Vivir al margen

Cuando se toma la decisión de vivir entre cartones con tu familia, no vale el razonamiento “es mi forma de vida”; las administraciones, los vecinos, los partidos políticos, los ciudadanos debemos decir NO, no a unas condiciones de vida infrahumanas, no a condenas sociales, no a estigmas sociales, no a insalubridad...

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No a guetos, no a parias, no a formas de vida que condicionan a familias enteras, no a que los niños y niñas tengan como única forma de vida la calle, el peligro, la inquietud, la inseguridad, la incultura, la marginalidad y la exclusión social.Pero ¿cómo logramos que esos asentamientos que tenemos en todas las ciudades se minimicen?Parece inevitable que con los movimientos migratorios que se están produciendo y que, muy a pesar de algunos, se va a continuar produciendo que las poblaciones más acostumbradas a recibir a estos ciudadanos adecuen espacios para acoger temporalmente a los mismos.Pero tanto las poblaciones como los ciudadanos que se están en proceso migratorio deben conocer que estos es un tránsito momentáneo, hay que plantear un realojo en viviendas normalizadas dispersas como ya indicó en su informe especial del Defensor del Pueblo Andaluz en 2005, dado que si se convierte en un “ciudad de tránsito, provisional o promocional, las dificultades y riesgos aumentan. Especialmente se debe rechazar la opción del realojo en viviendas prefabricadas de carácter provisional.En todo caso, las políticas de consenso que pretendan realmente erradicar el chabolismo deben ser un espacio de responsabilidad tanto política como social que conlleva, por supuesto, un riesgo incluido para quienes tomen la decisión de abordar el problema que tendrán que adoptarla con todas sus consecuencias, incluidos los costes políticos que puede tener, al menos a corto plazo.Con este realojo de viviendas se ha de desarrollar un programa de tutela social que prevea actuaciones necesarias que faciliten las relaciones entre los realojados y los nuevos vecinos.Este proceso de realojo debería ser constante para impedir la instalación de una nueva chabola, esto requiere más actuaciones conjuntas entre los diferentes estamentos sociales de una ciudad.Parece que, últimamente, la ciudadanía y la administración han olvidado sus responsabilidades, unos por mirar hacia el otro lado, y los otros, por vulnerar preceptos de la legislación urbanística de la regulación del suelo, pero sobretodo, tienen responsabilidad en la educación, no sólo escolar, de los menores que residen en el chabolismo, una mala actuación, o en el peor de los casos, de una no actuación, están condenando a una muchos menores a no tener una vida adulta normalizada.En Huelva existen diferentes asentamientos chabolistas, uno de ellos entre una autovía y las paredes de la balsa de fosfoyeso. Actúen: cuanto más tarde más dificultades de integración.

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