El inminente cierre del Burger King, un golpe casi definitivo para el centro comercial Aqualon de Huelva
El restaurante de comida rápida bajará la persiana en diez días, semanas después del adiós de los cines. La clausura deja en la calle a nueve trabajadores
Con la primera planta ya desierta, la actividad comercial se reduce a la bolera y a un puñado de locales de ocio en la terraza, que observan el futuro con incertidumbre
¿Adiós al Aqualon? El que fuese el primer centro comercial de Huelva podría tener una nueva vida como hotel
Cierran los cines de Aqualon de Huelva tras 20 años de proyecciones
El centro comercial Aqualon se asoma un poco más al abismo con el anunciado cierre de su Burger King, uno de los pocos negocios que aún mantenía el pulso en el agónico edificio. Según ha podido saber este periódico, la clausura se hará efectiva en diez días y dejará la primera planta completamente vacía, un golpe casi definitivo que llega solo unas semanas después de que las pantallas de sus cines se apagaran para siempre. El que fuera el primer complejo de ocio de Huelva avanza así, cierre a cierre, hacia un futuro incierto.
Con la marcha de la conocida cadena de comida rápida, la primera planta del edificio quedará sin actividad comercial, ya que era el único negocio que permanecía abierto en esa zona tras la despedida de los multicines. La decisión, que se materializará tras el próximo puente, dejará en la calle a seis de sus ocho trabajadores fijos, además de a tres empleados eventuales que reforzaban la plantilla.
No hace falta siquiera entrar en el edificio para apreciar el declive que vive desde hace años. La gran plaza que da acceso al centro comercial es un escaparate de cierres anteriores. Aún se observan los restos de un restaurante, un gimnasio y, como ejemplo más reciente, el rocódromo que ocupaba una de las esquinas. Durante la tarde de este mismo miércoles, únicamente la bolera se encontraba abierta al público en toda la planta baja, ofreciendo una imagen de semiabandono habitual en la última etapa del inmueble, especialmente de lunes a jueves.
La actividad se atrinchera en la terraza
Con este último cierre, la actividad de Aqualon se traslada casi exclusivamente a la terraza de la segunda planta, donde sobreviven unos pocos locales de ocio nocturno. Tan pocos son que pueden contarse con los dedos de una mano y sobrarían dedos. Agrupados bajo una misma propiedad, dos de ellos –Calle Ocho y Mala Santa– únicamente abren de jueves a domingo. Un tercero, Babilonia, también mantiene su actividad entre semana. En el camino se quedaron locales que en su día fueron un éxito y punto de encuentro de los más jóvenes, como el Circus, el Katrina o el Budha, recordados por los más veteranos.

A pesar de que el compromiso de los actuales negocios es mantener la actividad durante toda la temporada de otoño, invierno y primavera, el personal de estos establecimientos no las tiene todas consigo. El goteo incesante de cierres ha generado una profunda incertidumbre y el temor a que los planes iniciales puedan verse afectados. Los negocios se retroalimentan y tanto el Burger King como las desaparecidas salas de cine eran un motor importante, atrayendo a un público que, tras una película, aprovechaba para cenar o tomar una copa en la terraza.
El miedo, teniendo en cuenta los últimos acontecimientos y el elevado coste que supone mantener operativo todo el edificio, es que las últimas fichas del dominó acaben cayendo antes de lo planeado. La posibilidad de que el primer centro comercial que abrió en la ciudad termine como un barco fantasma varado junto a la ría es una imagen que cobra cada vez más fuerza.
Un hotel como salvavidas
Mientras el presente de Aqualon se apaga, su futuro podría pasar por una completa reconversión en hotel. La iniciativa, impulsada por el grupo inversor propietario del edificio, ha sido valorada positivamente por el Ayuntamiento. El primer teniente de alcalde de Urbanismo, Felipe Arias, considera que el proyecto encaja en la transformación de la nueva fachada marítima y subraya la necesidad de ampliar la capacidad hotelera de la capital, como ha demostrado la demanda del último verano.
Sobre la mesa también está la posibilidad de un palacio de congresos, alternativa que el consistorio ve con buenos ojos. Así, la creación de un hotel con zona de ocio se perfila como la opción más sólida para revitalizar el inmueble y sumarlo al desarrollo previsto para todo el Muelle de Levante.