'ES IMPOSIBLE NO SER EMPÁTICOS', AFIRMA

Nicolás Vicente, un onubense al auxilio de refugiados ucranianos en Polonia: “A cien kilómetros se están cometiendo horrores”

Bizum, redes sociales y mucha movilidad sobre el terreno, son las armas de este estudiante de Islantilla y sus compañeros, residentes en Rzeszow (Polonia), a escasos cien kilómetros de la frontera con Ucrania. Recaudan fondos y compran todos los básico para los cientos de refugiados que están llegando constantemente. En dos días han reunido 15.000 euros y reclaman más ayuda ante la avalancha de ucranianos desplazados. “Esto es un embudo, todo el mundo acaba pasando por aquí al ser frontera”, señala y añade que “todo esto se vive con mucha pena y es imposible no ser empáticos”.

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Nicolás Vicente, un onubense al auxilio de refugiados ucranianos en Polonia: “A cien kilómetros se están cometiendo horrores”

Nunca sabemos realmente cómo vamos a reaccionar ante una realidad dura, de las que nos sobresaltan, hasta que la tenemos delante de los ojos y nos cala. Nicolás Vicente Elena, estudiante onubense de 21 años en Rzeszow (Polonia), no ha tenido que ver directamente la guerra para actuar. Para él y otros compañeros ha sido más que suficiente el rostro de los más débiles, mujeres y niños ucranianos que han dejado atrás sus vidas en su país tras la invasión rusa a la carrera, con más horror y miedo que pertenencias en sus maletas. 

Nicolás Vicente, un onubense al auxilio de refugiados ucranianos en Polonia: “A cien kilómetros se están cometiendo horrores”

Este joven, de Islantilla, estaba estudiando Derecho y ADE en la Universidad de Córdoba y este curso buscó vivir la experiencia de la Beca Erasmus para conocer otros países y culturas, ignorante en aquel momento de que presenciaría una de las caras más duras de un conflicto, a escasos cien kilómetros de Ucrania. Reside en un punto fronterizo estratégico y en pocos días el panorama ha cambiado. Es por ello que con sus compañeros de Universidad se han puesto manos a la obra y recaudan fondos para auxiliar a los cientos de desplazados que llegan constantemente. Todo un ejemplo a seguir.

Recordó que al principio de la invasión no tenían mucha información, pero que poco a poco supieron más y de golpe dejaron de hacerse a la idea de lo que ocurría para tomar conciencia al contemplar a las personas que estaban llegando en las peores condiciones a su entorno. “Comenzamos a ver cómo estaban las estaciones saturadas de gente, mucho movimiento militar y policial, aviones sobre nuestras cabezas y nos hizo pensar que estábamos ante algo serio y que teníamos que ayudar”, relató. 

Nicolás Vicente, un onubense al auxilio de refugiados ucranianos en Polonia: “A cien kilómetros se están cometiendo horrores”

“Al ser estudiantes no tenemos unas condiciones económicas fuertes, pero en lo que ha estado en nuestra mano hemos tratado de intentar concienciar a la gente con videos en las redes sociales para que se vea lo que está pasando la gente aquí y cómo lo estamos viviendo”, manifestó. 

Explicó que de manera independiente han formado un grupo que se dedica a captar fondos, comprar productos esenciales y repartirlos en estaciones, hospitales y pabellones donde se concentran los refugiados. De este modos, compran constantemente pañales, comida, elementos de higiene de primera necesidad, medicamentos… “Hemos ido comprando todo lo básico para las mujeres y niños, que son los que han venido. Con más dinero podríamos proporcionar autobuses, movernos más y comprar cosas mejores. Ahora mismo el dinero es la base de todo”. 

Nicolás Vicente, un onubense al auxilio de refugiados ucranianos en Polonia: “A cien kilómetros se están cometiendo horrores”

Sobre la realidad que presencia a diario, señaló que “realmente aquí no vemos conflicto bélico, pero hay más presencia militar, camiones blindados y gente viniendo de forma muy masiva. Hay muchísimos refugiados ucranianos en las estaciones y esto es un embudo. Todo el mundo acaba pasando por aquí al ser frontera”. Agregó que lo que ven es “bastante desolador”, con estaciones repletas de personas “saturadas”, mujeres, algunas de ellas embarazadas y solas, o con varios niños, llegan con el alma en los pies y el corazón lleno de incertidumbre. “Algunas hablan por videollamada con sus maridos, que se han unido al ejército”, aseguró.

“Todo esto se vive con mucha pena y es imposible no ser empáticos y ponerse en su lugar. Hemos escuchado aviones que pasan cada dos por tres bastante rápidos y somos conscientes de que a cien kilómetros se están cometiendo horrores”, expresó Vicente, que a nivel personal ha ido sintiéndose cada vez más conmovido por lo que está pasando y lo que viven estas personas. “Cuando llegas y ves todas esas esterillas, porque no hay camas, en pocos metros cuadrados y las condiciones en las que viven, con los niños correteando… Les miras y es bastante escalofriante, te piden cosas, aunque no hablan inglés y cuesta comunicarse”. 

Nicolás Vicente, un onubense al auxilio de refugiados ucranianos en Polonia: “A cien kilómetros se están cometiendo horrores”

Recordó un caso reciente de este miércoles, en el que una mujer sola embarazada pedía ayuda. “No soy médico pero creo le faltaría poco para parir. Ha tenido que dejar todo atrás y venir sola sin ninguna ayuda. A mí se me ponen los pelos de punta al ver cómo duermen y comen allí”, dice sobre personas que hasta hace nada tenía su casa y su vida transcurría con relativa normalidad. 

También hizo referencia a cuando hace unos días viajaron a Cracovia en unos trenes atestados de gente, con muchísimos refugiados. “Era imposible sentarse. Se estaban repartiendo bocadillos. Había una mujer con tres niños y le dieron una caja de elementos esenciales y al ver cómo la abrían, ahí, percibí la necesidad que estaban pasando. También había en la caja un libro para los niños. Además pude ver de reojo en su móvil a un hombre vestido de militar y me pude imaginar la situación. Se ven en un país cercano pero que es de otra cultura, sin nada, con niños pequeños y sin saber si va a volver a ver a su marido”, relató.

Por todo ello, defendió que “si tienes sensibilidad y te pones su lugar ¿quién no haría lo mismo que mi grupo de amigos? Lo que hacemos es un pequeño grano de arena. Hacemos lo que podemos, pero es gratificante, aunque queda muchísimo por hacer y por eso pedimos colaboración para seguir ayudando”.

Nicolás Vicente, un onubense al auxilio de refugiados ucranianos en Polonia: “A cien kilómetros se están cometiendo horrores”

Como reflexión final quiso decir, que sin tener los “conocimientos esenciales para opinar”, considera que muy cruel que se hayan desarrollado todos estos trágicos acontecimientos por “el egoísmo de una persona”. “No sé si de dos, pero que a día de hoy, en pleno siglo XXI vuelva a pasar esto… Tenemos una gran cantidad de democracias sustentadas y vemos que la historia se vuelve a repetir. Al ser humano le cuesta aprender y la mayor penuria es la cantidad de civiles que tienen que pagar las consecuencias de una guerra”. 

Al menos, en medio de ese desolador escenario, la esperanza brota gracias a la audacia de unos buenos corazones que quieren seguir haciendo más. 

PARA QUIEN QUIERA AYUDAR, AQUÍ.

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