aunque la licencia del establecimiento -“que la tiene, desde el primer día”- aún no está a su nombre “pese a que la tenemos solicitada desde hace un año”.

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A ello se agarra uno de los vecinos de la comunidad en cuyos bajos se encuentra el establecimiento, que según relatan los dueños, es quien les manda a la Policía día sí, día también. “Dice que no quiere un bar en los bajos, que le molestan los veladores, así que se dedica a mandarnos a la Policía, además de tirar desde arriba -al parecer, vive en la sexta planta del edificio contiguo- cosas como huevos o limones. La Policía llega cada noche, pide los papeles -sabiendo que los hay de más-, levanta acta y se va. Es un sinsentido, pero lo que no entendemos es cómo la Policía sigue viniendo”, explica María del Carmen Ramírez.

“Lo que no entiendo es por qué tenemos que estar soportando esto, cuando nosotros cumplimos y tenemos todos nuestros papeles en regla. El daño es para nosotros, para nuestra imagen, y a eso no hay derecho”, se lamentan los propietarios de este establecimiento. “¿Qué pueden pensar nuestros clientes? ¿No pueden imaginar que pasa algo raro cuando ven todas las noches entrar por la puerta a la Policía? Nos la manda todos los días, cuando más gente hay en el bar, y ya no sabemos qué hacer”.

La queja de los dueños

Los dueños de ‘Muelle del Tinto’ enseñan a huelva24.com su documentación, la solicitud del cambio de titularidad de la licencia desde julio de 2014. La petición -con la entrega de toda la documentación- de la solicitud de terraza con veladores al área de Medio Ambiente, la adecuación de la televisión -“aunque nos lo exigen sólo a nosotros, cuando todos los bares la incumplen”- a la normativa de ruido con la restricción a 70 decibelios, y un largo etcétera. “Lo que nos tiene que explicar alguien es quién está paralizando esto, porque supuestamente tardan en darte los papeles 15 días, y nosotros llevamos un año esperando. ¿Eso cómo se entiende? ¿Cómo puede ser que, con todo en regla y todo entregado, aún no tengamos la licencia a nuestro nombre?”, se pregunta la propietaria del establecimiento.

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 “No entendemos cómo una única persona puede hacerle tanto daño a un negocio. Aquí el resto de los vecinos no se queja, al contrario, son nuestros clientes, y son testigos de que aquí no se hace ruido y se cumple con todo lo que marca la legislación, pero a este señor se le ha atravesado el negocio -como sucedió con todos los que estuvieron aquí antes que nosotros-, y no hay manera de que nos deje tranquilos”, aseguran.

La esperanza de los dueños de este establecimiento -que, tras un año, aún no ha podido colocar el cartel con el nombre del mismo, al faltarle el “papel pertinente”- es que el nuevo equipo de Gobierno “atienda nuestras peticiones y nos dé de una vez el cambio de titularidad. Entonces no sabemos de qué se quejará este vecino, ni qué pega nos pondrá la Policía. Esperamos que ya entonces acabe este castigo”.

Pese a todos los inconvenientes que han tenido que ir salvando a lo largo de este año -en realidad, uno sólo, pero de un “martilleo continuo”-, por la cabeza de estos dos emprendedores en ningún momento ha pasado la posibilidad de abandonar: echar el cerrojazo y buscarse otro lugar. “No, para nada, no sería justo. Nos estamos dejando aquí la piel trabajando y tenemos nuestra clientela, ¿por qué nos tenemos que ir, si no estamos haciendo nada malo? Que se aplique la ley, a todos por igual, que nosotros la cumplimos sin problema. Este es nuestro negocio, y aquí seguiremos”, sentencia María del Carmen.

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