SEMANA SANTA > Martes Santo
Cuatro orígenes con destino a una intensa devoción
21.30 h. La tercera jornada cofrade ya está regalando mutltitud de muestras de devoción gracias a la variedad de estilos de este Martes Santo, que tiene cuatro puntos de origen un destino común. La Salud dejó muestras de su espíritu de barrio tras salir de Pérez Cubillas, como La Lanzada llevando al centro el aroma de Las Colonias. Recogimiento y sobriedad impuso desde San Sabastián Estudiantes y majestuoso y multitudinario es el avance de La Pasión.

Y por fin llegó un Martes Santo sin que hubiese que mirar arriba en Pérez Cubillas. Ni una sola nube, ni el cielo ni en el rostro de la multitud que se encontraba apostada en los alrededores de la humilde parroquia de San Francisco de Asís, que demasiadas veces se ha visto ensombrecido por un gris en esta ocasión tornado azul radiante.
El barrio era todo bullicio cuando puntual, a las 15.15 horas, se tocaba a la puerta del anexo parroquial desde el que estaba llamado a salir el Señor de los ojos verdes: el Cristo de la Sentencia que, con su torso al aire, se muestra al pueblo junto a Barrabás para que éste decida quién de los dos debe morir en la cruz.
“Sois conscientes de lo que lleváis sobre los hombros, darse para que otros puedan vivir”. Así se dirigía el cura párroco a los costaleros que, aún en el interior del anexo, maniobraban para poner al Cristo de la Sentencia en la calle, por donde ya desfilaba la marea de capirotes y capas color marrón. El mismo tono que aún preserva el paso del misterio, en el que sólo destaca el plateado del martillo.

Pero es que, como se recordaba durante la salida de la hermandad, las prioridades en estos años en el barrio que la acoge han sido otras. “Vamos al compás de las hermandades”, llamaba el capataz. “Por los platos de comida que dan, por los recibos de luz que pagan, por la caridad cristiana que demuestran”, señalaba en la última levantá antes de poner el paso en la calle, donde lo esperaba un barrio volcado con su hermandad, que le devuelve a lo largo del año a modo de obra social el inmenso cariño que recibe cada Martes Santo.
Y éste no ha sido una excepción. El paso, que ha optado por un exorno floral en tonos rojos y morados, se ha mostrado en todo su esplendor en la calle Río Guadalquivir apenas unos minutos después de que se abriesen las puertas, y en el exterior le han recibido con emocionados aplausos y los acordes de la Agrupación Musical Santísimo Cristo del Amor, que ya no han dejado de acompañarle durante todo el recorrido. Revirá con los vecinos casi pudiendo tocar las figuras del misterio desde sus ventanas, y no se había echado a tierra casi que ni la primera vez cuando le llegaba la primera saeta a pie de calle.
“Al cielo de Pérez Cubillas” lo elevaron la primera vez antes de que se produjese una de las estampas más singulares del Martes Santo onubense: el canto de la sentencia a Jesús, condenado por “sedicioso y embustero”, “enemigo declarado del Senado” romano y “rey de los Judíos”. Cristo es condenado a que se le dé muerte en la cruz, y esa sentencia es la que pasea desde su barrio hasta la mismísima Placeta, que este año sí podrá admirar sin sobresaltos al Señor de la Gañanía, el que más horas está en la calle en esta jornada de Martes Santo.
30 Martes Santo con la devoción de Las ColoniasSobre los ecos del Viernes de Dolores que aún quedan en las calles de la barriada de las Colonias se vuelve a sembrar con otro carácter en el ambiente pero la misma devoción nuevas flores, sonidos, instantes y momentos con la Hermandad de la Sagrada Lanzada, que hace 30 años iniciaron con ilusión su primera estación de penitencia un Martes Santo. En 1987 se vieron los primeros frutos de una semillas sembradas en 1958 con la fundación de la hermandad, que ha ido creciendo y consolidándose para orgullo de su barrio y la gente que en esta fecha señalada celebra su fe acompañando a su cofradía en la calle.

