METEONUBA
Ligeros cambios
Continúa el tiempo seco y soleado. Las altas presiones siguen dominando y tan sólo una zona de bajas al suroeste de la península provocará los ligeros cambios que experimentaremos a partir del jueves, cuando las nubes se apoderen de los cielos onubenses. Pero de lluvia, nada de nada.

Temperaturas ya situadas alrededor de los veinte de máxima y con mínimas que desde el jueves ya no bajarán de los nueve grados. Vientos flojos, muy suaves, como consecuencia de la estabilidad que esta situación anticiclónica produce sobre prácticamente toda la península Ibérica.
El aire cálido instalado sobre la península no augura precipitaciones y ya se empieza a hablar de cierta preocupación por la sequía en el suroeste peninsular. Comentábamos en entregas anteriores del hito que en cuanto a precipitaciones hemos experimentado en este enero que hoy finaliza dejando tan solo algo más de litro y medio en el acumulado mensual. Esto y según nuestras cuentas, se materializa en un 15 por ciento menos de precipitación anual. El problema es que febrero pinta igual. De momento y en el horizonte de dos semanas, no hay lluvia a la vista. Como quiera que febrero tiene una media de 45mm de precipitación en el histórico de los últimos 40 años, habría que ampliar el déficit hídrico de este 2022 en alrededor de un 25 por ciento, quiere decirse que podríamos bajar de los 400 mm anuales, con lo cual la pelea entre agricultores del entorno de Doñana y los clorofílicos que gestionan el antiguo coto se va a animar sobremanera. En esta batalla singular, y mientras el nudo gordiano de San Silvestre de Guzmán no acabe de resolverse, ciervos, patos y el sagrado lince ibérico tendrán todas las de ganar. El propio Instituto Geológico y Minero, en un apartado dedicado a la hidrología en el hoy Parque Nacional de Doñana, afirma que “mediante la explotación racional de los recursos subterráneos pueden crearse nuevas zonas húmedas, como la laguna artificial del Acebuche. En épocas particularmente secas, es posible llenar lucios y lagunas naturales mediante la construcción de sondeos, extracción de agua subterránea, tal como se hizo en el Palacio de Doñana, lucio de Mari López, etcétera.” Luego ni el señor Sánchez en sus vacaciones, ni los linces deben preocuparse por la escasez de aguas. Los agricultores del entorno, además de haberse sometido a un proceso de criminalización (1) por el mero hecho de querer regar sus plantaciones de fresas, arándanos o moras, sí que van a tener que preocuparse de esta imposición de un equilibrio natural fundamentado en la cría de linces en cautividad, suelta de conejos para que esta superpoblación de felinos nunca antes vista en Doñana pueda sobrevivir, o plantaciones de alcornoques en un alcornocal que soporta a una avifauna desproporcionada. El coto convertido en un parque, en un parque de atracciones. O lo que es lo mismo, el mundo en tecnicolor y en sus cercanías la mayor vergüenza medioambiental de Europa, el lamentable vertedero ilegal (2) de productos químicos, tóxicos y peligrosos en las marismas del Tinto, esos fosfoyesos que ahora se pretenden ocultar a la vista como en todos estos años se han intentado ocultar a la opinión pública. Ver para creer.
En fin, pasad una buena semana. Una semana de sol a excepción del jueves y sobre todo el viernes, pero ya para más adelante volverá a lucir el sol. El viernes continuamos consultando mapas y modelos por aquello de si se vieran venir nubes en el horizonte. Nubes con agua, claro está. Salud y pesetas, que lo demás son puñetas.
1.- Además de ser expuestos a la opinión pública como saqueadores del Acuífero 27, tienen que soportar campañas que, en forma de documentales, les acusan de explotadores inhumanos de una mano de obra que escasea en el territorio onubense y es menester traer de otras regiones más desfavorecidas, como el Magreb e incluso países del área suramericana.
2.- Algunos prefieren llamarle alegal, pero todo lo que no se ajusta a derecho, por mucho que las recomendaciones del parlamento europeo no se atiendan, es simplemente ilegal. Los fosfoyesos, por muchas medallas que el señor alcalde siga entregando a las poderosas fábricas del Polo, responsables de vertidos con condenas como es el caso de Atlantic Cooper, son un vertedero tóxico y peligroso, al aire libre y en una zona de especial sensibilidad medioambiental, como son las marismas del Tinto. Los lixiviados, por mucha capita de tierra que pongan por encima, continuarán envenenando las aguas del litoral onubense.