La provincia de Huelva ha experimentado en las últimas décadas un notable aumento en la inmigración de origen, siendo un fenómeno que no solo impacta en las áreas rurales con explotaciones agrícolas, sino también en la capital. Este crecimiento demográfico está estrechamente vinculado a la creciente demanda de mano de obra en uno de los sectores clave de la economía onubense.
Trabajadores de distintas nacionalidades y continentes han pasado a formar parte de la sociedad de Huelva, aportando una mayor riqueza cultural a la provincia, pero también planteando importantes desafíos en términos de integración y prestación de servicios sociales.
Un aspecto notable de estas nuevas comunidades extranjeras es el desequilibrio de género presente en ciertas nacionalidades. Por ejemplo, la marcada diferencia entre varones y mujeres en grupos como Senegal y Mali refleja la dinámica específica de esta migración vinculada al empleo en los campos de frutos rojos y cítricos, principalmente.
Aunque la inmigración inicialmente se concentró en áreas rurales, su impacto se ha extendido a la capital, un polo de atracción para el colectivo extranjero demandante de los mayores servicios, educación y atención médica que ofrece la ciudad.
Respecto a sus orígenes, a continuación incluimos las 25 nacionalidades con mayor presencia en Huelva, excluyendo a España, junto con las cifras correspondientes, recogidas en el último padrón municipal:
• República Dominicana: 36 varones, 46 mujeres (Total: 82)
• Cuba: 32 varones, 45 mujeres (Total: 77)
• Perú: 39 varones, 38 mujeres (Total: 77)
• Argelia: 43 varones, 32 mujeres (Total: 75)
• Reino Unido: 26 varones, 43 mujeres (Total: 69)
• Ecuador: 39 varones, 28 mujeres (Total: 67)
• Argentina: 23 varones, 36 mujeres (Total: 59)
• Alemania: 20 varones, 36 mujeres (Total: 56)
• Pakistán: 36 varones, 13 mujeres (Total: 49)
• Francia: 23 varones, 25 mujeres (Total: 48)
De estas cifras cabe destacar las nacionalidades con mayor desequilibrio numérico entre varones y mujeres, encontrándonos casos extremos como el de Mali, con 100 varones y solo 5 mujeres, o el de Senegal, con 242 hombres y 55 mujeres.
Es más frecuente el caso contrario, el de la predominancia del sexo femenino sobre el masculino, pudiéndose observar patrones más marcados. Así, por regla general, la inmigración procedente de Iberoamérica es predominantemente femenina y numerosa en la capital (el tercer y quinto mayor contingente es el de Colombia y Venezuela) y está vinculado en una buena parte al sector del trabajo doméstico y de los cuidados. También se observa, aunque en menor medida, en determinadas nacionalidades procedentes de Europa Central, como Ucrania, Bulgaria o Polonia. No en vano de este último país hay una importante comunidad, en su origen mayormente femenina, repartida por muchos municipios freseros, que llegaron hace incluso dos o tres décadas, para trabajar en los campos de fresa y que en la actualidad se encuentran plenamente integradas en la sociedad local.
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