Señalar a los culpables
Terminada la manifestación que la Mesa de la Ría organizó para que la ciudadanía más guapa y mejor formada, la más culta también, pudiera protestar de nuevo contra la barbaridad de los fosfoyesos, las fábricas que aún continúan su infame actividad en el camino a la Punta del Sebo lanzaba sus humos ácidos contra la ciudad. Mala cosa, y lo peor de todo, esos venenos en el aire no hacen sino presagiar que todo esto tiene una muy mala solución.
Ayer Huelva olía como en sus peores años, esos de los setenta en que la ciudad debió haber sido evacuada en más de siete ocasiones como más tarde se reconoció. Las autoridades franquistas, el Régimen de antes tal como el de ahora, no movió un solo dedo entonces por auxiliar a la población. En aquellas ocasiones se palpaban las abultadas carteras, a buen recaudo en el bolsillo de la chaqueta que va pegado al corazón, y respiraban tranquilos. Todo esto, qué quieren que les diga, tiene mala solución.
En estos años algo ha cambiado. Y seguirán cambiando muchas cosas en esta sufrida ciudad. Van cayendo unas tras otras esas indignas industrias químicas, las que llevan medio siglo envenenando nuestros aires y nuestros ríos, estos ríos que abrazando la ciudad deberían de ser el mar, nuestro mar. Pero las que quedan o las que se fueron, qué más dará, han dejado apilado su veneno tóxico a las orillas mismas de este mar salado que en Huelva tiene nombre de río. Ahora el problema sigue siendo de la ciudad, qué hacer con esos residuos tóxicos y radiactivos. Dónde y quién se hará cargo de ellos. Mala solución.
Las autoridades, los representantes de los ciudadanos que deberían velar por la seguridad de todos, miran para otro lado, agachan la blanda cerviz o se ríen abiertamente de quienes ya están hartos de decir no. El Ayuntamiento de Huelva lo intentó con la nueva planta de Endesa en la Punta del Sebo y la desvergüenza judicial aseguró que era la misma planta sólo que con un pequeño arreglito. Eso sentenciaron los miembros de ese consejo judicial nombrado a dedo por sus patronos de la Junta de Andalucía (sin separación de poderes no hay democracia) y a continuación les dijeron a los del Ayuntamiento que más guapos estarían calladitos y quietos.
Ahí está esa nueva planta de ciclo combinado reluciente y feliz, riéndose como sus paniaguados de la Junta de la ciudadanía toda, de quienes dicen no y de quienes no saben no contestan, que en una ciudad con un 50% de analfabetismo funcional son evidente mayoría. Del resto de las administraciones públicas, la Diputación o la propia Junta, responsable máxima de todo este descontrol, griten lo que griten los manifestantes, que esa es otra, ni les cuento. Ellos, los nuevos ricos del puño y la rosa, andan felices tirando de visa oro o platino iridiado. Sin una clase política que se preocupe o se pueda preocupar de la salud y el bienestar de los ciudadanos, el panorama francamente es desolador. Mala solución.
Ayer un millar de ciudadanos tuvieron la paciencia de ponerse de nuevo en marcha para exigir que quiten ese veneno de los márgenes de la ciudad, de sus ríos y hasta de sus vidas. Nadie parecía oír nada. Mala solución.
De la marcha de ayer nos podemos quedar con pocas cosas positivas. No había demasiada gente joven, escasa en ese grupo que paseó el abundante gris de su pelambre entre la Merced, donde abroncaron al gobierno del PP, y las puertas del Ayuntamiento, donde abroncaron al gobierno municipal del PP, el único que al menos lo intentó. Por la puerta de la Diputación, todos calladitos y en orden, por las delegaciones de la Junta de Andalucía, incluida la de Medio Ambiente o la de Salud, ni se les ocurre pasar, no vaya a ser que los vean los jefes provinciales del Movimiento. Mala cosa esta de no querer ver al enemigo real sino sólo al deseado. Por lo tanto, mala solución.
¿Y de los fosfoyesos? Ah, no, de eso nada, que se los lleven dicen, pero que se los lleven adónde preguntaba un despistado. Ah, no se sabe, aquí nadie sabe y nadie contesta. Estos fosfoyesos tienen mucho peso, demasiado como para que la clase política les quiere echar un vistazo siquiera. Esto pinta mal, no hay voluntad de solucionar este problema, esta vergüenza para la ciudad y este motivo de risa para los hijos de la gran puta que lo han permitido y hasta alentado mientras se palpaban el corazón ese que dicen que tienen cerca de la cartera donde guardan visa, vida y fortuna. Mala solución, qué quieren que les diga. Mala solución.