La blasfemia civil

No podrían estar sucediendo cosas peores contra la sana convivencia de los ciudadanos españoles, que las que llevan teniendo lugar desde las pasadas elecciones generales.

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Y la consumación de la blasfemia civil, puesto que la blasfemia atañe a lo religioso y/o sagrado, ha sido la constitución de una especie de gobierno doble, de corte radical en su populismo y extremadamente peligroso para la consolidación territorial de lo que hasta aquí se ha conocido como Estado español. También para las perspectivas económicas y de empleo más las complicaciones exteriores por las veleidades tercermundistas del estalinista adinerado, el vicepresidente segundo del gobierno, Pablo Iglesias.

La desautorización que tanto el presidente como ese vicepresidente hacen de la Justicia española, les desposeen de cualquier legitimidad (no digo legalidad) para dirigir la política de España. ¿Cómo osa Sánchez reunirse con Torra cuando ha sido destituido por los tribunales por su desobediencia? ¿Reconoce Sánchez implícitamente a la República Catalana puesto que entiende que el presidente de la Generalidad está al margen de las leyes españolas? Torra es en este momento un usurpador y Sánchez y su Gobierno, sus cómplices y quizás, algún día, también tengan que dar explicaciones donde proceda si llevan al Estado a la ruptura más o menos disimulada. Claro, que han comenzado por proponer a una Fiscal General ideologizada, exministra socialista e implicada en causas abiertas.

Todo es sabido: además de los votos socialistas y del populismo comunista, Sánchez se apoya en el brazo  político de lo que fue ETA, en los independentistas catalanes golpistas, en algún independentista gallego, en el menor Errejón y en algún otro descerebrado previo enjuague con prebendas. Como se ve, un Gobierno más que costoso edificado para mayor gloria de su presidente y su vicepresidente aguado por las otras vicepresidencias.

Me parece que en cuanto a este Ejecutivo y su mayoría, la calle tendrá mucho que decir y que asistiremos a la movilización ciudadana pertinaz y finalmente eficaz, ya que el peligro de bolivarización de la dirección del Estado es más que probable. Lo que les digo, la blasfemia civil.

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