El geólogo Juan Antonio Morales revela por qué las playas de Huelva son únicas: «Hay 120 kilómetros de arena continua»

«Debajo de la arena no hay roca, hay más arena. Es la excepcionalidad de nuestra playa», resalta el experto

También desmonta el mito de que las playas pierden arena y asegura que se trata de «una cuestión de simple percepción»

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Dunas de arena de la playa de La Bota, en Punta Umbría H24
Mario Asensio Figueras

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Una inmensa mayoría de onubenses dicen a boca llena que las playas de Huelva son las mejores. Lo afirman con el poderoso argumento que les produce sentirlo de todo corazón, queriendo compartir con palabras cargadas de emoción y felicidad la experiencia vivida al disfrutarlas intensamente. No todos sabrán que la ciencia respalda esa afirmación, porque sí, las playas de Huelva son especiales y no tienen parangón en toda España.

Lo explica a Huelva24 el catedrático de Geología de la Universidad de Huelva Juan Antonio Morales, toda una eminencia en el estudio, durante más de tres décadas, de los procesos geológicos del litoral onubense y las costas de una larga lista de países. «En Huelva hay 120 kilómetros de arena continua. Eso no lo hay en ninguna parte de España», afirma con rotundidad.

«La costa de Huelva es distinta a todas las de España. Tiene arena suficiente en casi todas las playas«, resalta el experto, que añade que «esa excepcionalidad se debe a una causa natural». Detalla que «todas las costas españolas tienen montañas al lado de la costa y el llano se reduce a la zona frontal de las montañas», como ocurre en el norte del país, donde se dan entre tramos rocosos playas de sólo varios cientos de metros de longitud.

La diferencia con otras zonas de España

Por la zona este del país se encuentran la cordillera Costero Catalana, la finalización de la cordillera Ibérica y las Béticas. «Toda la zona del levante tiene montaña y en la zona plana de Castellón o La Albufera de Valencia, que son llanuras costeras, las playas están formadas por sedimentos que van llegando de esa montaña tan cerca de la costa. Es el frente de la rambla. Son playitas cortas y con una arena limitada que debajo tiene potentes afloramientos de roca», comenta Morales.

En comparación con estos litorales «la playa de Huelva es la única de España, ya que no tiene roca bajo los sedimentos actuales. Hay que tener en cuenta que la cuenca del Guadalquivir es la única en España compuesta de sedimentos terciarios arenosos que está en contacto con el mar». Añade que las otras cuencas de sedimentos terciarios son «la del Ebro, que está separada del mar por la franja costero catalana y las cuencas del Duero y la del Tajo están en la meseta».

Imagen - «Nuestras playas tienen todo el sedimento arenoso disponible que quieran porque tienen todo el material de los periodos Mioceno, Plioceno y Pleistoceno para erosionar«

«Nuestras playas tienen todo el sedimento arenoso disponible que quieran porque tienen todo el material de los periodos Mioceno, Plioceno y Pleistoceno para erosionar«

Juan Antonio Morales

Catedrático en Geología de la Universidad de Huelva

De este modo, las playas de Huelva se construyen por el retrabajo de los sedimentos arenosos depositados hace millones de años en la cuenca del Guadalquivir y además tienen el gran almacén de las dunas fosilizadas de etapas geológicas de hace cientos de miles de años. «Nuestras playas tienen todo el sedimento arenoso disponible que quieran porque tienen todo el material de los periodos Mioceno, Plioceno y Pleistoceno para erosionar. Debajo de la arena no hay roca, hay más arena. Es la excepcionalidad de nuestra playa».

Sobre la vecina provincia de Cádiz, el experto explica que desde la desembocadura del Guadalquivir "la geología cambia totalmente porque ya entramos en roca otra vez. Es el margen sur de la cuenca del Guadalquivir, pegado al borde noroeste de la cordillera Bética. El comportamiento es otro porque está compuesto de rocas sedimentarias cementadas por carbonato". Añade que "debajo de las playas de Cádiz hay lajas de rocas ostioneras".

¿Por qué hay diferencias entre las playas onubenses?

Toda la costa de Huelva es muy parecida en sus características naturales, pero presenta diferencias, la principal es que «hay un modelo erosivo en las zonas donde han eliminado el cordón de dunas y han creado paseos marítimos», como Matalascañas, La Antilla y la playa central en Isla Cristina. Por el contrario, donde no hay eliminación de dunas costeras y se han respetado, «hay bastante arena», indica Morales.

"Todas las playas naturales tienen un balance sedimentario positivo menos el tramo entre Mazagón y Matalascañas porque están compuestas de arena más fina. En el resto de las playas solo son erosivos los segmentos que tienen paseos marítimos y destruyeron las dunas", detalla.

