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Fernando Tejero, Premio Ciudad de Huelva: «Sé que la primera frase de mi obituario ya está escrita»
festival de huelva de cine iberoamericano
Apostó por la vida de actor inspirado por una canción de Sabina y su profesión le «salvó la vida», le hizo aceptar su homosexualidad y ahora le gustaría que otros no pasaran por lo mismo que él: «Voy a hablar de la homofobia hasta que me muera»
«Para mí es un honor recibir un premio de estas características y de este festival tan necesario y tan pionero del cine iberoamericano»
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Huelva
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Iniciar sesiónFernando Tejero (Córdoba, 1965) se cuestionó hace casi 20 años en Huelva si recibiría algún día el gran galardón del Festival de Cine Iberoamericano. Esa pregunta a sí mismo se la hizo en 2006, cuando acudió con Malena Alterio para entregarle el premio a su hermano Ernesto en la trigésimo segunda edición de la muestra onubense. La respuesta le ha llegado en 2025 y este miércoles recibirá el Premio Ciudad de Huelva ante un público que lo adoraba ya desde que hizo historia en la televisión con el portero Emilio de 'Aquí no hay quién viva'. Supo escapar de ese encasillamiento, hacer decenas de películas y construir una magnífica carrera, como también supo romper, inspirado por una canción de Sabina, con un destino marcado a casarse y ser pescadero en Córdoba. Hizo caso a su intuición y ser actor le salvó la vida, le hizo quererse más, autoconocerse, superar traumas y miedos y proyectar su talento para volcarlo en sus personajes. Mantiene un papel activo en favor del colectivo Lgtbi, contra la homofobia y el auge de la ultraderecha y sus propuestas de odio y retroceso. Reflexiona sobre todo con esto con Huelva24 cargado de argumentos, desplegando su carisma y simpatía, sorprendido por la «marabunta» de escolares que pululan por la Casa Colón para participar en la fiesta del cine que ahora le corona.
-¿Cómo se siente por recibir el Premio Ciudad de Huelva? Este año también ha sido distinguida con este galardón una buena amiga suya como Pilar Castro.
-Precisamente Pilar me dijo el otro día me dijo que pensaba que nos lo iban a dar juntos y yo también lo pensaba. Estoy muy emocionado, encantado. Para mí es un honor recibir un premio de estas características y de este festival tan necesario y tan pionero del cine iberoamericano. Creo que es hermoso que te den un premio a tu trayectoria. Estos premios homenajes te lo suelen dar cuando ya casi te estás muriendo. Es bonito que se te reconozca que has estado trabajando tantos años.
«Yo vine al festival hace muchos años con Malena Alterio a entregarle un premio a su hermano Ernesto y pensé ¿a mí me darán algún día este premio?»
Yo vine al festival hace muchos años con Malena Alterio a entregarle un premio a su hermano Ernesto y pensé ¿a mí me darán algún día este premio? Te lo prometo. Pero estoy encantado la verdad, porque los premios como los Goya o la Unión de Actores, entre otros, ahí tienen que pasar una serie de cosas para que te lo den, como que te voten, pero aquí vienes a recogerlo y estoy nervioso. A mí me encantan que me den premios, porque no, yo no soy de esta gente que te dice que los premios no importan. No importan hasta que te lo dan, porque a todo el mundo le gusta tener un premio. A mí me gusta mucho que me den premios pero luego lo paso mal, porque me considero mal orador y estoy pendiente de que el discurso me salga bien. En este premio estoy menos nervioso porque no vienes a competir, aquí sabes seguro que te lo van a dar. También pasa que yo muy pocas veces echo la vista hacia atrás y este premio te lleva a hacer un balance de todo lo que has conseguido, que no es poco, y que lleva a hasta cuando llega el momento que le digo a mi padre quiero ser actor cuando él me pregunta si quiero estudiar o trabajar. Es todo lo que yo tuve que luchar, los esfuerzos que hice y sigo haciendo, porque esta profesión es una montaña rusa y hoy puedes estar y mañana, no. Afortunadamente, nunca he dejado de trabajar e insisto en que es un premio que me hace mucha, mucha ilusión.
