Miércoles Santo > El Prendimiento

El fervor poderoso del Carmen

Nuestro Padre Jesús del prendimiento cumplió 25 años desde su primera estación de penitencia, que realizó entonces en parihuela y que como en la mayor parte de su existencia lo hizo sobre su impresionante paso neobarroco, el más grande de la Semana Santa onubense. La Barriada del Carmen se volcó con su cofradía, demostrando el orgullo y hondo sentimiento que llevan anclado en el corazón por ella. Su paso firme y poderoso despertó un año más la admiración de los cofrades onubenses.

El fervor poderoso del Carmen

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Una hermandad guarda con celo su patrimonio, lo hace crecer con esfuerzo poco a poco y en su día santo lo comparte y llena de vida las calles que esperan su encuentro. Una hermandad es lo que siente y lo que demuestra, lo que no pueden comprar las monedas de Judas y en una cofradía como la de El Prendimiento se reconoce que el fervor está en las personas y no en las cosas y que tiene poderío en el modo en que la gente de la Barriada del Carmen recrea cada Miércoles Santo la escena en la que el Señor está a punto de ser capturado en el Huerto de los Olivos. 

El fervor poderoso del Carmen

No importaba el calor. La mayoría de los vecinos ya estaban en la calle pasadas las cuatro de la tarde para no perder detalle de la salida de su cofradía, para sentir ese orgullo de barrio en un día grande, de fiesta particular, pero también de responsabilidad por cumplir de nuevo con una tradición muy sentida. 25 años se cumplen desde la primera salida de Jesús del Prendimiento, que entonces lo hizo en parihuela. 25 años también se cumplen desde que fuera aprobadas las reglas de la hermandad y su entrada en la Orden del Carmen Calzado.

Por las calles Tres Carabelas y la peatonal Antonio Rengel se fueron acabando los espacios a pie de calle y también en las ventanas, una multitud de miradas y almas en ambos niveles predispuestas a fundirse con su sagrado titular en un emotivo encuentro. En torno a las 16.30 horas ya no cabía un alfiler en los alrededores y tuvo que hacerse un pasillo para que la Banda de la Santa Cruz pudiera colocarse en su lugar. Poco después la impaciencia comenzaba a saciarse con la apertura de puertas y el desfilar de los nazarenos color crema y marrón de la cofradía tras la cruz de guía.

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Con el alma predispuesta por toda su gente al unísono, zarpó el impresionante paso neobarroco de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento traicionado por Judas, el más grandes de la Semana Santa de Huelva, y en el que merece la pena posar la mirada con detenimiento, tanto por lo que porta como por lo inscrito en él. En sus cuatro caras laterales se pueden apreciar distintas alegorías de la pasión por medio de un bestiario, como los dragones de sus esquinas o el de un caracol, símbolos del mal. Aún más interés tiene el conjunto escultórico que muestra al Señor, de ojos verdosos, sudando sangre con angustia en el Huerto de los Olivos a sabiendas del pesaroso destino que va a padecer. La amenaza real de ser prendido la representan dos soldados, acompañados por un esclavo, que han pagado a un Judas que a su espalda señala a la vez que agarra su bolsa. También están presentes los discípulos Juan, Santiago y Pedro.

Sobre las 16.45 horas el voluminoso paso de misterio del Prendimiento se echaba a la calle con la marcha que lleva su nombre brotando con fuerza de las cornetas de los músicos de la Santa Cruz y una nube de aplausos de sus fieles, que con felicidad y emoción suspiraban. El titular de la cofradía carmelita se fue abriendo paso entre la muchedumbre con esmero y elegancia hasta alcanzar la Avenida del Ancla y desembocar poco después en Cristóbal Colón, larga avenida que fue la autopista hacia el centro de la cofradía, que su característico paso firme comenzó a caminar con poderío para cumplir con los horarios previstos en su largo recorrido.  Por allí se desplegaron los nazarenos , que con el cirio en la cintura caminaban rigurosamente emparejados en la fila para encontrarse con un gran número de personas bajo las palmeras de esta avenida de las Colonias y el Paseo Independencia. 

En torno a las 18.50 horas alcanzaba la plaza de la Merced el paso de Jesús del Prendimiento, momento en el que se abrían las puertas de la santa iglesia catedral para que iniciara su estación de penitencia la Hermandad de la Santa Cruz. Para dejarle el camino libre a esta joven cofradía, el barco del Carmen, tras unos minutos de pausa, mantuvo su ritmo firme por la Merced rodeado de muchísima gente que no había visto la salida desde su templo y que buscaba su primer encuentro en este punto.

El fervor poderoso del Carmen

Desde ahí el desfile procesional de la hermandad de la barriada del Carmen continuó avanzando en línea recta para tras recorrer la calle San José entrar en carrera oficial por José Nogales sobre las 19.45 horas. Tras pedir la venía los nazarenos comenzaron a conquistar la Placeta y minutos después entraba el grandioso paso del Señor del Prendimiento, que tras caminar con ritmo comenzó a gustarse con el buen trabajo de sus costaleros, que fueron meciendo con esmero este conjunto escultórico lleno de pasticidad, un pasaje bíblico relatado sin necesidad de palabras.

El recorrido tras entrar por Placeta y salir por la Gran Vía consistió el subir hasta Quintero Baéz, bajar la calle Puerto hasta Ciudad de Aracena y continuar por Ginés Martín, Vázquez Limón, Plaza de la Merced, Paseo Independencia, Avenida Cristóbal Colón, Tharsis, Avenida de la Raza, Avenida del Ancla y Tres Carabelas.

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