Imagen principal - Playas de Matalascañas, Islantilla y La Bota
Imagen secundaria 1 - Playas de Matalascañas, Islantilla y La Bota
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Playas de Matalascañas, Islantilla y La Bota H24

El docente e investigador de la Universidad de Huelva, que ha estudiado en profundidad el litoral onubense, expone que «otras de las principales diferencias están en la pendiente de la playa y las relaciones de tamaño de grano con la ola. La relación de estos factores hace que tengan un comportamiento erosivo todos los acantilados de la playa de Castilla entre Mazagón y Matalascañas, si no fuera erosivo no existiría el acantilado».

El resto de playas tiene «un comportamiento acumulativo», como Punta Umbría, Mazagón -que tiene una parte erosiva y otra acumulativa a causa del Espigón Juan Carlos I- Isla Canela, Isla Cristina entre la Punta de la Gaviota y la playa Central y las de los términos municipales de Lepe y Cartaya, entre otras . «A lo mejor con el cambio climático comenzamos a tener un cambio de tendencia», augura.

Los dos ciclos de la playas

Juan Antonio Morales viene también a desmontar el mito de que las playas pierden arena y asegura que se trata de «una cuestión de simple percepción». Para llegar a esta afirmación explica que lo que igual más personas no conocen es que las playas cuentan con dos ciclos que se reparten a lo largo del año.

Hay un ciclo de tormenta o de temporales, que se da entre octubre y hasta los meses de abril-mayo, en los que «la playa es erosiva». En este periodo, «toda la arena de la parte alta de la playa circula hacia zonas más profundas. Al final de este periodo es cuando la gente percibe que se ha perdido arena porque la playa seca es más estrecha».

Imagen principal - Playa de Parador de Mazagón y de las Dunas del mismo núcleo costero
Imagen secundaria 1 - Playa de Parador de Mazagón y de las Dunas del mismo núcleo costero
Imagen secundaria 2 - Playa de Parador de Mazagón y de las Dunas del mismo núcleo costero
Playa de Parador de Mazagón y de las Dunas del mismo núcleo costero M. A. F.

Posteriormente, de mayo a septiembre esa arena retirada «vuelve a la zona alta de la playa por el oleaje de buen tiempo, que va cogiendo la arena de las zonas profundas y la va subiendo hacia la zona alta de la playa haciendo migrar hacia tierra las barras que separan el mar de nuestro querido charquito».

De este modo, hasta hace poco las playas onubenses han estado «estupendas», en su mejor momento del año y a partir de ahora comienzan otro ciclo.

«El sector turístico quiere tener la playa perfecta en Semana Santa y en ese momento es imposible porque estamos todavía en época de temporales»

«El sector turístico quiere tener la playa perfecta en Semana Santa y en ese momento es imposible porque estamos todavía en época de temporales», expone Morales. Un problema añadido es que con el cambio climático esa franja de temporales continúa cada vez más frecuentemente en mayo e incluso junio. Insiste en que «queremos tener playa cuando no corresponde y a finales de septiembre es cuando mejor está, pero ya volvemos al cole porque hace menos calor y más viento».

Gestión de las zonas costeras

Este experto ha estudiado las costas de países de todos los continentes del mundo y ha sacado sus conclusiones. «Se debería hacer un modelo de gestión de la costa donde al menos estuviera representada y que se tuviera en cuenta la opinión de todos los sectores implicados, pero eso no se hace en ninguna parte del mundo», lamenta.

Comenta que en la gestión integral de zonas costeras se parte de la base de que en la costa es «un ecosistema vivo donde ocurren unos procesos naturales», pero se tiene también en cuenta que hay un interés humano porque hay una serie de usos de la costa: industriales, turísticos y sociales. Morales cree que «si quieres tener bien la costa lo ideal es que se sentaran en la misma mesa los científicos que conocen esos procesos naturales, tanto geológicos como biológicos, y evidentemente los economistas, los que conocen los procesos sociales, así como todos los colectivos que tienen un interés en ella».

El experto menciona el caso de Estados Unidos, que tiene unas recomendaciones para la gestión costera a las que cada estado «puede adherirse o no y sí lo hace aplicar las recomendaciones o no, porque no hay ninguna obligación». De hecho, asegura que hay 36 estados adheridos y «ninguno de ellos ha generado leyes que obliguen a los gestores a tener en cuenta ese modelo de gestión». Lo mismo ocurre con Australia.

Playa de Mazagón, con el espigón Juan Carlos I al fondo M. A. F.

En el caso de la Unión Europea, para los temas más importantes como los hábitats o el agua, se establecen unas directivas para los países miembros, un marco que condiciona sus leyes nacionales. Sin embargo, «en cuestión costera sólo hay una recomendación, nada de directiva y los países ignoran estas recomendaciones. Ninguno tiene que forzar sus leyes para que se adapten y obliguen a ese modelo de gestión». De esta forma en España la gestión costera se aborda en forma de «parches» que van intentando solucionar los problemas locales de erosión que van surgiendo, pero sin abordar los problemas de una forma global y satisfactoria para todas las partes implicadas.

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