Las claves para distinguir un jamón ibérico con sello onubense

 Es bien sabido en el sector gastronómico la dificultad que supone la consecución del sello denominación de origen en cualquiera de sus vertientes. Por ello, conviene reconocer la labor y el desempeño de los profesionales que dedican su tiempo a que los alimentos que llegan a nuestra mesa lo hagan bajo las máximas garantías de calidad. Ejemplo de ello es el jamón ibérico, un producto con sello onubense que merece especial distinción por considerarse uno de los mayores tesoros gastronómicos del país. Así lo avala la Denominación de Origen Protegida (DOP) Jabugo, etiqueta registrada por la Unión Europea que protege y certifica la calidad y el origen de los jamones y paletas elaborados en las bodegas naturales de los pueblos del entorno del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Un total de 31 municipios forman parte de esta designación que se define bajo el lema “un lugar donde el entorno se respeta, el tiempo se venera, la tradición se honra y el origen se protege”. Es difícil definir mejor en una frase la esencia de este producto considerado patrimonio natural y etnológico de nuestra tierra. Para conocer de cerca esta joya gastronómica onubense, la Ruta del Jabugo de la Diputación de Huelva ofrece un recorrido por algunos de los puntos de interés del ecosistema natural que envuelve a esta DOP. Una ruta turística gastronómica que pretende acercar al visitante a las dehesas, los secadores y las bodegas en las que crece y se elabora este manjar, para acabar degustando sus colores, texturas, aromas y sabores en un entorno privilegiado.  El secreto del ibérico A pesar de ser uno de los productos gastronómicos más conocidos de nuestra tierra, aún quedan dudas en torno a qué elementos diferenciadores caracterizan a un jamón ibérico del que no lo es. Según los expertos, la cuestión principal reside en la raza del animal del que procede, siendo la ibérica propia de España. Del mismo modo, el estilo de vida y la cuidada alimentación del cerdo son esenciales para el resultado de este exquisito producto, teniendo aquí un papel protagonista la bellota. La cría en libertad del animal marca otro de los requisitos para la etiqueta de ibérico, convirtiéndose la dehesa y su protección en el primer eslabón de esta cadena. Respecto al proceso de elaboración, los tiempos marcan otro de los elementos diferenciadores: un jamón ibérico debe permanecer al menos 24 meses curándose, mientras que para un Gran Reserva se necesitan 15 meses. También tiene un importante papel en esta historia el carácter artesanal del verdadero ibérico. Las manos de sus elaboradores contribuyen a que el jamón se considere hoy en día un alimento único y excepcional a nivel mundial. Aunque a simple vista puede parecer una tarea difícil la de diferenciarlo, el ibérico suele tener un color más oscuro que el serrano. Un tono vino tinto brillante, con pocas vetas y motas blancas. En cualquier caso, las estrictas normas de trazabilidad del jamón ibérico garantizan su calidad y la correcta comunicación de la misma hacia el cliente, con el objetivo de mantener una tradición que en Huelva ha trascendido el patrimonio gastronómico para convertirse en elemento distintivo de la provincia en el exterior.  El paraíso del jamón Si hay un lugar en la provincia en el que aprender de primera mano sobre este producto cárnico, ese es el Centro de Innovación y Promoción del Cerdo Ibérico de Jabugo, en el edificio del Tiro Pichón de la localidad serrana. Inaugurado en 2015, este centro, que actualmente también es sede de la DOP Jabugo, ofrece al visitante un recorrido por los procesos de elaboración del jamón desde que nace el cerdo hasta que el producto llega a la mesa. Todo un museo del jamón con elementos audiovisuales y paneles informativos. Desde allí, en un edificio único del arquitecto Aníbal González, y con vistas a una impresionante dehesa, también se puede degustar en una bodega este producto estrella que se ha convertido en una bandera gastronómica en todo el mundo.

Un total de 31 municipios forman parte de esta designación que se define bajo el lema “un lugar donde el entorno se respeta, el tiempo se venera, la tradición se honra y el origen se protege”. Es difícil definir mejor en una frase la esencia de este producto considerado patrimonio natural y etnológico de nuestra tierra.

Para conocer de cerca esta joya gastronómica onubense, la Ruta del Jabugo de la Diputación de Huelva ofrece un recorrido por algunos de los puntos de interés del ecosistema natural que envuelve a esta DOP. Una ruta turística gastronómica que pretende acercar al visitante a las dehesas, los secadores y las bodegas en las que crece y se elabora este manjar, para acabar degustando sus colores, texturas, aromas y sabores en un entorno privilegiado.

El secreto del ibérico

A pesar de ser uno de los productos gastronómicos más conocidos de nuestra tierra, aún quedan dudas en torno a qué elementos diferenciadores caracterizan a un jamón ibérico del que no lo es. Según los expertos, la cuestión principal reside en la raza del animal del que procede, siendo la ibérica propia de España.

Del mismo modo, el estilo de vida y la cuidada alimentación del cerdo son esenciales para el resultado de este exquisito producto, teniendo aquí un papel protagonista la bellota. La cría en libertad del animal marca otro de los requisitos para la etiqueta de ibérico, convirtiéndose la dehesa y su protección en el primer eslabón de esta cadena.

Respecto al proceso de elaboración, los tiempos marcan otro de los elementos diferenciadores: un jamón ibérico debe permanecer al menos 24 meses curándose, mientras que para un Gran Reserva se necesitan 15 meses.

También tiene un importante papel en esta historia el carácter artesanal del verdadero ibérico. Las manos de sus elaboradores contribuyen a que el jamón se considere hoy en día un alimento único y excepcional a nivel mundial.

Aunque a simple vista puede parecer una tarea difícil la de diferenciarlo, el ibérico suele tener un color más oscuro que el serrano. Un tono vino tinto brillante, con pocas vetas y motas blancas.

En cualquier caso, las estrictas normas de trazabilidad del jamón ibérico garantizan su calidad y la correcta comunicación de la misma hacia el cliente, con el objetivo de mantener una tradición que en Huelva ha trascendido el patrimonio gastronómico para convertirse en elemento distintivo de la provincia en el exterior.

El paraíso del jamón

Si hay un lugar en la provincia en el que aprender de primera mano sobre este producto cárnico, ese es el Centro de Innovación y Promoción del Cerdo Ibérico de Jabugo, en el edificio del Tiro Pichón de la localidad serrana.

Inaugurado en 2015, este centro, que actualmente también es sede de la DOP Jabugo, ofrece al visitante un recorrido por los procesos de elaboración del jamón desde que nace el cerdo hasta que el producto llega a la mesa. Todo un museo del jamón con elementos audiovisuales y paneles informativos.

Desde allí, en un edificio único del arquitecto Aníbal González, y con vistas a una impresionante dehesa, también se puede degustar en una bodega este producto estrella que se ha convertido en una bandera gastronómica en todo el mundo.