El sol penetraba con fuerza sobre la calle Don Bosco y se cotizaban la acera a la sombra. Los fieles esperaban con ganas bajo el astro rey y el calor el momento en que se abrieran las puertas de la casa hermandad mientras el cortejo de nazarenos de blanco y azul iban tomando la avenida Cristóbal Colón tras la cruz de guía. El día era radiante, tan esplendoroso como caluroso, pero más alta que la temperatura estaban las ganas de Semana Santa en el barrio. Imponente emergió en primer lugar el paso de misterio del Santísimo Cristo de la Lanzada, el más que más acción y movimiento inspira de toda la Semana Mayor Onubense, con el Señor crucificado recibiendo la lanzada en el costado de Longinos montado a caballo, imágenes éstas de 1987. 25 años cumplen las imágenes de la Virgen del Patrocinio, San Juan Evangelista y María Magdalena, que son de 1992. La fuerza de este imponente paso se fue abriendo paso entre el gran número de fieles y tomó la Avenida Cristóbal Colón para comenzar a cabalgar con su marchar característico.

Minutos más tarde, también muy arropada por sus files, volvía a encontrarse con ellos Nuestra Señora de los Dolores, como siempre con un realce distinto al del Viernes. Preciosa y bien adornada por rosas blancas y de colores suaves, la Reina de las Colonias se dispuso a girar tras ir bajando la rampa a los sones de la marcha que lleva este nombre tras irrumpir con la marcha real. Después fue siguiendo por pasos de su hijo, recibiendo ofrendas de flores y el cariño de sus vecinos.
Le tocó a la cofradía el largo camino recto de siempre por las avenida Cristóbal Colón, el paso por la plaza de toros y la Guardia Civil, y por el Paseo Independencia para alcanzar la plaza de la Merced antes de tocar el centro por las calles San José, Puerto, Isabel II, José Nogales y Carrera Oficial, punto clave del recorrido en el que entró con unos minutos de retraso. La cofradía se lució con esmero y orgullo ante los palcos y los cofrades que allí esperaban se llevaron una grata imagen de sus títulares y el cortejo.
Después la cofrafía tomó en el recorrido de regreso a su barrio las calles Cardenal Cisneros, Arquitecto Pérez Carasa, Vázquez López, Gobernador Alonso, Hernán Cortes, Rascón, Bocas, Placeta, José Nogales, Isabel II, Puerto, San José, Plaza de la Merced, Paseo Independencia, Avd. Cristóbal Colón, Don Bosco y Casa de Hermandad.
Sublime Estudiantes en escenarios inéditos
La sobriedad en la tarde de Martes Santo la ha aportado, como cada año, Estudiantes, que ha vuelto a dar una lección de saber estar y de hermandad durante su salida desde la iglesia de San Sebastián, desde donde el cortejo se ha adentrado por escenarios inéditos en su recorrido con los que se han logrado estampas de mayor recogimiento si cabe.
No lo tenía muy claro la multitud que se apostaba, como siempre, ante la imponente fachada de San Sebastián mientras en el interior comenzaban a maniobrar los hombres bajo las trabajaderas. Primero, bajo las órdenes de Manolo Gómez ‘Carnicerito’, la cuadrilla del Cristo de la Sangre, precioso sobre un perfecto monte de lirios morados. Enterrada hasta la cintura la imagen que tallase León Ortega para poder salvar el dintel, los costaleros fueron poco a poco cuadrando el impresionante paso en madera de caoba frente a la puerta, mientras por la rampa asociada indisolublemente a la imagen de San Sebastián discurrían los tramos de hermanos nazarenos, en orden y en una actitud de recogimiento que ponía el contrapunto respecto a las cofradías que ya se habían echado a la calle.

Por sorpresa –aunque obviamente estaba previsto- cogió entonces a algunos que la Cruz de Guía primero, y los tramos de penitentes después, no emprendieran su habitual camino hacia Federico Mayo, sino se desviaran hacia Ponce de León, siguiendo el nuevo itinerario que la hermandad ha ‘estrenado’ este año y que la lleva por nuevos rincones de su barrio, que ha agradecido enormemente esta renovada cercanía.
Y avanzaban los nazarenos por las callejuelas cuando ‘Carnicerito’ indicaba, de frente y poco a poco a sus hombres, que lograban salvar victoriosos las estrecheces de la puerta del templo y ponían al Cristo de la Sangre ante los ojos de todos, pronto elevado mientras sonaban los primeros acordes a cargo del trío de capilla Gólgota. “Atentos a lo que se manda” continuaron bajo las trabajaderas para completar la revirá y colocar al crucificado enfilando la rampa, con sus cuatro hachones encendidos y toda una marea de promesas cargando cruces de penitencia tras él.
Y mientras el primero de sus titulares avanzaba diligente tras solventar sin problemas la parte más delicada de su salida, el palio de la Virgen del Valle se colocaba igualmente bajo el dintel de San Sebastián. Hermoso y elegante, con un exorno floral en blanco a base de rosas, José María García hacía sonar el llamador sobre los distintos emblemas de Universidad de Huelva –presentes en el paso y que ponen de manifiesto la estrecha relación de esta hermandad con el ámbito universitario- para poner a sus hombres en la calle.

