Exitosa presentación literaria
Hidria vuelve a casa de la mano de Arístides Mínguez en la Galería Espacio Cero
Para el que fuera profesor del Instituto Pablo Neruda, docente por “compromiso sagrado”, fue “un honor” compartir con un buen número de amigos los entresijos de su cuento mitológico, con el que cumple con su misión de ser “un apóstol del mundo clásico” y gracias al que está recibiendo “muchas alegrías”. Entre ellas regresar a Huelva, bajo cuyo firmamento nació la historia, por lo que “era de justicia” un reencuentro donde anunció que habrá segunda parte.

Leía Arístides Mínguez con su voz profunda, cuan narrador homérico, las líneas que dibujaban la figura de Hidria y sus amigos. Resonaban las palabras en la Galería Espacio Cero como si fuera un aula del Instituto Pablo Neruda y su relato uno de los mitos que sólo él sabe transmitir a sus alumnos, absortos en los pupitres, en una especie de “como decíamos ayer” ‘frayluisleoniano’. Un libro como pretexto, un poderoso argumento para solapar la distancia, un regalo para propiciar un encuentro y comprobar en él cuántas cosas del pasado nos pueden endulzar el presente. Nada como un reencuentro para testificar que como dice el tango “20 años no es nada” y puede ser todo, pues ocupa mucho más todo lo que sucedió que el tiempo transcurrido.

Redirigiendo la imaginación hacia el cielo que compartimos, donde cada estrella encierra el recuerdo de seres queridos e historias que merecen la pena ser contadas para seguir adelante, del Hades del olvido al Olimpo del vívido relato transitó Hidria, cogida de la mano de su autor, para regresar juntos a su casa, Huelva. Fue su firmamento desde donde los dioses fueron inspirando con susurros de luz en noches tristes las atrevidas andanzas de esta ninfa, el fauno Aix y el centauro Hipo, unidos para siempre por la amistad, como los presentes en la sala.

Para que no se hiciera un laberinto el camino ejerció de primer guía del evento Gustavo Domínguez, anfitrión y director de El Taller Artístico y la Galería Espacio Cero, un rincón de diez donde se respira tanta cultura y creatividad como hospitalidad y generosidad. Este guardián antagónico de cerbero en carácter puso la alfombra roja y se mostró “encantado” de reunir entre sus paredes a amantes de la cultura clásica y destacó la idoneidad de que en una galería de arte, la única en la capital onubense, acogiera la presentación de ‘Hidria’. Calificó como “un regalo maravilloso” el acto, así como el reencuentro con el autor y otros profesores y alumnos con los que compartió clases en el Instituto Pablo Neruda. Afirmó que está “contento” porque siente que la ciudad está “cambiando” en el ámbito cultural “de manera profunda y en muy poco tiempo” –en parte gracias a su labor, aunque no lo mencionara–.
Álvaro Cabeza felicitó a Domínguez por crear un espacio de cultura “desde la independencia” con un lugar del que “carecía Huelva y que permite a los creadores exponer su trabajo al margen de la cultura oficial”, por lo que le deseó “suerte” en una “andadura que no es fácil”. Como una especie Hermes, este profesor de latín, compañero durante su estancia en Huelva de Arístides y amigo desde entonces, ejerció de enviado de su mensaje y describió las cualidades de alguien que como docente y persona se ha ganado el “cariño especial” de mucha gente. Dejando a un lado las “numerosas anécdotas” que atesoran juntos, subrayó que como docente de clásicas ambos son “perros verdes” que no eligieron este camino profesional por “la moda” y el “enriquecimiento” y sí sustentados por “la vocación”, que en el caso de Arístides dijo que “va más allá de lo exigido”. Y es que además de dar clases ha forjado personas en sus alumnos con experiencias vividas en grupos de teatro y viajes, “un plus” que bautizó como “extensión docente”. Es por ello que la inversión de Mínguez salida de su bolsillo y su tiempo le ha granjeado “el reconocimiento de sus alumnos”, con los que ha protagonizado la “reinterpretación de los mitos clásicos”.

Destacó su “carácter polifacético”, pues es docente, actor, articulista, escritor…, y su “enorme compromiso social desde la docencia”, que ejerce de manera “no panfletaria” y que carga contra “desigualdades e injusticias que está creando esta sociedad”. Como ejemplo paradigmático de esta forma de ser y actuar citó el video que colgó en Youtube bajo el título de ‘Gracias Grecia’, que le “impactó” personalmente y que tuvo una gran repercusión. Contra la “verdad oficial” de que los griegos eran “todos unos sinvergüenzas que habían despilfarrado y nos iban a arrastrar a la ruina” opuso “con valentía” la conjugación de “la reivindicación y la docencia más académica” para recordar todo lo que nos había dado Grecia y su cultura. Es por ello que recibió como reconocimiento ser hijo adoptivo de la isla de Kios, donde nació Homero, por lo que no dudó en afirmar su compañero Álvaro que Arístides es “hermano” del autor de La Odisea.

