Recuerdos onubenses de la tragedia

Nunca olvidaremos el 11-M

Para tener presente lo ocurrió hoy hace 10 años con el trágico atentado del 11-M rememoramos cómo se vivió en ese día a través de los testimonios de los onubenses que hoy quieren recordar este día que ojalá no se repita nunca más. Si quieres enviar tu testimonio puedes hacerlo con un comentario a esta noticia, a través de twitter o Facebook o el correo electrónico buzon@huelva24.com y los iremos reuniendo aquí.

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Antonio Bendala: Esto que voy a contar hay personas que me conocen que ya lo saben. Otros sin embargo lo conocerán ahora. Hoy hace 10 años yo tenía que coger el tren en Atocha y venir a Huelva. Sí, caprichos del destino, el día antes había estado viendo un Real Madrid-Bayern de Munich en la única vez que he ido sólo a Madrid. Me apetecía. Tenía 23 años, trabajaba y decidí darme aquel lujo. 

Aún recuerdo cuando desperté, me vestí, bajé a desayunar a un bar y salió un avance del telediario con Ana Blanco. Habló de una explosión en Atocha y aún recuerdo como si fuera ayer sus palabras. Parece que no hay víctimas mortales. Estaba con un familiar de unos tíos míos de aquí de Huelva, y nos montamos en el coche camino de la estación. Pusimos la radio y el goteo constante de muertos me hizo tomar una decisión. Vamos a la Estación Sur. Será mejor coger el autobús. 

Así lo hicimos porque al poco tiempo el número de víctimas llegaba a la centena. Tuvimos que aparcar muy lejos de nuestro destino y caminando hacia allí vi a un chaval que escuchaba la radio y traía la cara descompuesta. El ambiente era raro y no muy lejos sonaban un sinfín de sirenas de ambulancias y bomberos. Hace 10 años no era como ahora. No había internet en el móvil y o escuchabas la radio o no te enterabas de nada. Así que llamé a casa de mis padres y de por aquel entonces mi novia para tranquilizarlos a ambos y decirles que estaba bien. 

Lo más duro para mí llegó después. El viaje desde Madrid a Huelva, previo paso por Sevilla en autobús se me hizo eterno. Nadie hablaba dentro del bus pero los teléfonos no dejaban de sonar. Ninguno de los que allí estábamos éramos conscientes de la magnitud del atentado, pero tantas y tantas llamadas (las líneas se colapsaron) nos hacían presagiar algo devastador. 

Llegamos a Sevilla sobre las cinco de la tarde. En el autobús (uno de los primeros que salía desde Madrid tras los atentados) subieron varios policías con perros adiestrados y no dejaron un rincón sin registrar. Seguimos nuestro viaje y sobre las ocho de la tarde llegué a casa. Rompí a llorar nada más ver a mi familia. Al poco tiempo pude ver imágenes de lo ocurrido y fue un shock para mí. 

Probablemente hay quien piense que nunca estuve cerca de morir y lleve razón. Pero las horas que pasé el 11 de marzo cerca de la Estación de Atocha, por Madrid y en mi vuelta a Huelva fueron de una angustia inusitada. Aún hoy, cuando las recuerdo se me encoge el corazón. 

Por ello, mi más sincero respeto a las víctimas del mayor atentado terrorista de la historia de España. Nunca Olvidaremos. DEP

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