-Comentaba la presión por ser gracioso y locuaz en el discurso del premio ¿Le molesta que esperen siempre que sea simpático y gracioso porque ha interpretado muchos papeles de comedia, por tener mucho cariño del público y por ser andaluz?
-No, al contrario. Yo ya he escrito ya el discurso de esta noche porque me pongo nervioso y me aturullo y yo empiezo el discurso e incluso meto algún «coño». Yo estaba haciéndolo en mi casa y me salió y lo pongo tal cual. Cuanto más de verdad es un discurso, más original y de corazón sea funciona mucho mejor que los intensos. Cuando veo a alguien soltar un discurso súper sesudo, digo qué facilidad y después dices qué aburrido, por otro lado. Yo tengo un problema, y aunque tengo 60 años nunca pierdo la esperanza. Siempre he tenido la costumbre de querer quedar siempre y quiero quedar bien en las entrevistas, en los discursos, en lugar de dejarme llevar y disfrutar de este premio maravilloso, que no me lo van a dar todos los días. Pero insisto que yo en la vida me considero un tío simpático y gracioso. También cuando me tengo que poner serio me pongo, como todo el mundo. Y cuando me sale la mala hostia, la tengo. Tengo mucho menos acento que cuando llegué desde Córdoba a Madrid, no porque lo haya provocado.
«Si la gracia me sale en algún momento bien, pero yo no vengo a hacerte reír a ti, vengo a que me hagas una entrevista»
Yo presumo de acento, de ser andaluz y quien quiera que lo compre y el que no… pero no tengo ningún problema por quedar bien por gracioso. Si es verdad que hay programas de la tele, que no voy a nombrar, alguno que está y otros que ya no están, que te llevan para que tú hagas el programa y seas gracioso y no, el programa lo tienes que hacer tú. Si la gracia me sale en algún momento bien, pero yo no vengo a hacerte reír a ti, vengo a que me hagas una entrevista. Pero todo eso se aprende tarde. Muchas veces digo, todo el aprendizaje que tengo de la vida y de mí mismo, todo este conocimiento, ¿por qué no me pasó con 30 años?, pero entonces qué aburrido. Uno viene aquí a aprender. Estoy encantado de ser andaluz, de tener mi acento y ser un tío divertido, lo peor es ser un 'malafollá'.
-¿Qué cree le ha aportado esta profesión en el plano personal que no lo hubiera hecho ninguna otra?
-Muchísimo. A mí mi profesión me ha salvado la vida, literalmente. Yo estudié en Madrid en la Escuela de Cristina Rota y lo primero a lo que te enseñan es a autoconocerte, a aceptarte a ti mismo y a trabajar con tus traumas, con tus taras, con tus inseguridades y miedos. Yo llegué a Madrid con 27 años, virgen como la Inmaculada, y en esa escuela me liberé. Tenía que aceptar primero mi vida, porque si tú no tienes arreglada tu vida no puedes indagar en otras vidas. Ese bloqueo no te deja. Yo tenía que aceptarme a mí mismo, con mi vida, con como yo era y a partir de ahí ese lastre tiene que salir para que entren otras cosas. A partir de ahí si tienes la libertad para poderte meter en la psique o la personalidad de cualquier personaje. A mí esta profesión me ha enseñado a autoconocerme más, a ser mejor persona, a mirar a la gente a los ojos, que antes me costaba. Hay veces que todavía me puede pasar, pero actuando no. Al contrario, me quejo de que un actor no me mire a los ojos. Y sigo aprendiendo. Yo había intentado leer el Quijote como cuatro veces y aún así no lo he acabado, pero me he leído la autobiografía de Cervantes, he indagado en su vida, he conocido la historia de Blanco de Paz. Cuando he hecho de ciego he estado en la ONCE y he conocido cómo preparan a un ciego, a una persona que ha perdido la vista... Esto es un continuo aprendizaje, pero, sobre todo, a lo que me ha enseñado es a aceptarme.
