primera actuación en las noches del foro
Poveda: el talento y la voluntad
El cantaor catalán desgranó su cante con especial atención a ‘arteSano’, su última referencia discográfica. En un concierto de más de dos horas, llevó al público por toda la geografía del flamenco, de levante a poniente. Poderoso y medido el caudal de su voz, Miguel Poveda reveló su verdad en un Foro Iberoamericano casi lleno.

Empezaba Poveda a cantar cuando me vino a la cabeza el remate de un cante de Fernanda, la de Utrera, que habla de la gente a la que falta de voluntad, justo lo contrario de lo que es este superdotado. Miguel Poveda no se entrega a su talento, podría hacerlo porque le sobra, él le añade trabajo y voluntad. El techo de su cante aún no lo ha encontrado nadie.

Con un sonido impecable, a las 22.50 horas, con 20 minutos de retraso, se apagaban las luces del Foro y no tardó Poveda en empezar a derramar una ‘soleá apolá’ al alcance suyo y de nadie más. Estaba claro, no iba a ir la cosa de palmas y jaleos; las pocas dudas que quedaban a ese respecto desaparecieron cuando de la garganta del catalán salió la malagueña ‘De la Peñaranda’, cante tan antiguo como bello, que grabó Enrique Morente en 1967 aprendido de su maestro ‘Pepe de la Matrona’. Aquello era cante grande.
De un cantaor largo como Poveda se ha dicho casi todo lo que se puede decir de un cantaor de época, es decir, hasta se ha hablado mal, pero visto lo visto, después de escuchar algunos recitales de Miguel Poveda y después de escuchar el de ayer, junto con sus excelentes discos, me atrevo a decir que el estado natural de Poveda es el estado de gracia, no conoce otro, y en Huelva lo refrendó. Aun así, algún sordo tuvo el valor anoche de hablar de falta de respeto y de protestar porque no cantó fandangos; pero lo dicho, eran sordos y no escucharon los fandangos por ‘soleas’ que se sacó del bolsillo. Los bolsillos de Miguel Poveda guardan oro en forma de cantes. Nunca se vio a un cantaor más agradecido a sus maestros y a su público.

En el viaje musical que ofreció Poveda, Cádiz tuvo paradas destacadas. De allí venían bulerías y alegrías de alta escuela, además de tres guitarristas a los que envidiar. Especial mención merece José Quevedo ‘el Bolita’, bastante responsable del disco ‘arteSano’, pero injusto sería no nombrar a Manuel Parrilla, personificación del toque jerezano en el más amplio sentido del concepto, y Jesús Guerrero, presente y futuro del toque flamenco.
Por alegrías se siente Poveda como pez en el agua, un cante tan agradecido como éste y un cantaor de sus facultades van de la mano hasta donde quieran. Pero no son las alegrías el único territorio donde domina Poveda. Él dispone y para el cante a su antojo. Para cuando Miguel y “sus artesanos”, como él se refirió a sus músicos, atacan las bulerías ‘¡Qué disparate!’, a esas alturas de la noche, el cantaor actúa a voluntad, mientras el que presta el oído no puede más que disfrutar y entregarse. Sin más alarde que el de hacer las cosas bien y unas facultades envidiables, Poveda se revela como un cantaor único al que rendirse.
Sin olvidar a sus maestrosu2028
Hombre agradecido, Poveda invocó al Olimpo del flamenco, donde hay un sitio para él, y no le tembló la voz para agradecer a dos maestros como son Pencho Cros y Enrique Morente, sus enseñanzas y sus cantes. La minera, cante difícil donde los haya, que dedica a Pencho Cros en su último disco, anoche sonó a verdad, mientras de fondo, en una proyección, aparecía un joven Poveda con el cantaor de La Unión. Morente, aun dejándonos huérfanos, puede estar tranquilo: ‘La Aurora’ que tomó prestada de Lorca iluminará muchas noches granadinas mientras un cantaor como Miguel Poveda quiera sentarse al lado de una sonanta a cantarle a la Luna.

Hace bien Poveda en querer ser un cantaor de su tiempo, porque éste es su tiempo y perderse en lamentos no lleva a nada. El tiempo es el que es, el mundo está como está y lo mejor que se puede hacer es decir la verdad y hacer las cosas lo mejor que se pueda.
Cantaor sin remedio
u2028Cuando estaba todo hecho, y nos íbamos a acordar el resto de la noche de las palmas y los jaleos de Luis Cantarote, Carlos Grilo y el Londro, de las percusiones de Perico Navarro y del onubense Antonio Coronel, a Poveda le quedaban unas bulerías. Como el mismo cantó, “no encuentro más remedio que seguir siendo como soy”, así que gloria al talentoso trabajador que es Miguel Poveda.
Donde muchos artistas viven del talento que demostraron en otro tiempo o de sus facultades o ni si quiera de eso, él graba un disco redondo, un disco trabajado y bien pulido. Pero no se conforma con eso, lleva al directo un espectáculo completo, bien empastado y sin fisuras, donde los máximos protagonistas son él y su cante, porque ninguno de los dos se merece menos que eso. Incluso le da algún capricho a su público. Es el único dueño de la mina que guarda en su pecho, pese al camino que ha recorrido y el esfuerzo hecho, él quiere más y en ello está con este ‘arteSano’.
Mientras prepara su siguiente paso, no queda más que buscar una fecha nueva para poder encontrarse con Poveda. Como dijo un tipo que yo conozco, Miguel Poveda puede mirar cara a cara a los más grandes del flamenco. Y los cuatro detalles que todo el mundo sufrió por la mala organización, no merecen manchar la crónica de la noche mágica que se vivió ayer. Poveda era el protagonista y cumplió con creces, no hace falta decir nada más.