Y a la sexta fue la vencida

En pleno otoño, cuando las hojas rojizas de los arboles caen al compás del viento y las tardes otoñales hacen acto de presencia en el día a día, el Recre disputaba en Barcelona, en el Miniestadi, su encuentro correspondiente de la undécima jornada. Las noches futboleras de los viernes volvían a tener como protagonista al Decano.

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Se acerca el invierno y se congelan las noches, al igual que se podrían congelar las hipotéticas opciones del conjunto entrenado por Sergi Barjuán si éste hubiera perdido en el feudo del filial culé, si hubiera seguido con su vía crucis particular a domicilio. Pero, como dice un dicho popular, es la excepción que confirma la regla. El Decano ganó su primer partido a domicilio en su sexto desplazamiento lejos de tierras onubenses. Los entrenadores de ambos equipos, Sergi Barjuán y Eusebio Sacristán, que coincidieron en uno de los mejores equipos de la historia, el famoso 'Dream Team' de los años 90 de Johan Cruyff, se enfrentaban por primera vez como entrenadores.

Durante toda la semana, tanto plantilla como cuerpo técnico y aficionados, se conjuraron para poner fin a la desastrosa trayectoria que llevaba el conjunto albiazul. Un empate y cuatro derrotas de un total de cinco desplazamientos del Decano mostraban que cuando al Recre se le saca de su terreno, se siente como pez fuera de agua. Xerez, Racing, Elche y Girona torpedearon la nave blanquiazul, mientras que en las únicas aguas donde la nave decana sobrevivió fue en Soria frente al Numancia. En cambio, en casa se muestran cual fragata imponente dispuesta a lanzar cañonazos en forma de goles ante quien se interponga en el camino entre el Recre y la victoria. Mirandés, Murcia, Lugo, Alcorcón y Villarreal son testigos del momento excepcional que atraviesa el Recreativo cuando juega ante a su afición. Los cinco cayeron sin paliativos frente al conjunto albiazul. Por lo tanto, ya era hora de que esa fragata imponente que se llama Recreativo y que solo aparecía en casa se dejase ver por aguas contrarias.

Llegaba el día. Tenía que ser un punto de inflexión. El día en el que el Recre o solo tiene acceso a la lucha por la permanencia o se puede permitir el soñar con unos play-off de ascenso. Comenzaba el partido y como reflejaba la tabla clasificatoria (tanto el Barça B como el Decano estaban en 7º y 8º lugar empatados a 16 puntos) empezó con mucha igualdad, debido a sus similares estilos de juegos: el balón como protagonista y el control del esférico como eje. Ambos equipos se mostraban mutuo respeto. En los primeros minutos, el conjunto albiazul se encontró con un impedimento. Montoro, uno de los jugadores que más prometía tras su llegada este verano, se retiraba lesionado. Entraba en su lugar Mouriño y las fuerzas se volvían a equilibrar.

Como viene siendo costumbre en los desplazamientos del Recre, tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. El Recre volvía a adolecer de ese juego timorato y de esa endémica falta de concentración que tantos puntos ha costado al plantel albiazul y tras un disparo al palo de Rafinha y varias acciones ofensivas protagonizadas por el joven y futuro crack Gerard Deloufeu, este último cortó en el minuto 27 de la primera parte el cuerpo a los jugadores, a Sergi y a los aficionados que veían allí el partido aguantando el frio de los vientos de Tramuntana y a los que veían como podían el partido desde tierras onubenses. 

Nos cortaron el cuerpo al igual que cuando vamos a la playa en verano y nos metemos de golpe en el agua. Pasamos de la emoción al desanimo. De la esperanza y el cambio al pesimismo y al ¿otra vez?. Pero como todo en la vida, todo puedo cambiar en un segundo y esto ocurrió 8 minutos más tarde. En el minuto 35, Jordi Matamala introducía el balón dentro de la portería culé e insuflaba esperanza y ánimo a la hasta ese momento desesperanzada afición onubense. La primera parte concluía como si fuera ese mítico duelo de ajedrez entre Kásparov y Kárpov en el Campeonato del Mundo de ajedrez de 1984. Intercambio de golpes y disparos de ambas fragatas en el escenario del día de hoy que era el Miniestadi.

La segunda parte comenzaba de manera igual aunque se veía de forma solapada que el filial culé iba a por todas. Tras unos primeros 20 minutos de la segunda parte en la que el Recre había merodeado muy poco el área contraria, Rafinha, tras un tiro anterior al poste  de Grimaldo, marco tras un centro de Luis Alberto. La gaseosa, tal como sube puede bajar. Eso es exactamente lo que pasó en la hinchada albiazul. De la efervescencia de la alegría se paso a la bajada propia de la desilusión. Corría el minuto 82 y entre la última llama de esperanza de algunos aficionados frente a la realidad aplastante de otros acogiéndose a los encuentros anteriores del Decano en feudos ajenos, apareció Alexander. El argentino, como en el día del partido frente al Villarreal, apareció, en este caso para insuflar energía y motivación al plantel para los últimos minutos.  Este gol se notó en la forma de jugar del conjunto de Sergi y de cómo gestiono los nervios y los minutos finales. Cinco minutos después, en el 87, Jonathan Valle colocaba en el marcador un 2-3 que, a posteriori, sería definitivo.

El Recre ha ganado su primer partido fuera de casa pero no tenemos que elevar las manos al cielo. Todavía hay mucho que mejorar. No podemos dar tantas oportunidades al rival y tenemos que mostrar ese carácter que tenemos en casa y que no tomamos como carta de presentación cuando viajamos a otros campos. Preguntarnos por qué el Recre pasa de ser esa fragata omnipotente que dispara en los momentos oportunos y arrasa a sus rivales y cuando nos desplazamos a 'otras aguas' nos convertimos en una patera que con una simple ola, nos hundimos. Todavía hay mucho que mejorar pero a la sexta, fue la vencida.

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