Salida hacia El Rocío
“Huelva, Huelva”, la alegre energía de un corazón de hermandad
14.45 h. La familia de la filial rociera más numerosa extendió sus kilómetros de peregrinos, caballistas y carros por una capital entregada a su paso y su característico compás, enlazándose cánticos, rezos y multitud de ofrendas florales a un simpecado que arrastró a las masas de fieles. La iglesia del Rocío, el monumento a la Virgen, el Ayuntamiento o la Comandancia de Marina volvieron a ser puntos de derroche de emoción.



Sobre las 9.10 horas comenzó a brillar con más fuerza el sol y a rodar bajo él Avenida de Andalucía arriba la extensa caravana de fieles compuesta por más de de 8.000 personas, 500 caballos, 44 carros tradicionales, 39 charrets y 62 tractores de 12 metros, que se fueron desplegando y organizando para enfilar después la calle Galaroza, donde comenzaron las ofrendas de flores con las cruces de mayo. Después la comitiva rociera llegó a la Iglesia del Rocío, donde una multitud esperaba ver al simpecado frente al templo rociero. El párroco que excusó la ausencia del obispo, deseó a los rocieros onubenses que la Virgen os proteja en el camino y que os dé toda clase de bendiciones.

Rezos y cantes despidieron a la hermandad, que tomando como un río bravo la Avenida Federico Molina, teniendo que parar a cada rato la carreta del simpecado para que se depositaran en ella ramos de flores con los que viajan plegarias y deseos, o para que fuera cubierta de flores con petaladas desde los balcones más altos, refrescando una calurosa mañana en la que la ilusión por continuar en movimiento hizo pequeño cualquier obstáculo.
El kilometraje de la hermandad, extensísima desde la cabeza formada por coheteros y tamborileros, hasta los últimos carros de la cola, abrazaba el callejero de la ciudad con intensidad, arrastrando a la masas, incitando a expresar emociones y disfrutar del espectáculo único de un desfile tan singular. Sus característicos sonidos se colaron por cualquier ventana, y anclaron en los portales a cientos de vecinos. El soniquete de palmas y el bucle del Huelva Huelva insuflaba más aliento a los caminantes, que no duban en dejarse la voz en cada viva a su hermandad y la Virgen.
Sobre las 10.20 el simpecado de Huelva alcanzaba la plaza del Punto, repleta para seguir avivando la tradición reciente de hacer del Monumento a la Virgen del Rocío un momento de inusitada emoción. La esperaba se sobrellevaba con cantes y el encuentro fue de nuevo especial, un anticipo de un schock mucho mayor en la confrontación de miradas con la Reina de las Marismas en instantes como la presentación de hermandades, y de un modo más directo en la visita de la patrona de Almonte a la casa hermandad en la procesión del lunes.

Entre la multitud se abrió paso la espléndida carreta de plata, con su corona dorada como remate, para recibir el amor de una tremenda petalada, los sones de la banda municipal y las voces del coro para entonar una sentida salve que siempre pone a los presentes los pelos de punta, pues es como avanzar la mirada y trasladar el corazón a la reja del santuario inmaculado del Rocío.
Manguara, emocionante
En la recta final del recorrido por la ciudad, la hermandad tomó la plaza de las Monjas tras pasar por la Subdelegación de Gobierno, siguió encontrando a muchísima gente por allí y la Placeta y buscó adentrarse en la zona de Zafra y tomar después la calle Sanlúcar de Barrameda. Allí la Junta de Andalucía realizó su ofrenda floral y musical para dar paso al intenso momento de la Comandancia de Marina. Allí Cinta Gómez, la hermana mayor, aseguraba que la jornada que estaba viviendo hasta entonces era irrepetible, ha sido de 10, con muchísima gente y recibiendo mucho cariño. Las autoridades militares mostraron sus buenos deseos a la hermandad y se entonó la salve como antesala de la emocionante actuación que siempre brinda el grupo onubense Manguara, que lo dio todo para tocar la fibra sensible de los presentes con sus sevillanas más célebres sobre lo rociera que es Huelva y su ensalzamiento de la Virgen.
Desde aquí sólo quedó una larga despedida final por la Avenida Francisco Montenegro, donde el Recreativo realizó la última ofrenda floral, hasta alcanzar la Punta del Sebo alrededor de las 13.00 horas y cumplir con el rito de volver al simpecado a la ciudad para contemplar un paisaje al que regresaran todos más reconfortados, con el cansancio como huella más pequeña de una experiencia que se atesora bajo llave en el corazón.