CARTA AL DIRECTOR
Ni alarma ni aceptación
Desde la sección sindical del Sindicato Unitario en Emtusa, en relación a la avería sufrida por una de las unidades compradas de segunda mano, queremos aclarar que la posibilidad de sufrir una avería por parte de los autobuses, al igual que ocurre con cualquier otra máquina, es algo con lo que se cuenta, algo para lo que se está preparado, y algo que es más frecuente según sea el uso y el tiempo en servicio que presenten dichos autobuses.
La seguridad de estas unidades de segunda mano, así como la del resto de la flota de Emtusa, está sobradamente garantizada, por un lado por la magnífica profesionalidad e implicación tanto de los compañeros del taller, como por parte de los conductores que están ojo avizor y preparados ante cualquier incidencia.
Aclarado lo cual, también conviene dejar claro que la compra de unidades con 15 años de antigüedad es una circunstancia excepcional entre las empresas de transporte urbano, donde la tónica es la de la adquisición de vehículos nuevos precisamente para subsanar los problemas que presentan unidades con dicha antigüedad. En Madrid, por ejemplo, a los 15 años dejan de prestar servicio, y ahora se van a comprar 300 unidades nuevas para los tres próximos años. En Sevilla serán 100 para los tres próximos años, o en Tenerife 60 en este año.
Como se ve las perspectivas pasan por la compra de unidades nuevas, algo que en esta empresa también se reflejó sobre el papel cuando en el año 2000 el Consejo de Administración aprobó la compra de tres unidades por año, lo que arrojaba la adquisición de 30 unidades hasta el año 2009, fin de ese plan de renovación. Como decimos eso fue sobre el papel, pues la realidad trajo que solo se comprasen ocho unidades durante dicho periodo, de ahí la carencia de vehículos que presenta la flota onubense.
La plantilla de Emtusa en ningún momento hadado el visto bueno a la compra de estas unidades de segunda mano, ya que entre otros motivos conocemos la marca y sus deficiencias. El rechazo no viene motivado por cuestiones personales, si no porque sabemos que las averías van a ser una constante con el consiguiente perjuicio para los viajeros, al tener que bajarse de un vehículo averiado y tener que esperar la llegada de otro. También recalcar nuevamente la magnífica labor de los compañeros del taller, capaces de mantener en funcionamiento y con todas las medidas de seguridad a unidades de hasta 28 años de antigüedad; y de los conductores, que dan el máximo con dichas unidades, que presentan deficiencias en asientos del conductor, ruidos excesivos por holguras en barras y compartimentos, calefacciones deficientes o aire acondicionados insuficientes; circunstancias que hacen más penosas las jornadas laborales de hasta 8 horas y 35 minutos.
Cabe recordar, por último, que mientras se siga viendo un servicio público como un gasto y no como una inversión, la gestión nunca estará enfocada a sacar el mayor partido de un servicio que es de y para los ciudadanos.
A la compra de estas unidades se suma la anulación del carril-bus de la Isla Chica, con la consi-guiente dificultad de arrimar los autobuses al acerado para que bajen las personas de movilidad reducida. Si añadimos la creación de aparcamientos ya no sólo en los barrios, algo que creemos necesario, sino también en las proximidades de los centros comerciales, la nula prioridad de paso del transporte colectivo por las zonas de circulación, o el estar sin cubrir barriadas o centros de uso ciudadano con líneas de autobús, se dibuja un panorama que difiere mucho de lo que debería ser una apuesta por el transporte colectivo para la consecución de una ciudad sostenible y enfocada al peatón, libre de humos y ruidos de la circulación.
Antonio M. Olivares Espinosa
Secretario de Representación del SU y miembro del Comité de Emtusa