-Muchos le descubrieron en el papel de Emilio Delgado, el simpático portero de 'Aquí no hay quien viva'. ¿En esa época pensaba que le iba a costar desprenderse de ese personaje y el encasillamiento?
-Sí, claro, por mi cabeza pasaba eso. He hecho 50 películas, pero entonces no había hecho tantas. Era Emilio y la frasecita de «un poquito de por favor». Hubo en tiempo en que decía, hostia voy a ser como Chanquete, que se murió Antonio Ferrandis, con la carrera que tenía, y las portadas de la prensa eran «Chaquete ha muerto», ¡tócate los cojones! Por supuesto que la primera frase de mi obituario ya está escrita. Pero intento darle la vuelta. Este señor hizo un personaje que es historia de la televisión. Muy pocos compañeros lo pueden decir. Estuve un tiempo como peleado con eso, hasta que Francino me dijo, «tío, pero si no paras de trabajar». El peor encasillamiento es el paro, el olvido. Efectivamente. Tengo 60 años y he tenido unas etapas de más trabajo y otras de menos, pero nunca he dejado de trabajar ni voy a dejar de trabajar nunca, lo tengo clarísimo. Y ese sí que sería el encasillamiento más horroroso. Pero, sí es verdad que tuve ese momento de encasillamiento. Yo no me lo esperaba ni nadie la dimensión mediática que eso iba a tener. Eso hoy no pasa. Nos veían 10 millones de personas. Hoy un 13% es un datazo en la tele y nosotros hacíamos 45%.
-Mirando todos estos años de carrera, más de 30, ¿cuál cree que ha sido su mayor acierto y su mayor error?
-Mi mayor acierto ha sido hacerle caso a mi intuición, porque yo cuando mi padre me dice al terminar octavo de EGB ¿quieres estudiar o trabajar? Y yo le dije quiero ser actor y me dijo a trabajar, yo no aflojé las tuercas y seguía. Es cierto que no tenía el apoyo de nadie. Mis amigos decían, «¿a dónde vas? tú no tienes contactos y eres feo». Es verdad que en esa época trabajaban mucho los guapos.
«Afortunadamente la cabeza me hizo 'click', lo mandé todo al carajo, con mucho respeto, y a esa muchacha la dejé de engañar y de engañarme»
Me desanimaban pero remontaba otra vez y ya un día me acosté y escuché una canción de Sabina que había escuchado un montón de veces, 'Con la frente marchita', que dice «no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió» y dije yo, aquí, con novia, engañándola a ella, engañándome, yo quiero ser actor ¿qué hago con mi vida? Si me descuido un poco estaría hoy casado, posiblemente divorciado, con una pescadería que me hubiera montado mi padre y afortunadamente la cabeza me hizo 'click', lo mandé todo al carajo, con mucho respeto, y a esa muchacha la dejé de engañar y de engañarme. Había algo que me decía, de verdad, tú te vas a dedicar a esto y vas a vivir de ello. Eso es el mayor acierto y mi mayor error ha sido crucificarme tanto. Tampoco me gusta la gente que lo tiene todo tan claro y no duda de nada. Si ves una película tuya que consideras buena, ves estoy bien y ya está, pero si ves una que no, pues dices tenía que haber hecho esto y esto y de eso se aprende. Pero yo, por la autoestima y lo que he comentado, me he crucificado demasiado. Eso me ha hecho no disfrutar más de mi trabajo y ese mi mayor error.
-Uno de sus últimos trabajos ha ha sido en 'El Cautivo'. ¿Cómo ha sido trabajar con Amenábar?
