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'Un corto hecho largo'
El Año del Tigre, la película chilena de Sebastián Lelio, hace una apuesta fuerte por un cine llevado al extremo de lo mínimo. Con cámara digital al hombro en todo momento, los 82 minutos de la cinta transcurren sin apenas diálogo y resultan extenuantes.

Y es que la película es casi lineal, de un ritmo extremadamente lento y muy difícil de ver, dado que el director no deja descansar el equilibrio del espectador parando el encuadre en un solo momento. Hasta las películas más exageradas de los ´pop corn´ de acción de la última hornada de Hollywood en 3D, dejan respirar a ratos la vista del público.Meritorio resulta el papel, apenas hablado, del protagonista Luis Dubó (Manuel), quien se expresa con gestos parcos en toda el film aunque es capaz de transmitir la desazón, el sufrimiento, la ternura y la violencia que guarda su aparente indolencia. También lo es el de Sergio Hernández, como el hombre pintoresco con que se tropieza Manuel y su filosofía de la vida propia. Si bien sus diálogos son confusos y resulta cargante y estirada en exceso la escena de la borrachera entre ambos (todos hemos tenido que aguantar a algún amigo dándonos la brasa con conflictos existenciales o metafísicos en plena cogorza, pero no hacemos una película con ello). Sin embargo, ellos aguantan bien el tipo, con gran naturalidad.La metáfora del tigre enjaulado está bien y sirve para justificar, en parte, el metraje y para cerrar el círculo con que arranca la historia, pero ésta apenas daría para un buen corto, lo demás huelga. La opción de un cine con un lenguaje muy visual, con muchos momentos sostenidos, no resulta descartable. Tenemos los recientes ejemplos, bien reconocidos, de Añárritu o Soderberg en los que, sin duda, ha bebido el realizador pero, a diferencia de éste, en sus películas ocurren muchas cosas y, aún así, no son siempre redondas. Tampoco el cine documental me rechina, pero éste no es el caso.Una apuesta arriesgada tiene una alta probabilidad de perderse. Esto es lo que sucede con El Año del Tigre, la película chilena de Sebastián Lelio. Pudo haber sido un buen cortometraje.