Con la candelería completamente encendida, de nuevo poco a poco, en apenas un minuto los rayos del sol ya iluminaban el espectacular palio de cajón de la Virgen del Valle, que fue recibida en el exterior con los sones de la marcha que lleva su nombre, interpretada por la Banda del Liceo de Moguer. Así, en una misma chicotá el palio de la Virgen del Valle se puso en la calle, giró y emprendió de frente la bajada de la rampa que ha de conducirle a una estación de penitencia plena.
Pasión encendida casi centenaria desde San PedroAntes de que el cielo se tiñera de los tonos malvas que se extienden en el atardecer, los capirotes morados de la Hermandad de Pasión se expusieron a la luz de de una tarde repleta de cofrades que esperaban al Señor del Martes Santo. Cuánto hay que sentir y celebrar, cuánto de emoción y disfrute en cada paso de Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Refugio, que cada vez que se echan a la calle marcan un antes y un después en el Martes Santo. Esta cofradía es de las más antiguas de la Semana Mayor Onubense, está a un año de su centenario, sus titulares son de otro siglo y es mucha la solera y la colección de gloriosos instantes que han marcado el corazón de todos y cada uno de quienes se sienten parte de ella o se le acercan con devoción.
En el interior del templo de la Parroquia Mayor de San Pedro, ante el paso del Señor, estaban Antonio González, presidente del Consejo de Hermandades de Huelva y capataz del paso, ayudado por su hijo, realizó una levantá importante. La primera fue para Carmen y sus hijos. Ella ha estado enferma y ha sanado, “para que luego digan que el Señor de Pasión no hace milagros”, decía el hijo de González. Después el padre se acordaba de Alfonso Leandro, que fue costalero del paso del Señor, y lleva 50 años de hermano. La levantá fue por él y las familia de todos los costaleros.

Instantes después la efigie del Señor, majestuosa y divina, se silueteaba su figura a contraluz el sol y la nube de incienso suspendida a su alrededor. Poco a poco fue rodeando el porche de San Pedro, con todas las miradas elevadas hacia su presencia imponente. Los hermanos costaleros ya comenzaban a maniobrar y alcanzada la esquina del porche y la plaza Manuel Encuentro hacía honor a su apellido y propiciaba el momento cantando una saeta sentida que tuvo el posterior recuerdo de Antonio González. Este recordó a Manuel Encuentro como en el mismo lugar hace 30 años él era capataz del paso de palio de María Santísima del Refugio y él cantaba una saeta. Ha pasado el tiempo y ambos siguen, con el deseo de que puedan vivir esos momentos en más ocasiones.
Más adelante era el turno de María Santísima del Refugio para recibir como regalo la sentida saeta de Encuentro. Sin embargo se demoró más de lo previsto la salida del paso, puesto que hubo un pequeño inconveniente. La imagen del gloria se desprendía del centro del techo de palio y tras intentar recolocarlo finalmente fue retirado. Tras esta situación se le dedicó una levantá a Adrián, el niño de 11 años que quería ser torero y que falleció víctima de un cáncer. “Estoy seguro de que estará cerca de la Virgen del Refugio y que ayudará a su familia”, decía el capataz, Luis Martín. Tras unos instantes de mucha tensión, todo fue según lo previsto y la imagen, con la candelería brotando luz fue al encuentro con sus fieles.
La plaza de San Pedro estaba llena para recibir a sus sagrados titulares, para revivir emociones pasadas con otras nuevas. La luz iba retirándose del cielo y la cofradía avanzaba por un Paseo Santa Fe repleto de más y más gente. Huelva se concentraba en gran medida en torno a Pasión, para sentir y demostrar esa devoción centenaria que hace leyenda e historia en la cofradía. Después el cortejo descendió la calle Puerto, atravesó Ciudad de Aracena y bajó Isaac Peral para buscar José Nogales y después adentrarse en la carrera oficial.
El recorrido restante lo forman Cardenal Cisneros, Palos, Plaza Quintero Báez, la Fuente, Madre Ana, Plaza Virgen del Refugio, Plaza de la Soledad, Jesús de la Pasión, Plaza de San Pedro, Licenciado Juan Agustín de Mora, Porche de San Pedro y templo.