Francisco Cruz Domínguez, nuevo presidente de la filial del Rocío de Moguer

Tras ocho años dedicados en cuerpo y alma a engrandecer el nombre de Moguer en el Rocío, la Junta de Gobierno que preside Manolo Morales ha dicho adiós a una de las experiencias más enriquecedoras de su vida, para dar paso a una nueva etapa que afrontan con la misma ilusión y compromiso un grupo de 20 moguereños y moguereñas, que saben ya lo que es representar a una de las filiales más señeras y antiguas de cuantas acuden a su cita anual con la Blanca Paloma.

Francisco Cruz Domínguez es el nuevo presidente de la Hermandad Filial de Nuestra Señora del Rocío de Moguer, y estará acompañado en este apasionante cometido por José Estévez Galé como vicepresidente, por José Morón Romero como secretario, por María Domínguez González como vicesecretaria y por Juan José Borrallo como tesorero, cargos a los que se suman los de prioste, las distintas vocalías, alcaldes de carretas y camaristas.

El máximo responsable de la filial recibió de manos de su antecesor la vara y la medalla que lucirá con orgullo a partir de ahora, al unir en estos símbolos el amor que profesa tanto a su pueblo como a la patrona de Almonte. El acto de investidura e imposición de medallas al resto de la directiva  tuvo lugar ayer en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Granada, muy cerca de la sede que custodia el centenario Carretón y Simpecado de la Hermandad moguereña.

No faltó a la cita el alcalde de la localidad Gustavo Cuellár encabezando una representación de la Corporación Local, que se sumó a los cientos de rocieros y rocieras que llenaron el templo arciprestal para dar la bienvenida a la nueva Junta de Gobierno y mostrar su agradecimiento a la directiva saliente por la gran labor realizada.

El broche final a esta emotiva velada lo puso como no podía ser de otra manera el Coro de la Filial del Rocío de Moguer, que bajo la dirección del cantautor local Rafael Moreno, trasladó a los asistentes a esa mágica mañana de jueves en la que Moguer emprende desde hace más de cuatro siglos su camino hacia al aldea para postrarse a los pies de la Blanca Paloma.