Siempre hay alternativas

A principios de esta semana hemos recibido la noticia de varios fallecimientos, entre los que se pueden destacar el de Margaret Thatcher, el lunes día 8 de abril, y el de José Luis Sampedro, que aunque se produjo el domingo, se ha conocido el martes 9. Aunque puede parecer que hay pocas personalidades tan divergentes, existen importantes puntos de conexión entre ambos.

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Se considera que Margaret Thatcher fue una pionera del neoliberalismo económico, ya que durante su mandato comenzó el desmantelamiento del Estado del Bienestar en Reino Unido, privatizando empresas y la gestión de la sanidad pública, y limitando los derechos laborales de la ciudadanía. Formó un efectivo tándem con Ronald Reagan en EEUU, con quien compartía su ideología conservadora y neoliberal y ambos fueron los adalides del libre mercado y la desregulación económica durante los años 80. 

Uno de los principales lemas que guiaba la política de Thatcher era TINA, siglas en inglés de There is no alternative (no hay alternativa). Al igual que hacen hoy en día nuestros políticos, Thatcher justificaba la implantación de recortes ante los ciudadanos británicos explicándoles que no tenía otra opción y que no se podía hacer otra cosa. Es lo mismo que ocurre ahora en Europa. Por ejemplo en Portugal, donde el Tribunal Constitucional ha declarado inconstitucionales las medidas de austeridad implantadas por el Gobierno consistentes en la eliminación de la paga extra a los trabajadores públicos y los recortes a los jubilados. La respuesta del gobierno rescatado y la Troika no se ha hecho esperar: habrá recortes y se llevarán a cabo donde más duele, en educación pública, sanidad y pensiones. Como se dice coloquialmente, si no quieres coles, el plato lleno. Y además rapidito, que Merkel se pone nerviosa si algún país rescatado se cree libre durante más de un día.

Parece que nuestros gobernantes aprendieron bien del ejemplo de la señora Thatcher, ya que siempre nos dicen que recortan nuestros derechos y libertades porque no les queda otro remedio. Además, añaden, ellos no quieren hacerlo y llega a parecer que llevan a cabo los recortes contra su voluntad. Algo poco creíble, ya que si realmente no creyeran en lo que hacen lo más lógico sería dimitir y dedicarse a otra actividad que les resulte menos dolorosa.

José Luis Sampedro nos enseñó que siempre hay alternativas. Esta es la enseñanza que me gustaría destacar aquí, entre la gran variedad de ellas que nos que nos ha dejado.  Resulta especialmente importante en los tiempos que corren para que seamos críticos con el mensaje que nuestros gobernantes nos envían. Cuando leemos a Sampedro o revisamos sus entrevistas, recibimos un mensaje de esperanza que es muy necesario hoy en día. Él nos enseñó que no nos podemos dejar gobernar por los mercados ni por sus gobiernos títere, y que hay que luchar contra la injusticia. Siempre nos dijo que otro mundo no sólo es posible, sino seguro, y que hay que trabajar por él.

No nos podemos conformar con que nuestros impuestos se utilicen para rescatar a los bancos mientras estos mismos desahucian a las familias de sus casas; no podemos admitir que se desmantele uno de los mejores y más baratos sistemas de salud públicos de Europa y que poco después los mismos políticos que privatizan ocupen lucrativos puestos en las compañías privadas que ganan las concesiones; no podemos aceptar una educación de primera o de segunda, que los alumnos universitarios sólo puedan permitirse un suspenso si proceden de familias adineradas o que los inmigrantes no tengan derecho a asistencia sanitaria sólo por no disponer de una tarjeta de residencia, que al fin y al cabo no es más que un papel. Sampedro nos enseña que no podemos dejarles que nos impidan pensar por nosotros mismos, que seamos críticos con ellos y con el sistema y que queramos cambiar las cosas que no funcionan. Siempre hay alternativas. 

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