CONFIDENCIAL
El runrún: Muere otro invisible
Los vemos sin mirarlos a diario como parte del paisaje cotidiano, sin reparar en nada más. Con la excusa de la prisa o huyendo de complicaciones pasamos junto a ellos como si fueran invisibles, seres que permanecen ajenos a todo.


“Hoy amaneció, como tantos otros días, entre cartones, acompañado de su soledad, y rodeado de gente que viene y va con sus ajetreadas vidas, como en un tren a toda velocidad, viendo todo el paisaje, pero perdiéndose el detalle. Hoy amaneció, pero ya no estaba, alguien al pasar lo vio inmóvil, tirado en la acera entre sus preciados cartones y dio conocimiento a la Policía Local, que junto con el equipo del 061 solo pudieron ya certificar su muerte. Solo dejó su maltrecho cuerpo en un mundo deshumanizado, indolente y cruel, su alma voló más allá de las estrellas, donde probablemente encontrará el calor que aquí jamás tuvo. Sólo era un indigente más con el que en más de una ocasión nos habremos cruzado, solo sé que era de origen portugués y se llamaba Ricardo y que era relativamente joven, en vida ya su mente lo había abandonado. DEP Ricardo”.
Bonitas palabras para una triste realidad, le contestaban. También había quien comentó que “él no pedía para drogas ni alcohol ni comida... simplemente no pedía, pero los que lo conocíamos sí le dábamos comida, ropa, incluso ayuda, que siempre ha rechazado. Pobrecito”. Otra persona lo confirmaba: “Él no quería nada de nadie. Se decía que venía de familia pudiente y que su vida era una huida de las riquezas. Me daba mucha pena cuando lo conocí y lo único que tenía era un peluche al que mimaba pero igual de sucio y pobre que él”. Otro comentario señalaba: Yo me lo he cruzado en varias ocasiones y sentía una inmensa pena. Por desgracia hay muchos que viven así. Hoy gracias a ti Manuel sé su nombre. Ricardo. Que descanse en paz”.

