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Carolina Marín: 'La gente de la India me demuestra continuamente su amor'
10.08 h. La campeona de Europa, del Mundo y Olímpica reflexiona en LaLiga4Sports sobre el cariño que recibe allá por donde va, tanto fuera, donde deberían considerarla rival, como en España, donde ha dado a conocer el bádminton.

El deporte te aporta muchas cosas y a mí, una de las que me hace sentir más afortunada, es ver cómo me reciben en la India y ver cómo me trata la gente en España. Me siento afortunada por sentirme querida en partes tan diferentes del mundo. India y España están, como mínimo, a 12 horas de viaje (aunque siempre tardamos más), pero puedo decir que tanto en uno como en otro lugar me siento muy querida.
Por un lado, está la India. La peculiaridad de mi deporte es que en Asia tiene mucho arraigo y nos convierte en personajes muy conocidos. Me sigue pareciendo increíble que esta situación se siga repitiendo cada vez que llego a la India: a pesar de la distancia y las diferencias culturales, me hacen sentir una de ellos. Podría pensarse que después de haber ganado a una compatriota suya en mis últimas dos grandes finales la situación sería diferente, pero son gente que te demuestra su amor continuamente.
A veces, con los torneos, no soy consciente de todo esto. Aunque es cierto que este año, el tener la posibilidad de disputar la Liga India, me permitió conocer un poco más a fondo el país. Recuerdo un niño que me hizo un dibujo y vino a saludarme. Estuve un rato con él y nos grabamos un vídeo de recuerdo.
Pero puedo decir que desde mis últimos éxitos, especialmente después del oro en Río 2016, ese cariño que me demostraban fuera también lo siento en España. El recibimiento que tuve en Huelva al volver de los Juegos fue increíble, me quedé sin palabras. Habría unas 3.000 o 4.000 personas en la Plaza del Ayuntamiento, incluso algunos se me acercaron después para decirme que sólo la recordaban así con los ascensos de nuestro Recre, y por si fuera poco, cuando estaba en el balcón, me prepararon una sorpresa, con los coros rocieros de las hermandades de Huelva y Emigrantes cantándome la Salve Rociera. Se me saltaban las lágrimas de la emoción.
Son al final esos pequeños detalles los que nos llenan. Como he dicho al principio, me siento muy afortunada, señala Carolina Marín.