Carta al director

¿A qué juega el Gobierno con el funcionariado?

Nos encontramos en una época de cambios de esos de “Ni quito ni pongo rey pero ayudo a mi señor”, que pronunciase en su día el noble francés Bertrand du Guesclin, entre otras cosas porque es lo que hay y lo asumimos de la misma manera que lo hemos estado haciendo con la masacre económica que todos los gobiernos, y éste en especial, vienen realizando sobre el funcionariado.

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Ahora nos venden la milonga de la bajada de IRPF. Supongo que hasta el más tonto de quienes hayan echado un vistazo a la reducción del tributo sobre la renta se habrá dado cuenta de que se hace sensible en las rentas inferiores, de menos de 12.450 €/año y  en las muy altas, de más de 53.450 €/año, olvidando por supuesto a ese tramo en el que están incluidos prácticamente todos los funcionarios.

Somos los que estamos dando la cara ante el público de todas las adaptaciones que inicialmente perjudican a los usuarios y posiblemente en el futuro serán beneficiosas, tales como citas previas y otras novedades que nos han obligado a adaptarnos a todo tipo de protocolos modernos y a la utilización de las nuevas tecnologías, pero a la postre el día a día de las malas maneras y las protestas de los usuarios recaen sobre nosotros. Resumiendo, la crisis del país revierte su desesperación sobre nuestras ventanillas mientras los que tiran la piedra permanecen a cubierto escondiendo la mano.

Me llama la atención que los aforados sean otros, estando nosotros obligados a trabajar con informaciones confidenciales y sometidos al uso de una estricta Ley de Protección de Datos, situación que por supuesto no es de nuestro agrado, ya que su sombra planea sobre cualquier tipo de gestión que realizamos.

Se nos han dado vueltas de rosca, apretándonos en estupideces como reducirnos algunos días de asuntos propios en los que nadie nos sustituía si necesitábamos asistir al médico por problemas de salud o realizar gestiones administrativas en otras entidades, robándonos aquellos días conseguidos únicamente como compensación a unas congelaciones salariales que se vienen haciendo eternas, llegando a superar el 30% de nuestro poder adquisitivo, apuntilladas con el secuestro de una paga extra que era la que permitía a nuestras familias ir tirando y pagando religiosamente todo tipo de impuestos cada vez más elevados. Existe una pertinaz enconación entre tecnocracia y funcionariado que a la postre pagamos los últimos. Se hace sentir el que son conscientes de que cuando a ellos los echen nosotros seguiremos. Todo esto mientras contemplamos como tras cada episodio electoral existe unanimidad entre todos los participantes para aprobarse cuantiosas subidas salariales y valga de ejemplo los cuatro mil euros más al mes que ganarán los nuevos eurodiputados.

La bofetada electoral sufrida por el bipartidismo debería servir como toque de atención de un sector que se implica en la vida política del país, sin olvidar que superamos los dos millones y medio de trabajadores y que nuestras familias se ven afectadas por todas estas políticas sangrantes, lo cual nos situaría en al menos cinco millones de votos efectivos. Estoy convencido de que los políticos deberían estar atentos porque nosotros también podemos…

Federico Soubrier García

Secretario General de la Sección Sindical de Comisiones Obreras — Ministerio del Interior en Huelva

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