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Pablo Alfaro, un central con carácter que no triunfó en Huelva y aspira subir a Segunda con el Leganés

11.00 h. Pablo Alfaro militó como jugador 18 temporadas en la élite y fue expulsado en 28 ocasiones. Vistió las camisetas del Zaragoza, Barcelona, Racing, Atlético, Mérida y Sevilla, ganando cuatro títulos y jugando competiciones europeas, mientras que ya como entrenador lo hizo bastante bien en el Pontevedra y actualmente en el Leganés, pero fracasó con el Decano.

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Alfaro Armengot nació en Zaragoza el 24 de abril de1969, por lo que actualmente tiene 43 años. Central contudente y con carácter,está por méritos propios en el libro de la historia del fútbol español, y esque militó 18 temporadas seguidas en la élite (entre Primera y SegundaDivisión). Además, es el futbolista que más tarjetas rojas ha visto, 18directas y 10 por doble amarilla. Se ganó en su día mala fama por realizarentradas terribles y protagonizar piques con jugadores como Capi, Aguilera,Míchel Salgado o Dani, pero también se caracterizó por su simpatía, humildad ypor protagonizar gestos loables como cuando en un Recreativo-Sevilla de lacampaña 2002/03 atendió sobre el terreno de juego a Quique Romero, que sufríaconvulsiones tras sufrir un fuerte encontronazo con el portero Notario. Dehecho, incluso fue Rey Mago en la capital hispalense y tiene una gran formaciónacadémica, ya que entre otras cosas tiene acabada la carrera de Medicina. Lodicho, Doctor Jekyll y Mister Hyde.

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Dio sus primeros pasos en el equipo de su tierra, el Zaragoza,donde comenzó en edad alevín. En la temporada 1988/89 vistió la camiseta delfilial maño, el Deportivo Aragón. En el verano de 1989, con poco más de 20 añosde edad, dio el salto al primer equipo, debutando en la máxima categoríanacional el 3 de septiembre con un plácido triunfo por 3-0 ante el RayoVallecano. Se asentó con Radomir Antic como técnico disputando 37 encuentros,además de 4 en la Copa de la UEFA, dos contra el Apollon y otros dos ante elHamburgo alemán, que apeó a los maños de dicha competición europea.

En los dos siguientes ejercicios, Pablo Alfaro disputó 36 y34 encuentros, respectivamente, antes de marcharse traspasado al Barcelona por300 millones de las antiguas pesetas en el verano de 1992, poco después de queel club azulgrana ganase la primera Copa de Europa de su historia en Wembleyante la Sampdoria y también poco después de que la Ciudad Condal acogiese losJuegos Olímpicos. El central no triunfó a las órdenes de Johan Cruyff y sólodisputó siete encuentros de Liga. Eso sí, engordó bastante su currículum, yaque esa temporada el Barcelona ganó la Liga, además de la Supercopa de Europa yla de España.

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El maño se marchó en 1993 al Racing de Santander, donde síque se convirtió en indiscutible en las tres siguientes temporadas, disputando108 partidos repartidos de la siguiente manera: 36 en la primera, 34 en lasegunda y 38 en la tercera. Su buen rendimiento y que ya había alcanzado unbuen grado de madurez con 27 años provocó que el Atlético de Madrid, queacababa de ganar la Liga, se fijase en sus servicios, en buena parte debido aque su técnico era Radomir Antic, con el que Alfaro había debutado en PrimeraDivisión. En el club colchonero, al igual que le había sucedido en elBarcelona, no brilló, y eso que habían pagado 175 millones de pesetas por sucontratación. Únicamente jugó 11 encuentros ligueros y cuatro en la ChampionsLeague, competición en la que se estrenó. Jugó dos ante el Widzew y otro contrael Steaua de Bucarest y el Borussia Dortmund.

En el verano de 1997 se comprometió con el Mérida, dondetambién militó tres temporadas y donde tuvo buenos números en el apartadoindividual pero muchos sinsabores en lo colectivo. En su primera campaña allíjugó 34 encuentros, pero no pudo impedir el descenso de los extremeños a lacategoría de plata. La siguiente jugó 29 partidos, pero el Mérida no regresó aPrimera, y en su tercera temporada allí el conjunto extremeño descendió aSegunda B, no en el césped, sino en los despachos debido a sus impagos.

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Desesperado por esa situación tan mala que había vivido,Pablo Alfaro apostó por la experiencia de probar en el fútbol griego firmandopor el Iraklis por dos temporadas. Pero justo cuando iba a marcharse a tierras helenaslo llamó el Sevilla, con lo que dio marcha atrás, aunque el asunto tuvo su líoy la Real Federación Española de Fútbol estuvo varios días estudiando si había duplicidadde contratos. Incluso el Mérida quiso sacar tajada económica de un posibletraspaso. El central maño vivió a partir de entonces los mejores años de sucarrera deportiva y se convirtió en todo un ídolo de la afición de Nervión. Fueuna seña de identidad y acabaron ovacionándole en cada partido al grito de ‘PabloAlfaro, es nuestro líder’.

