Coronación canónica

Huelva corona con oro, amor y gloria a la Victoria

21.49 h.(actualizado, 0.38) La ciudad vivió con intensidad un día histórico. En una misa pontifical solemne y muy especial en la plaza de las Consitución el obispo de Huelva, José Vilaplana,coronó canónicamente a María Santísima de la Victoria, y destacó que la obra social asociada a ella, que ha permitido crear un taller de formación para mujeres en la República Dominicana, es 'la más hermosa joya que brilla en esta corona'.

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Fuerte chaparrón, pero pasajero

En la calle esperaba la ciudad engalanada y cientos de onubenses que se apostaban en torno a la iglesia, que miraban al cielo suplicando por que no se materializaran malos presagios. Sobre las 18.38 horas empezó a llover fuerte y se abrieron los paraguas y apareció la incertidumbre, el desconcierto, los nervios, la intranquilidad. pero el chaparrón pasó y se abrió el cielo para que el sol fuera desmadejando sus rayos. Sobre las 19.00 horas comenzó a vivirse el sueño. El capataz, Enrique Izquierdo, fue dirigiendo el paso, que despacio fue asomándose hasta que los aplausos fueron rompiendo y redoblaron las campanas, fluyeron los sones de la Banda del Nazareno, para ir saboreando paso a paso el camino hasta la coronación.

Por una cantidad creciente de rostros de alegría que antes fueron de preocupación, el paso de la Reina del Polvorín tomó hacia abajo la calle Méndez Núñez para continuar por la calle Concepción, la calle Palacio y la Plaza de las Monjas, en cuya esquina le cantaron las hermanas Agustinas, que con las palmas de las manos en la frente protegían del sol las miradas que regalaban a la Virgen. Sus pasos le condujeron después a una Gran Vía repleta de gente, por la que la sagrada titular fue avanzando flanqueada por banderas de España ondeando sobre mástiles blancos, hasta alanzar la plaza de la Constitución, donde otra multitud expectante, vestida de chaqué y mantilla, ocupaba su lugar en un escenario de predominante color rojo y flores blancas. Sobre las 19.37 la emoción contenida se desbordaba en aplausos y vivas y la banda sinfónica escanciaba sus notas mientras La Victoria se entronizaba, con la medalla de la ciudad al cuello, en la parte central del altar, con el Ayuntamiento de la ciudad a la espalda para iniciar sobre las ocho menos cuarto la misa pontifical.

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La obra social, una joya

En su homilía el obispo José Vilaplana calificó la celebración como una solemne fiesta, e indicó que la coronación  es el premio a la fidelidad, el cumplimiento de los anhelos más profundos, la recompensa a la lucha, además de una fiesta de la fidelidad, porque la Virgen obedeció la palabra de Dios con esmero y por eso fue ensalzada como reina del universo. Vilaplana señaló que la Virgen María es la mejor creyente, necesitamos su ejemplo, y que es acogida como madre por todos nosotros en el corazón de Huelva. Asimismo afirmó que la fe madura con caridad y que la mejor corona es el amor y que la corona no es más que la expresión del amor y el cariño a la Virgen María. Es por ello que aseguró en referencia a la obra social de la hermanad que es la más hermosa joya que brilla en esta corona

En esta línea, el obispo insistió en que la coronación es la culminación de la victoria del amor sobre el egoísmo, del respeto frente a los fríos intereses económicos. Por tanto resaltó que la coronación no puede acabar hoy, sino que debe durar siempre, porque cada día María te que ser reina y madre en nuestras vidas, que tengamos fe como ella, a lo que agregó que consigamos la corona de gloria que no se marchita.

