LUNES SANTO > TRES CAÍDAS
Amor y Penas desde El Polvorín
Ofreciendo un verdadero espectáculo en cada chicotá, la Hermandad de las Tres Caídas ha puesto rumbo al centro de la ciudad un nuevo Lunes Santo. Bailaba imponente Jesús de las Penas, mientras María Santísima del Amor sonaba a nuevo.


Volvían a abrirse las puertas del Sagrado Corazón de Jesús un día después para volver a deleitar auno de los barrios más cofrades de Huelva. No brillaba tanto sol sobre ElPolvorín, pero las ganas eran las mismas, las de siempre: la multitud esperabala Cruz de Guía.
Y ésta apareciópuntual (16.45 horas), anunciando que dentro, los titulares de Tres Caídas se iban preparando paramostrarse ante Huelva. Segundo González,el arquitecto encargado de diseñar, hace 25 años, la casa hermandad de lacofradía, protagonizó, emocionado, la primeralevantá del paso de misterio, que poco a poco se fue acercando al dintel dela puerta.

Los aplausos llegaban desde el exterior, mientras las capasverdes comenzaban a desfilar por Presbítero Pablo Rodríguez y Federico Molina.En el interior del templo, Fabián Tellocomenzaba a dirigir a sus hombres bajo las trabajaderas, y le dedicaba lasalida, primero, “a todos esos que no han podido venir a ver la hermandad”, porel motivo que fuese, y en segundo lugar, a todos los hermanos que la acompañanpor las calles de la ciudad como nazarenos.
Las maniobras en el interior de la iglesia se dieron por concluidas cuando el paso de misterio quedó cuadrado ante la puerta del Polvorín. Labrisa ya tocaba el rostro del Señor delas Penas que, “de frente, poco a poco” y con los costeros a tierra, salvóel marco de la puerta del Polvorín. El público aguantaba la respiración,concentrado únicamente en el sonido de los pasos del cuerpo de costaleros, cuyaimpecable actuación fue recibida con aplausos y los primeros acordes de la Marcha Real.
Comenzaba entonces el verdaderoespectáculo, ése que siempre ofrecen las hermandades del Polvorín en su calle,ante su gente. El imponente misterio de las Tres Caídas, sobre un monte de claveles rojos, comenzaba agirar sobre la plataforma, pero lo hacía artísticamente, al ritmo que lemarcaba la Banda de Cornetas y TamboresJesús Nazareno de Huelva. La cuadrilla parecía aliviar el peso de la cruzque carga Jesús de las Penas, y el misterio comenzaba a mecerse gracioso yliviano.

Salvó el misterio Presbítero Pablo Rodríguez sin prisa,bailando El alma de Triana y Amor y Penas, y enfilando el rumbo porFederico Molina camino del abrazo con el centro de la ciudad. Mientras, en elinterior del Polvorín, la gran protagonistadel día compartía la gloria otra Reina: la Virgen de la Cinta, a quienestuvo dedicada la primera levantá ycuyo hermano mayor, Manuel Roméu, searrancó por saetas mientras el palio del Amor comenzaba a posicionarse paraecharse a la calle.
Con toda la candelería encendida ya en el interior deltemplo y un exorno floral blanco, para resalte de la abundancia del verde, lacuadrilla de María Santísima arrancaba su estación de penitencia emocionada. “Despacitoque prisa no hay”, guiaba el capataz en esos últimos momentos antes de que la Virgen del Amor se mostrase ante susfieles.
De nuevo sonaron los aplausos en Isla Chica, y de nuevo laslágrimas de emoción se vertían en las aceras ante la imagen de una de lasSeñoras del Lunes Santo onubense, Amor, queacompañada por primera vez de la Banda Municipal de la Puebla del Río, sedispuso a seguir a su Hijo por las calles de la capital.