Salto de la reja y procesión
Rocío sobre los corazones ardientes
4.43 h. (Actualizado 13.53 h.) A las 3:14 se desencadenó la tradicional conquista del paso de la Virgen del Rocío tras saltar los almonteños la reja y compartirla con toda la aldea a cada paso en una procesión llamada a colmar de espiritualidad la ansiada conexión entre la Señora de las Marismas y sus fieles, entregados un año más en cuerpo y alma a la experiencia de adueñarse de ella un instante, en cada aproximación, en cada mirada. Tras 10 horas de procesión, la patrona de Almonte ha vuelto a su altar a las 13.00 horas.

La noche con más luz del año para los rocieros llegó para latir con la fuerza de sus corazones y hacer palpitar sísmicamente las arenas de la aldea, para hacer llegar a las marismas el eco de sus manifestaciones de devoción, una amalgama indescriptible de imágenes, sonidos e intangibles que convierten en momento culmen de la romería la procesión de la Virgen del Rocío y su experiencia personal. A las 3.14 horas se produjo el tradicional salto de la reja, que dio paso a una noche mágica para sus fieles, que la disfrutaron como mínimo los escasos segundos en los que encontraron próxima su cara rodeada por la inmensidad del amor que despierta.
Hasta esos instantes la Blanca Paloma aguardaba tras la reja de su santuario dispuesta para volar, acomodada en su nido, serena y expectante, mientras a su alrededor se imponía, como en años anteriores desde que se rompiera un varal, el nuevo orden dentro de la multitud. Ésta se fue apelmazando como ladrillos en torno a la estructura del templo, cuya planta se remarcó con el trazo grueso que formaban más cabezas y cuerpos unidos a otros a cada lado, ofreciendo una sensación de quietud sostenida en torno a un amplio rectángulo que sólo ocupaba la arena y sus huellas, alfombra para la Señora.

Fuera del templo rociero avanzaba la noche como un río, en cuyo interior se hacían fluidas distintas corrientes. Entre la muchedumbre se hacia continuo el torrente de luz que se abría camino en la oscuridad con una bengala marcando la presencia de cada simpecado, que arrastraba a su estela más pequeñas luces portadas por los hermanos. De más nueva a más antigua las hermandades realizaban su recorrido encadenado para pasar por la puerta del santuario y manifestar una vez más con el rezo del rosario y la cercanía a su señora la inmensa devoción que juntas sumaban.
Sobre las 2:25 horas en el interior del templo, en torno a la reja, la masa humana oscilaba en una batalla posicional llena de inquietud, se agitaba y los brazos aleteaban en una contraposición entre los deseos de dinamitar la espera y de realizar la contención hasta el momento preciso. La situación de riesgo pareció salvarse, pero la tensión reapareció a las 3 de madrugada, hora en la que no quedaba un barrote sin mano que lo agarrara.

Sin embargo no fue hasta las 3:14 horas cuando apareció el simpecado de la Hermandad Matriz de Almonte, que daba fin al rezo del rosario con su entrada al templo, y desató el eufórico éxtasis que irrefrenablemente se disparó potente en el organismo de los almonteños a los que les pareció una eternidad la espera. Con enérgica velocidad se derramaron por encima de la reja y corrieron a rodear las andas de la Virgen, a la que elevaron mientras a borbotones se inundaba su presbiterio. Sobre ese mar se articularon las primeras maniobras, que llevaron a la Reina de las Marismas a alcanzar relativa estabilidad y navegar entre sus fieles, sobrerrevolucionados pero concentrados en tratar de llevarla de la mejor forma posible.
Los movimientos se fueron calibrando bajo la Virgen hasta que se hizo constante el avance, para así ganar la distancia que le separaba de la multitud aún más grande que aguardaba bajo las estrellas el encuentro con el más brillante de los astros del firmamento. El clamor se hizo ensordecedor y llovieron flashes, solapadas voces de emoción, de sentimiento expresado espontáneamente, de simples gritos que decían tanto, rostros de pura atención y ensimismamiento, y revuelos por encontrar un punto en que la trayectoria de cada uno convergiera en un punto con la de la blanca paloma, que revoloteaba libre cautivando corazones.

Al final el aleteo llevo a la Señora a aproximarse a las marismas para continuar con ellas a la derecha el camino que le llevaría a recorrer su aldea sin olvidar a nadie, para despertar al sol tras conversar con la luna, para adentrarse en cada hermandad sin necesidad de tocar a la puerta y encontrarse con oraciones y cantes en cada parada, con repiques de campanas, con la emoción desbordada de quienes piensan un instante que la tienen un poquito en exclusiva para pedirle tanto y tanto.
Su figura permaneció erguida con el esfuerzo de sus nobles hijos, que lo dieron todo una vez más, hasta romperse la camisa, hasta agotar las fuerzas queriéndola tanto, a pleno pulmón, a pleno músculo, a lágrima viva y corazón ardiente, con la mirada hechizada, con los pelos de punta y la piel a prueba de golpes, todo sobre lo que se esparció Rocío.
10 horas de procesión
La Virgen del Rocío se encuentra en el altar de su ermita desde las 13.00 horas de este Lunes de Pentecostés tras recorrer la aldea, en Almonte, sobre los hombros de los almonteños durante casi diez horas y procesionar por delante de las 114 filiales que han peregrinado hasta allí, según han informado a Europa Press fuentes del Plan Aldea, un recorrido que ha sido más largo, concretamente tres horas más, que el pasado año.
Así, la Virgen del Rocío ha procesionado desde las 03.14 horas de la madrugada tras el conocido 'salto de la reja', que no se ha producido con la extremada calma del año pasado. De hecho durante el recorrido, debido a la gran afluencia de personas alrededor de su paso, la Virgen no ha podido estar todo el tiempo de pie.
De este modo, la patrona de Almonte ha procesionado por la aldea rodeada de fieles que han disfrutado al contemplarla. Su recorrido ha sido el tradicional, de manera que las hermandades que tienen su sede en el mismo la han recibido en su propia casa y el resto se han acercado con su Simpecado a la procesión.
Una vez finalizada la misma, las hermandades comienzan a regresar a sus casas con el objetivo de iniciar el camino de vuelta a sus lugares de origen. Así, algunas de ellas lo harán ya esta jornada y otras este martes.