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Sobre las 20.45 horas los padrinos de la coronación, la ciudad de Huelva, representada por Pedro Rodríguez, alcalde de la capital, y Luisa Guerrero, en representación de las Madres Teresianas, cogieron entre ambos la corona y la condujeron hasta el obispo segundos antes del momento cumbre. La corona, que ha ido cobrando forma durante dos años con el oro donado por cientos de fieles, fue bendecida por José Vilaplana, que justamente a las 20.49 depositó sobre la cabeza de la Señora la joya de orfebrería y amor que toda Huelva deseaba tanto entregar a La Victoria. Sonó el Aleluya de Haendel y el gozo fue máximo en un momento que será para siempre para tantos y tantos fieles, que sintieron cómo todo valió la pena para llegar hasta aquí. Generaciones de hermanos han ido entregando sin medida el tiempo de su vida a la hermandad, desarrollando una labor desinteresada para que creciera en torno a una devoción una hermandad cada vez más rica.

En la recta final de la misa pontifical se realizaron peticiones para los hermanos difuntos y especialmente para que la familia de Ruth y José pueda recuperar pronto a los niños desaparecidos en Córdoba el pasado mes de octubre. Seguidamente se produjeron las ofrendas de la hermandad y obsequios que le han hecho llegar otras cofradías onubenses y hermanos a título individual. Cabe destacar que una de esas ofrendas fue pan realizado por la primera promoción del taller de mujeres creado con la obra social. 

Motivo de orgullo

Después se leyó el mensaje enviado por el Papa Benedicto XVI y de nuevo Isidoro Olivero tomó la palabra para agradecer en nombre de la hermandad a nuestra madre, que a pesar de la meteorología no nos ha fallado. Aseguró que se vivían momentos de inmensa alegría y quiso dar las gracias a todas las personas que han colaborado para que la coronación sea la que pidió Huelva y motivo de orgullo. El hermano mayor de la Victoria pidió al alcalde de Huelva que en el escudo de la ciudad se incluya el lema ciudad muy mariana y destacó el engranaje perfecto propiciado entre autoridades y la cofradía para la organización de la coronación canónica, el compromiso de las empresas colaboradoras y de los medios de comunicación, que han contribuido al éxito cosechado. Finalizó su intervención con un enérgico ¡Viva la Victoria Coronada!

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Procesión gloriosa hasta El Polvorín

Tras terminar la misa el paso de palio se vio rodeado por un gran número de personas que quisieron inmortalizar con sus fotografías el semblante esplendoroso de María Santísima de la Victoria, inmensamente bella y radiante, con su nueva corona culminando la obra de arte y amor que representa su figura, cada vez con más luz en una tarde camino del crepúsculo. Pasaron decenas de minutos de incesante felicidad por el momento vivido y no fue hasta las 22:22 cuando el martillo del paso sonó para ponerse en camino en la procesión oficial de vuelta hasta la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, no sin gustarse en el caminar esmerado por los barrios del Matadero, el Barrio Obrero y El Polvorín.

La marea humana que había permanecido ordenada comenzó a desplegarse en dirección a la Plaza del Punto. El pasillo entre las banderas habilitaba el paso claro del palio de La Victoria, pero una vez cubierta esa distancia, se vio rodeado y llevado en volandas por la multitud, cuyo abrazo realzaba el caminar de la Señora, ya siendo la luz más brillante en la noche que había sorprendido a los presentes. La primera levantá fue dedicada por el capataz al pueblo de Huelva, que dio lo que tenía para esta esperada coronación, que se siguió disfrutando y festejando de una manera imponente.

Huelva corona con oro, amor y gloria a la Victoria

Tras revivir estampas que cada Miércoles Santo se dibujan en el trayecto de recogida de la hermandad, pero con un sabor especial que lo hizo único, y otras calles inéditas por las que los aplausos, los vivas, las marchas y el caminar lento fue una constante, la Reina del Polvorín cambió de escenario y se adentró en el Barrio Obrero. La sentida intimidad invitó a recrearse al palio, que después buscó el calor de su parroquia, sintiéndolo, pero sin querer meterse todavía en el templo, dilatando las emociones, los momentos únicos cuya sucesión engrosarán las memorias de los files para conformar el relato colectivo de esos días que marcan un hito en el fervor popular de la ciudad y cuya huella será imposible de borrar en los corazones de tanta gente que había soñado con una coronación que parecía que no iba a llegar nunca y que ya es para siempre.

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