bádminton
Carolina, la cúspide de una pirámide iniciada hace 30 años en Huelva
19.55 h. La bicampeona mundial ha puesto de moda un deporte minoritario en España pero de larga tradición en la provincia, donde se practica desde 1985 y en el que con el trabajo del Recreativo IES La Orden ha dado más frutos y alegrías al margen del orgullo que ha reportado su alumna más aventajada.

Carolina Marín es la imagen del éxito del deporte español. Su bicampeonato mundial es un ineludible foco de atención. También lo es de alegría, especialmente en Huelva y en el Recreativo IES La Orden, su club origen, que tiene en ella la mejor alumna de su escuela, donde compartió formación con cientos de niños y donde ahora otros tantos quieren ser como ella.
Carolina es la cúspide de una pirámide que durante 30 años ha ido ganando altura para tocar con ella como punta de diamante la elite. Paralelamente no ha dejado de atender la base para seguir en pie, para ser el principio de una escalera a la que sólo la constancia y el talento añade peldaños en cada caso. 200 practicantes están dispuestos a subirlos a día de hoy en la tierra natal de la pionera Marín.
El bádminton es un deporte ahora de moda en España pero que echó raíces en Huelva hace tres décadas. Las semillas de entonces son fruta madura. Tras la jugadora que ha hecho historia también hay un club que ya con ella en Madrid logró jugar la Copa de Europa, ser bicampeón liga y disputar cuatro finales más en el constante duelo tipo Madrid-Barça que mantiene con el vecino club sevillano del CB Rinconada, el más laureado.

Jugadores onubenses como los grandes doblistas Haideé y Eliezer Ojeda, entre otros, saben también lo que es estar cada año en el podio del Campeonato de España Absoluto, disputar en Europeos o alcanzar los cuartos de los Juegos Europeos de Bakú. Antes el aventajado fue Carlos Longo, el gran antecesor de Carolina y hoy técnico de la Federación Española.
En total son más de cien títulos entre Campeonatos de Andalucía y de España los que atesora entre todas las categorías el Recreativo IES La Orden, nacido en el instituto de enseñanza secundaria del barrio del mismo nombre y que el pasado año celebró 25 años de vida.
Cinco años antes ya se jugaba al bádminton en Huelva en el Polideportivo Andrés Estrada, dirigido por Pepe Tierra, que fue técnico del histórico Club Voley Aguas de Huelva y que como el presidente de la Federación Española de Voleibol, Manuel Hernández Vázquez, fue dando cobijo a este deporte de raquetas y volantes. Esta institución, junto con la Facultad de INEF en Madrid fueron vía de expansión de su práctica.
El papel clave de Francisco Ojeda

Formaban parte activa profesores, alumnos, personal no docente y familiares, practicantes e impulsores a la vez, formadores también que aprendían con ganas cada día un poco más de esta disciplina, en la que comenzaron a organizar campeonatos y a entrenar a jugadores cada vez más pequeños.
Así nació una primera escuela, en la que “por allí apareció Carolina un día” y a la que ahora acompañan otras cuatro en la capital y en localidades de la provincia como San Juan del Puerto y Valverde del Camino, así como en la Universidad de Huelva.
En el año 1996 ya tuvieron dos campeones de España infantiles como antesala de los éxitos venideros, a los que se sumaron los colectivos. Los propios jugadores demandaron participar en competiciones de clubes y tras lograr el campeonato de Segunda División ascendieron a la División de Honor, la máxima categoría nacional, en la que inician próximamente su undécima temporada.
“Éramos novatos y nos daban por todos lados, sabíamos poco, pero las ganas de aprender, jugar y divertirse podían más que todo eso”, ha rememorado Ojeda, que también ha valorado como con jugadores de la casa lograron la permanencia, para después dar el salto a luchar por títulos con la llegada del aragonés Pablo Abián, onubense de adopción ya. La ayuda extra previa fueron el irlandés Alistair Casey y el indonesio Hendry Winarto, que como técnico hizo que “los jugadores subieron mucho su nivel y competitividad”.
El secreto para formar a tantos campeones no es otro a juicio de Paco Ojeda que “cuidar a los jugadores, tratarlos bien y ayudarlos. Luego el talento de cada uno les lleva más o menos lejos”. Con este propósito llaman, escriben o se personan en el club muchos niños y sus padres, que ansían seguir los pasos de Carolina.
Esta bonanza de ‘vocaciones’ contrasta con la pérdida de apoyos que ha sufrido el club, obligado a reinventarse para subsistir pese a sus logros. Fue el primer club nacional en desarrollar una campaña de socios y en llenar con más de 2.000 personas un pabellón vendiendo entradas, algo inaudito en el resto de España, y que provocó “recuerdos imborrables”.
Ojeda ha expuesto al respecto que tras este nuevo hito “como el año pasado esperamos que sea el momento definitivo, en el que nos apoyen”, ya que están “donde todos quieren”, gozando de resultados e interés mediático, por lo que ve “poco razonable” la falta de patrocinadores, aunque “no perdemos la esperanza”.
No son la fábrica de jugadores que hay en China, con millones de licencias, pero han demostrado, pese a impulsar este deporte “por amor al arte”, ser garantía de éxito y cuna de la mejor jugadora del mundo.