Precisamente como un Ulises al volante por la carretera en lugar de tripulando una nave en el Mediterráneo, Arístides confesó que el viaje desde Murcia fue “catártico” y que camino de la Ítaca onubense en la que tanto sembró pensaba “¿Qué he hecho yo para merecer que me inviten a venir a la ciudad que durante seis años fue mi tierra y mi patria y tener el honor de que estéis aquí?”. Ya en la silla ante la gente que respondía a su interrogante con la expresión de sus caras, aseguró que era “un honor” compartir este momento. Comenzó relatando que se sintió “obligado” a devolver a la educación pública y la sociedad siendo docente lo que ésta le había dado, pues procediendo de una familia humilde pudo formarse y estudiar a través de becas. Así quiso ser “profesor de instituto y sacar lo mejor de mis alumnos” en un ejercicio que ve “casi como un compromiso sagrado”, en el que las tres horas a la semana de clase en el aula tenían continuidad en representaciones teatrales, viajes a Italia o la Sierra de Huelva, por ejemplo.
“Todo eso lo he hecho gracias a Grecia, que me dio el nombre y una forma de ganarme la vida”, resaltó Arístides, que dijo ser “como un apóstol del mundo clásico” con “compromiso de gratitud” hacia este país y su cultura. Ahí tenía la munición para armar su video ‘Gracias Grecia’, que venía a decir que mientras el mundo veía a “corruptos y golfos”, le recordaba también que “sin Grecia y Roma, sin el mundo musulmán y el cristianismo, sin esta mezcla, no seríamos lo que somos”.

Dentro de esta faceta divulgadora indicó que “me quedaba un hueco, llegar al público infantil y juvenil y abrirle los ojos y acercarles la maravilla que tiene la mitología griega y la gran cantidad de seres que habitan los ríos, bosques y montañas”. Seres como Hidria, que nace en 2003, cuando muere su madre y veraneando en Islantilla contaba bajo las estrellas a sus hijos el primer esbozo de lo que finalmente ha quedado plasmado en su obra.
“Quería acercar el mundo de la mitología griega y el cuento relata un descenso al Hades, como relata Virgilio en ‘La Eneida’, uno de los libros más maravillosos e la literatura latina”, recordó Aristides, que retomó su relato inicial aparcado cuando una niña, ahora adolescente, Carmen, quiso ser Hidria, algo que fue posible gracias a “la magia” de los pinceles de Nuria Castillo, autora de las ilustraciones de la obra, donde logró también poner “el rostro y el carácter” de los hijos del autor a los personajes de Aix e Hipo.
“Ella atravesaba una crisis creativa, se enamoró de la historia y yo de sus bocetos y como un libro ilustrado es muy caro y es difícil que apuesten por él, me lancé al modo de la autoedición con la editorial Círculo Rojo y me está dando muchas alegrías, entre ellas estar en Huelva”, reconoció. Recalcó que “era de justicia que Hidria volviera a donde nació. Mis hijos siguen siendo de aquí y las estrellas de Islantilla acogieron este canto a la vida tras la muerte de mi madre”, que sin duda “me abrió el alma” y que promete que tendrá continuidad en una segunda parte para contentar a una sobrina que también quiere encarnar un ser mitológico.

Que vea la luz depende en gran medida de que funcione el primer libro, que ya se encuentra en su segunda edición, objetivo con el que colaboraron encantados los asistentes tras preguntas muy interesantes, como la de la pequeña Mar, que fue una de las que se llevó a casa un libro dedicado. Haciendo cola y recordando momentos pasados, reactualizando el relato de sus vidas no contado en su momento, entre risas y muestras de afecto, la Galería Espacio Cero se fue vaciando y llenos de satisfacción se retiraron con el cuento bajo el brazo amigos esperados e inesperados.
“Es emocionante vuestra presencia”, expresó Arístides, que definitivamente cruzó con Hidria el arco del triunfo, con la corona de laurel en la cabeza y la certeza en el corazón de que pueden envejecer los amigos pero la amistad permanece siempre joven y se hace inmortal en los libros.
