en la Iglesia del Valle

Enrique Martín Cera pronuncia el pregón de la Navidad de La Palma

11.06 h. El tradicional pregón de Navidad se celebró un año más en la Iglesia del Valle, con un altar presidido por la Virgen del Valle Coronada, recién llegada a su casa después de todo un año de acontecimientos. Así, el presidente de la Hermandad del Rocío de La Palma, Enrique Martín Cera, le dedicó sus primeras palabras: “Por fin estás de regreso en el Valle de La Palma, yo te ofrezco a Ti mis versos… Agiliza Tú, mi palabra”, dijo.

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Durante el pregón, Enrique Martín estuvo rodeado, además de la Virgen del Valle, del Simpecado de la Virgen del Rocío, adornado de flores de Navidad, y a su izquierda, en la capilla de Padre Jesús, de la Virgen del Socorro, bajada de su altar. Además, también contó con el acompañamiento de familiares, amigos, gentes de hermandad, el alcalde de la ciudad, Juan Carlos Lagares, y el presidente del Aula Cultural Alfonso X El Sabio, Pedro Rodríguez, institución que organizaba este acto.Como médico que es, Enrique Martín quiso dedicar unas palabras a los enfermos, a las personas que tienen que pasar la Navidad en un hospital y a los profesionales que los cuidan, “que el Niño Dios que nos va a nacer los bendiga, que el espíritu de la Navidad inunde cada una de las dependencias de nuestros hospitales, donde todavía se disfruta de los nacimientos. Gracias a Dios a los hospitales aún no han llegado las navidades laicas como en algunos centros escolares”.Después de dar las gracias a la persona que le presentó, la amiga de la familia, Nela Galán; Enrique Martín explicó el significado del tiempo litúrgico de Adviento, “anhelar la venida del Salvador y celebrar con toda intensidad la presencia de Dios entre nosotros”.El presidente de la Hermandad del Rocío de La Palma desgranó cómo fueron sus navidades: la familia trabajando en el obrador de la confitería, con su abuelo y su padre partiendo almendras, la elaboración de las especialidades navideñas, trabajo que se convertía en un rito que anunciaba la Navidad; así como el montaje del nacimiento, la cena de Nochebuena, acudir a la Misa del Gallo, son los recuerdos de la niñez. En la adolescencia, Enrique confesó su participación en campañas solidarias o el montaje de belenes vivientes. Nunca un nacimiento debe faltar en los hogares, sentenció.Por eso hizo una crítica a esa otra Navidad que se vive hoy en día, consumista, en donde los protagonistas llegan a ser los centros comerciales, “hoy día se felicitan las fiestas y no la Navidad”. Nuestras comodidades nos impiden acudir y movernos hacia donde se nos necesita, dijo. Criticó, igualmente, la falta de valores de la sociedad actual, “en la que no se respeta la vida al no nacido y en la que a la eutanasia se le denomina muerte digna; una sociedad en la que se valora el tener por encima del ser”. Por eso, abogó por no apartar a la Iglesia de los problemas actuales de la sociedad, “quieren hacer una sociedad en que la Iglesia solo pueda opinar en el ámbito de lo privado, sin admitir y querer ver que en el Evangelio está la respuesta a la crisis, y nunca encontraremos mejor momento que la Navidad para recordarlo”.Enrique Martín dijo que la Navidad es la ocasión para volver a encontrarnos con Dios, “hemos de dejar que su luz y su gracia entren hasta el fondo de nuestras almas. Por otro lado, se refirió también a la figura de José, “fiel a la misión que Dios le había confiado a pesar de sus iniciales dudas”, y a María, que acepta, sin dudarlo, la voluntad de Dios de ser la Madre de Jesus.Habló, igualmente, de la Epifanía como la manifestación del Señor a todo el mundo y, aprovechó así, para recordar, como rociero que es, a cuando hombres y mujeres de La Palma, que a mediados del siglo pasado, cada 5 de enero iban al Rocío para adorar al Divino Pastor y llevar regalos a los niños más necesitados, y que en la actualidad la hermandad rememora esa efeméride cada 6 de enero.Su última reflexión se centraba en el hombre como ser que se incorpora a Dios cada Navidad, intercambio entre Dios y el hombre, “es el nacimiento del hombre a la vida de Dios. La Navidad es, en definitiva, la totalidad del Misterio Salvador con toda su Plenitud”.

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