Concierto del cantaor onubense en Trigueros

'El Pecas' sigue cantando

'El Pecas', don Vicente Redondo, gitano de arte y presencia, cantaor de garra que igual le asombra con un fandango de Huelva como se va por fiestas como usted se va a dar un paseo al parque, se encajó el pasado viernes en Trigueros con un grupo que le arropó y llevó en volandas en su concierto del Centro de Arte Harina de Otro Costal.

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Allí a su lado estuvo el violonchelo de José Carlos Roca, un músico de conservatorio que viene lidiando con la música desde la cuna, pues hijo de maestro es, y con proyectos musicales, conciertos y grabaciones con músicos de la talla del aludido Pepe Roca, Romero San Juan, Raimundo Amador, Juan Carlos Romero o Paco de Lucía, por citar sólo a algunos de los grandes con los que ha trabajado. Y a la diestra del chelista, la percusión del hermano de 'El Pecas', Felipe Redondo, siguiendo con la guitarra de Joaquín Brito, que también viene de una formación sólida y arrimada al jazz y otros sones, una guitarra que brilló en la noche triguereñas con emotivos momentos, como aquellos en los que 'El Pecas' se arrimó a los fandangos de su tierra o en el cante por guajiras que el tocaor de Huelva bordó y llevó como los mismísimos ángeles. Buena guitarra la de Brito. El grupo que se llevó a Trigueros 'El Pecas', fue por lo tanto sonado y con un ritmo y un sentido del tempo auténticamente excepcionales. A las palmas y en los coros, Los Mellis, dos jóvenes a los que tuve ocasión de oírles en más de una ocasión en la Peña del Higueral y donde me han asombrado y con los que he disfrutado. Nos relataba la gerente del Centro de Arte Harina de Otro Costal, Lourdes Santos, que estos mellizos descendientes del Sillero estarán pronto en el hermosísimo jardín triguereño ofreciendo un concierto que no nos pensamos perder. Tienen raíz y formación estos del Higueral.En el centro de arte que es también los viernes sala de conciertos al aire libre, han tenido Lourdes Santos y Juan Manuel Seisdedos el acierto de combinar distintos estilos en esa coctelera de culturas que han montado en el jardín de su casa, en ese patio trasero que han abierto a lo que fue antigua panadería e ingenio harinero en el que ahora se muelen, como va rezando su nombre, harinas de otro costal. Y en ese vaso tan bien agitado le han tocado por soleares y por bulerías al 'Pecas', que las domina como pocos y que suele acompañar con unas pataítas sobre el tablao que, igualmente, pocos que no tengan la gracia y el arte del cantaor de la barriada de la Navidad, pueden dar. Estuvo 'El Pecas' en su sitio, en una actuación que se nos hizo breve, y por algo será, pero de las que nos quedamos con unas guajiras interpretadas con sentimiento y sobrada musicalidad. También recordaremos ese saber estar del artista, de sus bulerías y sus fandangos, de sus arribadas a los cantes grandes de los que suele salir airoso, como en unas carceleras de Caracol que fue meciendo al compás de unos artistas soberbios que el viernes le acompañaron como él se merece, como lo que es, un artista que no para de trabajar y de mejorar, un gitano de raza que después de muchos años ha conseguido seguir en este mundo difícil y complejo del cante flamenco. Afortunadamente, el barco de Vicente Redondo sigue avante claro, navegando con los movimientos mejores y más marineros que por estos mares se ven. 'El Pecas', sigue cantando.

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