La sonrisa del fútbol

Su felicidad me conmueve, aunque aún no ha festejado ningún gol, ni ninguna victoria con la camiseta del Recreativo. La ilusión que transmiten sus ojos traspasa la pantalla y su poca destreza con el idioma apenas se aprecia ante tanto convencimiento de que su sueño se hará realidad. Se llama Abdoulaye Sy, es senegalés y Huelva, ahora será su casa

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El mundo del fútbol a veces peca de falta de humanización. Sueldos exorbitantes, jugadores con halo de estrellas de Hollywood, entornos mediáticos que elevan el discurso futbolístico a cuestiones de vida o muerte... situaciones que alejan al aficionado de a pie, o a veces no (desgraciadamente), de lo verdaderamente importante: el deporte. Y el deporte es, evitaré el condicional, un vehículo transmisor de valores tan fuerte que no debería reducirse a cada cuatro años con los Juegos Olímpicos.

El deporte necesita un mensaje contundente. Iniciativas como la llevada a cabo por el Recreativo de Huelva con su Escuela en Senegal acercan el fútbol a quien se aleja paulatinamente de él. Es una simbiosis necesaria entre los gestores del deporte rey y aquellos que consumen y demandan fútbol. Una iniciativa que, más allá del deporte, pretende dar a los que menos tienen lo más básico y que éstos vean el fútbol como una meta y no como una obligación.

Abdoulaye Sy, que anoche aparecía en Huelva TV con una sonrisa contagiosa, Mor Sewane, Ibrahima Gueye y Fallou Diop son los primeros frutos de un objetivo solidario con una meta deportiva. Llegan a Huelva esperanzados, con la fe que te da el no tener nada y ser feliz con muy poco. Quizás no lleguen a lo más alto del deporte, ni ganen grandes sueldos, pero su experiencia inspirará muchos, porque el deporte necesita recuperar lo más esencial. Estoy convencido. Me lo dijo una sonrisa.

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