-Maravilloso, aunque suene a tópico. Yo firmaría un contrato para trabajar en todos los proyectos que haga. Yo ya lo consideraba un genio y creo que si no lo consideras es que algo de criterio no tienes, porque con 27 años en 'Tesis' hacer todo, la música, el guión, todo… y sigue haciendo muy buenas películas. Cuando he trabajado ahora con él me he dado cuenta de por qué es tan genio y es por el respeto que le tiene a la profesión, a los actores, al equipo, porque te lo pone muy fácil, va contigo de la mano y ama lo que hace. Para mí ha sido una maravilla y además me ha regalado un personaje precioso, que he disfrutado mucho.
-Es uno de los rostros más conocidos en España del colectivo Lgtbi. ¿Teme con el auge de la ultraderecha y su radicalizaciónque que haya una regresión de derechos conquistados, de visibilidad y tolerancia?
-Me da mucho miedo. Habrá gente que me dirá que si voy de víctima, pero yo voy a hablar de la homofobia hasta que me muera. Tengo 60 años y me puede pasar cualquier episodio homofóbico, pero sobre todo si puedo evitar que gente que viene detrás pase por lo que yo he pasado, voy a hablar de homofobia. Sigue habiendo homofobia. Salió un titular que yo decía que me daba miedo a veces ir por la calle solo porque te encuentran cuatro exaltados y te pegan una paliza y te matan, como ha pasado y sigue pasando. Se acaba de matar una niña en Sevilla porque la llamaban lesbiana con el 'bullying' y eso, aquí y en Pekín, es homofobia.
«Lo primero que me da miedo es que en el siglo en el que estamos haya gente que piense que yo soy diferente a los demás, que se me etiquete porque me acuesto con personas del mismo sexo»
Por supuesto que me da miedo la extrema derecha, que haya un retroceso. Lo primero que me da miedo es que en el siglo en el que estamos haya gente que piense que yo soy diferente a los demás, que se me etiquete porque me acuesto con personas del mismo sexo. Y la extrema derecha por supuesto creo que lo primero que haría sería quitar los derechos que gente que llevamos mucho tiempo luchando por ellos. como la ley del matrimonio gay y otros derechos. Me da mucho miedo de la extrema derecha en ese y todos los sentidos. Creo que si aquí saliese la extrema derecha con mayoría absoluta me iría de España.
«Me llamaban de programas para pagarme mucho dinero por hacer la declaración de que era homosexual»
-Ante muchas causas los actores y actrices demuestran que son una profesión comprometida y que alza la voz ¿Cómo valora que esto sea así?
-Yo salí del armario, aunque no me gusta esa frase, ya con 28 años en Madrid. Llegué a la Escuela de Cristina Rota diciendo que era hetero de toda la vida. Es cierto que me llamaban de programas para pagarme mucho dinero por hacer la declaración de que era homosexual y yo en mi vida he cobrado por una entrevista ni lo haré porque a partir de ahí ya eres carne de cañón. Cuando yo lo conté en el 'Chester' con Pepa Bueno, ni ella me lo preguntó ni había nada marcado, simplemente le dije una frase, se emocionó y lo conté. Creo que hay que alzar la voz y lo hice cuando buenamente pude, pero podemos ayudar a mucha gente.
«En 60 años que tengo no he visto una España más separada en mi vida y con más odio de una ideología hacia otra»
Yo hice 'Lo de Évole', que aún no ha salido, y una de las preguntas era que la gente no se pronuncia ideológicamente como antes y es normal porque hay miedo a no trabajar. El señor Abascal ha dicho que sí entran en el poder todo lo de La 1 se va al garete. A Ana Belén hace un año y medio le censuraron una obra de teatro en Jaén y eso da miedo. Yo, como hablo de Vox, sé que si sale con mayoría absoluta no vuelvo a trabajar más aquí en mi vida, pero me da igual, no se puede tener miedo. Se aprovechan de eso. Yo en 60 años que tengo no he visto una España más separada en mi vida y con más odio de una ideología hacia otra. Ya no se puede conversar, nos exaltamos a la primera y son trincheras, es todo odio. Esto lo está consiguiendo esta gentuza, que lanzan mensajes de odio. Entonces miedo, nada. Miedo me daría volver a una dictadura.
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