Con Joaquín Caparrós como técnico, Pablo Alfaro fue clavepara el retorno del Sevilla a Primera División en su primera temporada allí,disputando 35 partidos. En la campaña 2001/02, ya en la élite jugó 36encuentros, en la 2002/03 disputó 33 y en la 2003/04 un total de 37. En lacampaña 2004/05, jugó 19 en Liga y ocho en la Copa de la UEFA, competición queconquistó el Sevilla al año siguiente. No obstante, ya había llegado albanquillo nervionense Juande Ramos, que sustituyó a Caparrós después de que elex entrenador del Decano estuviese cinco campañas seguidas dirigiendo a loshispalenses. Y el nuevo técnico no contó demasiado con el central, que durantela primera vuelta liguera sólo jugó cuatro encuentros, además de dos de laUEFA.

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En el mercado invernal, el Sevilla, que conquistó mesesdespués el título europeo doblegando al Middlesbroguh inglés, fichó al francésEscudé, por lo que entre lágrimas Pablo Alfaro se marchó al Racing deSantander. Allí volvió a ofrecer un excelente rendimiento pese a que ya rozabalos 37 años, ya que disputó 17 encuentros, marcando un tanto, que fue clavepara la permanencia de los cántabros en Primera División al derrotar por 2-1 aOsasuna en la penúltima jornada. En la temporada 2006/07, únicamente jugó cincoencuentros. Se retiró con 38 años (siendo el futbolista en activo más veteranoen la Liga de las Estrellas en dicho ejercicio) midiéndose al Betis en laúltima jornada liguera el 17 de junio. Los verdiblancos ganaron ese partido por0-2, aunque el maño siempre presume de que vistiendo la camiseta del Sevilla noperdió ninguno de los nueve derbis que disputó ante el eterno rival.

Entonces apostó por la formación y se sacó el título deentrenador y de director deportivo en los cursos impartidos por la RFEF. Tambiénestudio Medicina Deportiva, hizo el MIR y le dieron plaza en Cádiz. Además,entró como accionista en una empresa que se dedicaba a la formación ypreparación de eventos deportivos. Así pasó dos años hasta que en 2009 regresóal Sevilla como coordinador del fútbol profesional. Su función era el de seruna especie de nexo entre los despachos y el vestuario, pero nunca llegó asentirse satisfecho con dicha labor y además tuvo diversos desencuentros con elpresidente nervionense, José María del Nido.

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De ahí que decidiera marcharse del Sevilla y muy pronto lesurgió la posibilidad de debutar en un banquillo. Fue en el Pontevedra deSegunda B, conjunto al que cogió en la mitad de la tabla y al que acabóclasificando para las eliminatorias de ascenso a la categoría de plata. Inclusoel cuadro gallego, en el que militaba el onubense Pedro Baquero, eliminó porsorpresa a uno de los gallitos, el Oviedo, pero después se topó con elAlcorcón, que lo apeó y después acabó subiendo. La primera experiencia del mañocomo técnico fue muy positiva y días después le llegó la oportunidad de dirigira un conjunto de Segunda, el Recreativo de Huelva.

Llegó con la ilusión de un principiante, pero no le acompañóla fortuna. Así, casi nada más aterrizar el Decano entró en Ley Concursal, loque propició que el entorno estuviese ya muy viciado. Además, pronto se lelesionaron jugadores muy importantes. Los resultados tampoco le acompañaron yal consejo de administración albiazul no le quedó más remedio que destituirloen la octava jornada pese a que la afición y los medios de comunicación apenasle habían cuestionado. Sus números, eso sí, eran bastante decepcionantes. Dejóal cuadro onubense penúltimo en la tabla, con cuatro empates, cuatro derrotas yningún triunfo, y con sólo tres goles a favor y 12 en contra.

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Quizás debido a ese fracaso se tomó después las cosas conmás calma y aparcó durante temporada y media su paso por los banquillos hastaque el pasado verano aceptó la oferta del Leganés después de haber sonadotambién para dirigir al filial del Zaragoza. Y las cosas le están yendo muybien a Alfaro en el equipo pepinero, ya que a falta de diez jornadas para eltelón liguero tienen serias opciones de disputar las eliminatorias de ascenso aSegunda. Así, el Leganés marcha segundo en la clasificación, por delante degallitos como el Oviedo o el Salamanca y sólo a la estela del líder Tenerife.Además, son el conjunto que más tantos ha marcado. Y es que Alfaro espartidario de un juego de toque, vistoso y ofensivo pese a su fama de centralexpeditivo. Las paradojas del fútbol y de la vida. Todo un caballero que notriunfó en el Recreativo, pero que quizás en un futuro tenga una segundaoportunidad.

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